No vivirá mucho quien no vea si los partidos fueron capaces de dejar atrás el expediente de confrontación para impulsar un nuevo IFE, fincado en el consenso, capaz de enfrentar la tormenta que viene
Roberto Rock, “Expedientes abiertos”, El Universal, 10 de diciembre.
Luego de la poco clara descalificación del periodista y ex consejero electoral del IEDF, Eduardo Huchim, de la ofensiva pasarela y hasta de las agresiones verbales que debieron soportar aspirantes como María de los Ángeles Fromow y María Marván —esta última incluso decidió declinar a su aspiración en un lance de dignidad—, y de la guerra declarativa que PAN, PRD y PRI han intercambiado en torno a las figuras del ministro Genaro Góngora Pimentel y el ex consejero Mauricio Merino, queda clara la poca seriedad con la que serán seleccionados los tres nuevos consejeros del IFE.
Más aún, una vez que de casi 500 aspirantes se llegó a una selección de sólo 39, se confirma que cada uno de los tres grandes partidos logró meter a ese selecto grupo a entre 10 y 12 de sus preferidos, en su mayoría con experiencia en la academia —especialmente en la Ciencia Política—, por un lado, y en la materia electoral, por el otro. Incluso se podría decir, con un estrecho margen de error, que de los 39 finalistas casi cualquiera de ellos cumple a cabalidad con el perfil requerido, si es que nos atenemos a sus cartas credenciales en la materia
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 11 de diciembre.
Dice Emilio Gamboa que la elección de consejeros será por “acuerdo político” y no por la calificación que obtuvieron los candidatos. Las entrevistas, la experiencia y las currículas no lo son todo, ya que algunos de los diputados encargados de evaluarlos utilizaron el veto y el revanchismo, al grado de que Juan Guerra advierte, si el PAN y el PRI acuerdan vetar a Genaro Góngora como presidente del Consejo General del IFE, quedarían dos alternativas, reventar los acuerdos o irnos con unos consejeros de “medio pelo”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 12 de diciembre.
Aun así, a pesar del veneno derramado, el episodio de la semana pasada puede tener un efecto todavía peor: que la integración de los tres nuevos consejeros se convierta en el pretexto para dinamitar el consenso que tan laboriosamente fue construido a lo largo de un año y que arrojó una reforma extraordinaria por su naturaleza y consecuencias.
Creo que justo en estos días críticos debe ponerse por delante lo fundamental: que el cambio electoral representa un nuevo modelo para la competencia política de México, un modelo menos costoso, menos largo, más civilizado, equitativo y al final, más proclive a la gobernabilidad: un modelo de competencia por el poder que le urge a la República.
¿Y cuáles son las coordenadas esenciales de ese nuevo modelo? ¿Las que imaginó el PAN? ¿Las que provenían del PRI? En modo alguno: fue el PRD el partido que puso el sello decisivo a esta reforma, fue su agenda, sus temas, sus reclamos los que cincelaron el cambio que está a un tris de aprobarse.
Ricardo Becerra, Crónica, 12 de diciembre.
Lo que mal empieza mal acaba. Y así parece que terminará mañana jueves la designación de los tres nuevos consejeros electorales del Instituto Federal Electoral (IFE) por parte de la Cámara de Diputados. Una vez aplicado el cuarto filtro, no exento de denuncias y acusaciones por parte de legisladores y algunos contendientes que fueron descalificados, la comisión de Gobernación entregó a la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, para su análisis, la lista de los 39 aspirantes finalistas a consejeros electorales del Instituto Federal Electoral, de la cual surgirán este jueves —por votación secreta del pleno— los tres nuevos funcionarios electorales, incluido la o el presidente del IFE, quien ocupará la silla vacante de Luis Carlos Ugalde.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 12 de diciembre.
Los diputados llegaron hasta el último momento enfrentados por la selección de los tres nuevos consejeros del IFE, incluido su presidente, por lo que la atención se centra en quienes serán los finalistas. El PAN insistía hasta anoche en vetar al ministro David Góngora Pimentel, por la supuesta amistad con López Obrador.
Lo único que estaba claro es que el PRD no quería que sucediera lo mismo que hace cuatro años, en donde se abstuvo de apoyar la integración del Consejo General del IFE, mientras que priistas y panistas avalaron a los tres que hoy serán relevados.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 13 de diciembre.
Las opciones que los diputados federales tienen para elegir con sentido común son, para fortuna de muchos, suficientes y amplias. La depuración de candidatos que las comisiones legislativas hicieron debe ser reconocida plenamente, pues lograron eliminar a una buena parte de quienes, desde una posición cínica o ingenua, pretendieron asumir una responsabilidad que no les corresponde. Los 39 candidatos son todos adecuados, por más que algunos pretendan denunciar pasados obscuros o cobrar afrentas personales y de partido. Debemos, por ello, dar ya un voto de confianza a los legisladores.
Pese a ello, el ciclo debe completarse adecuadamente, si no queremos entrar nuevamente en un juego de irracionalidades y personalismos. De ahí que valga la pena correr el riesgo de hacer un par de sugerencias a quienes a lo largo de esta mañana deberán dar su aprobación a alguna de las ternas que se formen para elegir a los consejeros electorales:
Si la experiencia ha de servir de algo, bien vale decir que los señores diputados deben reconocer que las filiaciones institucionales marcan irremediablemente a las personas. Designar nuevamente como consejeros a personalidades provenientes de la misma institución académica de la que provino el desafortunado Ugalde puede ser un craso error, una reincidencia grave. Ni qué decir si tales personalidades muestran rasgos de excesivo protagonismo y una obsesión desmedida por el poder. Un buen académico no es necesariamente un buen funcionario electoral. Woldenberg es la excepción que confirma con plena justicia la regla.
José Sosa, Crónica, 13 de diciembre.
Luis Carlos Ugalde les echó la sal. El ex presidente consejero podrá dedicarse a dar conferencias sobre las elecciones limpias y llevar una vida sibarita gracias a su jugoso retiro. Los perredistas, en lugar de estar contentos con la reforma están dándose hasta con la cubeta, ante la mirada atónita de los ciudadanos que pensarán muy bien las cosas antes de votar otra vez por ellos.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 13 de diciembre.
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