LUIS CARLOS UGALDE ANTES DEL 13 DE DICIEMBRE. 1. LA SALIDA.

Los primeros treinta comentarios sistematizados, 25.21% de un total de 119, se refieren al desempeño de Luis Carlos Ugalde al frente del Instituto Federal Electoral. Adicionalmente, se refieren a algunas actividades realizadas por el todavía Consejero Presidente y, finalmente, los menos aluden a la liquidación que recibirá al salir del Instituto.

Luis Carlos Ugalde emplea sus últimos días en el IFE a despedirse del personal, mientras le preparan un jugoso cheque de retiro. ¿Qué le depara el futuro? Participaron en la encuesta de esta semana 3 mil 483 personas. Treinta y siete por ciento opina que la profesora Elba Esther Gordillo le dará una nueva chamba; 27 por ciento supone que Felipe Calderón lo incorporará a su gabinete; 22 por ciento cree que se va desprestigiado y le será difícil hallar acomodo, y 10 por ciento anticipa que volverá a la actividad académica, tiene una plaza en el CIDE
Enrique Galván Ochoa, “Dinero”, La Jornada, 6 de octubre.

Por el contrario, en la sombra de la plaza nacional, con los tendidos ya vacíos y ninguna prenda, ni un clavel en la arena llena de cojines, Ugalde tiene frente a sí una última actitud: me voy satisfecho y con la conciencia de haber cumplido con la ley.
¡Lástima! Hay cargos en los cuales cumplir con la ley no es suficiente. Se debe cumplir también con la política. El IFE de hoy no le produjo al país certezas definitivas sobre el proceso electoral (ni sobre sus antecedentes) y las consecuencias las pagamos cada día con los titubeos e incomprensibles actitudes de un presidente débil de origen. El más débil (electoralmente hablando) de nuestra historia.
Rafael Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 8 de octubre.

Entre los candidatos a competir por el primer lugar en la categoría del político mexicano más patético se encuentra Luis Carlos Ugalde, el todavía consejero presidente del IFE. Increíblemente para una persona de su linaje académico, Ugalde nunca entendió su papel dentro del instituto electoral y confundió, todavía hasta hoy, que aunque el IFE es por definición un organismo administrativo —de elecciones—, el Consejo General, por el impacto y trascendencia de sus decisiones, es un cuerpo político. No sólo eso. Paradójicamente para una persona cuya falta de carácter llevó al IFE a su peor momento político en su joven historia, en el epílogo de su agonía está acumulando vergüenzas ajenas.
Ugalde parece desencajado de la realidad que lo rodea. Aparentemente distanciado del resto de los consejeros, está realizando giras de despedida por todo el país, recorriendo los fines de semana diferentes regiones, buscando entrevistarse con los principales medios de comunicación de cada ciudad importante que toca, y preparando una batería de artículos para la prensa, donde quiere analizar la reforma electoral que lo va a poner en la calle, probablemente el próximo mes. Vanidoso como nadie previamente en su cargo, no habría que descartar sorpresas megalomaniacas para dejar impresa la huella por una institución cada vez más alejada de él
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente personal”, El Universal, 12 de octubre.

He oído cinco razones “políticas”, ninguna legal, por las cuales el IFE debía ser decapitado: porque Ugalde es antipático, porque no defendieron bien la elección, porque cometieron errores de comunicación, porque perdieron la confianza de los jugadores, porque son muy malos políticos. / Si esas son causales de remoción en el IFE, deberían quedar escritas con claridad en la ley, para que nadie se llame a engaño.
Sólo imaginar esa ley la ridiculiza. Debería decir que es obligación legal de consejeros y presidentes del IFE: 1. Ser simpáticos. 2. Defender bien las elecciones de los ataques de los partidos. 3. No cometer errores de comunicación. 4. No perder la confianza de los partidos perdedores. 5. Ser buenos políticos.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 12 de octubre.

Ugalde no se ha dado cuenta de que, políticamente, apesta. En varios eventos celebrados en las últimas semanas —parece ser el único actor político que tiene tiempo para ir a todos—, se le ha visto aislado. Dos personas en diferentes celebraciones coincidieron en narrar, como anécdota, que en algún momento en que cruzaron miradas a lo lejos y sonrieron educadamente, más tardaron en notar su soledad que él dirigirse como rayo hacia ellas para hacerles plática. A diversos periodistas con quienes se ha reunido, les ha preguntado lo mismo: “¿Cómo puedo irme mejor?”
No puede. Los momentos políticos correctos para hacerlo, los dejó ir, como también los dejaron escapar el resto de los consejeros. Al insistir en que no podía removerlos el Congreso, enfatizando al infinito el carácter administrativo del IFE, fueron ciegos para reconocer, autocríticamente, que políticamente habían quedado inhabilitados para administrar cualquier elección futura. El momento de los consejeros se les fue en las vísperas de la votación de la reforma electoral, cuando inclusive algunos legisladores se le acercaron a Ugalde para estudiar las mejores formas de su salida. Se les volvió a ir una menos afortunada al aprobarse la reforma. Hoy, lo que hagan o dejen de hacer, para efectos de salvar su imagen, es irrelevante. Pero lo que sigan haciendo para mantenerse vigentes, como lo está haciendo plañideramente Ugalde, sólo está añadiendo tierra sobre la tumba de este Consejo General
Raymundo Riva Palacio, “Estrictamente personal”, El Universal, 12 de octubre.

Que, siguiendo en el tema, el consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, sí recibió la invitación de los legisladores y prevé asistir el lunes a la Cámara de Diputados para atender las primeras consultas sobre la reforma al código electoral.
“Trascendió”, Milenio, 13 de octubre.

Parece una broma de humor negro, pero es verdad.
La subcomisión redactora de la reforma del Estado invitó a Luis Carlos Ugalde a que exprese su opinión sobre la reforma electoral que le cortó la cabeza.
Quienes fueron acusados por el todavía presidente del IFE de vulnerar la autonomía del Instituto, invitan a su casa a su víctima.
Lo más curioso es que la víctima aceptó estar este lunes con sus verdugos.
Diga lo que diga, de todos modos tendrá que dejar su oficina antes de que finalice el año.
Y aún así hay legisladores que en serio creen que esa reunión tiene sentido.
Pepe Grillo, Crónica, 14 de octubre.

Luis Carlos Ugalde, con los guantes bien atados, va hoy a la Cámara de Diputados como invitado del presidente de la Comisión de Gobernación, el diputado neopanista Diódoro Carrasco en el marco de la discusión sobre la reforma del Estado y las leyes secundarias, como la electoral. Los perredistas le harán el vacío. “Ya está de salida el señor. No vamos a ir. No queremos echarle leña al fuego”, precisó Valentina Batres, quien ya tiene fama de encabezar las protestas del grupo más radical de su bancada
“Frentes Políticos”, Excélsior, 15 de octubre.

EN EL CONGRESO no paran por sustos y disgustos.
EL SUSTO se lo llevaron algunos legisladores cuando ayer vieron llegar a Luis Carlos Ugalde, el ya casi ex presidente del IFE.
NADIE ENTENDIÓ por qué el diputado Diódoro Carrasco tuvo la ocurrencia de invitarlo a opinar sobre la reforma electoral que lo va a dejar sin chamba en los próximos días.
EL DISGUSTO se dio entre los coordinadores de San Lázaro cuando el panista Héctor Larios propuso un punto de acuerdo para condenar e investigar el derribamiento de la estatua de Vicente Fox en Boca del Río, Veracruz.
CUENTAN QUE los integrantes de la Junta de Coordinación Política pararon en seco a Larios y se pusieron a hacer cooperacha para levantarle un monumento ¡por imprudente!
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 16 de octubre.

Luis Carlos Ugalde prácticamente se quedó solo en el IFE. La semana pasada, cuando arrancó su gira por Washington y Nueva York, los hombres claves de su equipo renunciaron en su ausencia. Su secretaria privada Karla Ramos; la coordinadora de agenda Érika Delgado; los asesores Víctor Hernández y Leticia Ramírez; el secretario particular Alejandro Ríos y el coordinador administrativo Óscar Pérez Chacón dijeron adiós. Las renuncias serán a partir del último día de octubre, pero los dos últimos, nos cuentan, ya trabajan en Bansefi. Por cierto, Ugalde fue invitado a Argentina para participar como observador en los comicios de hoy… veamos si la prensa no le hace el fuchi y también lo deja solo, como ya sucedió en Washington
“Bajo reserva”, El Universal, 28 de octubre.

No habrá milagro guadalupano para el consejero presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde. El 12 de diciembre será la fecha límite para que los diputados designen a su sucesor, de acuerdo con el calendario establecido por la Reforma Electoral. La nueva ley, que contiene reformas constitucionales, será publicada el próximo 12 de noviembre en el Diario Oficial, de acuerdo con informaciones obtenidas por este reportero.
A partir de su promulgación, los diputados tienen 30 días contaditos para nombrar al nuevo titular del Consejo General del IFE. Otros dos consejeros, cuyos nombres se mantienen en reserva, deberán salir con Ugalde.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 7 de noviembre.

Paradójicamente, esa mala solución fue producto de las declaraciones de Ugalde en el sentido de que la renovación anticipada del IFE implicaría reconocer “que hubo fraude electoral”. Dicha sentencia no logró que los panistas lo mantuvieran a él en el cargo, pero sí les picó la piel lo suficiente como para llevarlos a pensar que, de aceptar la sustitución total del Consejo, sería un reconocimiento más contundente de que algo estuvo mal en el IFE (y en la elección), que si se mantuviera a algunos consejeros hasta el final. Fue pues el PAN quien exigió que la remoción de consejeros se diera de esa forma tan disfuncional, gracias al pataleo de Ugalde (a quien por ello deberán agradecer los consejeros que se queden hasta 2010). El caso es que la renovación de consejeros no estará exenta de jaloneos y cuestionamientos, incluso quizá jurídicos.
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 9 de noviembre.

Mientras tanto, aprovechando la cercanía con la zona de hospitales, una ambulancia entró hace unas horas al sureño Instituto Federal Electoral para atender a Luis Carlos Ugalde, consejero presidente de este anegado instituto.
Su caso no es grave pero de acuerdo con el diagnóstico presentar una severa inflamación diafragmática originada por un prolongado acceso de hilaridad y carcajadas.
Dicho de otra manera, Ugalde se está muriendo de risa.
Rabel Cardona, “El cristalazo”, Crónica, 11 de noviembre.

Y luego, la declinación se aceleró a través de la actuación errática, protagónica y desmedida del Consejero Presidente Luis Carlos Ugalde (2003-2007) y deslucida de la mayoría del resto de los Consejeros. Repruebo la forma en que el Constituyente Permanente, siguiendo la línea de las dirigencias de algunos partidos en el Senado y la Cámara de Diputados, decidió deshacerse de dos Consejeros y el Presidente del Instituto, aunque es claro también que Ugalde volvió indefendible su posición política personal. En el proceso, sin embargo, lo que se perdió fue la autonomía del IFE que, en un contexto, pelearon algunos Consejeros Ciudadanos entre 1994 y 1996, algunos partidos ese año, y, en otro contexto, la mayoría de los Consejeros Electorales entre 1997 y 1999 principalmente.
Emilio Zebadúa, “Observatorio Global”, Crónica, 12 de noviembre.

A confesión de Ugalde, relevo de pruebas: “Si el Congreso aprueba la remoción de los consejeros electorales estaría aceptando que, políticamente hablando, hubo fraude electoral en 2006, porque no se podría entender de otra manera por qué tenemos que irnos cuando hemos cumplido de manera legal con nuestra responsabilidad”, dijo el presidente del IFE, según nota de Alonso Urrutia publicada en La Jornada el pasado 29 de agosto
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 15 de noviembre.

Ayer, Luis Carlos Ugalde, consejero presidente del IFE, lamentó: "La remoción ‘no explicada’ (?), desde un punto de vista legal de los consejeros, es un mal precedente para la vida institucional del país", declaró al término de su participación en la inauguración del seminario Avance tecnológico y e-democracia, efectuado en el IFE.
Um, dicen, ¿pues cómo quiere que se lo expliquemos?, no sabemos si es medio cínico, medio ingenuo, o...
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 22 de noviembre.

Si en algo tiene razón el casi ex presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, es cuando lamenta la remoción “no explicada” de los consejeros electorales. El atorón a la transición democrática comenzó cuando los priistas derrocaron a la cabeza electoral, con la complicidad de perredistas, quienes así se cobraron la factura del 2 de julio de 2006 y sorpresivamente avalados por los panistas, quienes canjearon la cabeza de Ugalde a cambio de alcanzar las reformas ordenadas desde Los Pinos.
Sin embargo, la voracidad política del PRI, el PAN y el PRD los llevó a las tentaciones dictatoriales. Y no se trata de cuestionar que los partidos nombren a esos consejeros, porque así ha sido siempre. Lo antidemocrático es que, por encima de la autoridad de los consejeros del IFE, se imponga a un contralor que será nombrado directamente por los partidos.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 27 de noviembre.

Partidocracia y candidatos arrasadores por gracia del billete fueron los dos clavos que martilló ayer Luis Carlos Ugalde en su último informe como consejero presidente del IFE, del que sale a remolque por el cambio constitucional almidonado en San Lázaro y al que consideró negativo en tanto no amplíe los derechos ciudadanos. Afuera se escuchaban Las Golondrinas
“Frentes Políticos”, Excélsior, 29 de noviembre.

Cuenta la leyenda que en algún momento del 12 de septiembre sonó el teléfono, era una llamada de la Cámara de Diputados, para más señas de la oficina del jefe de la bancada del PRI.
Roberto Madrazo Pintado escuchó con atención el mensaje que le daban en ese instante. Se había aprobado en comisiones no sólo el dictamen de las nuevas reformas constitucionales en materia electoral, sino la salida del IFE de Luis Carlos Ugalde.
"Servido, señor, se hizo justicia", escuchó el tabasqueño.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 29 de noviembre.

Luis Carlos apenas podía contener la emoción. “¡Y cómo no voy a estarlo, carajo, si es una institución que te arropa, que te cobija”, nos confesaba ya en la intimidad de sus oficinas. Minutos antes había terminado la sesión del Consejo. Su último discurso fue una voz de alerta: cuidado con la partidocracia.
-¿Ve riesgos de que se produzca este fenómeno?, le preguntamos.
Sí, hoy el riesgo es que los partidos, como nuevos actores influyentes de la vida política, puedan, desde el Congreso, colocarse como quienes gobiernan sin tener contrapesos. Los ciudadanos y las instituciones pasan a segundo término. Me parece que a eso, en México y en el mundo, se le conoce como partidocracia, repuso.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 29 de noviembre.

Cuando Ugalde se enteró de que estaba sentenciado a salir del IFE antes de que concluyera su tiempo legal, lanzó una especie de maldición. Advirtió que si lo corrían -como ocurrió- los partidos estarían reconociendo que hubo fraude.
Con riesgo de equivocarse, los chamanes consideran que fue un pésimo acuerdo anticipar la salida de Ugalde, porque no pueden los jugadores correr al árbitro sólo porque no están de acuerdo con su arbitraje.
Pero tampoco pueden soslayarse los errores en los que cayó el propio Ugalde, y que motivaron que tomaran fuerza las versiones de que sucumbió a la presión de los poderes fácticos del país para evitar que llegara López Obrador a Palacio Nacional.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 29 de noviembre.

Luis Carlos Ugalde se va echando tiros del Instituto Federal Electoral. Vaya, se va disparando contra el ex candidato presidencial de la coalición Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, y los perredistas Horacio Duarte y Gerardo Fernández Noroña. Los acusó de crear una “mentira histórica” que será derrumbada por el tiempo.
¿Y qué ocurre en las instalaciones del órgano electoral, ahora que le quitaron la silla a don Luis Carlos?, se preguntará usted. La incertidumbre campea entre los consejeros y sus colaboradores, nos cuentan
“Bajo reserva”, El Universal, 30 de noviembre.

La impudicia de la Corte se da mientras el todavía presidente del IFE, Luis Carlos Ugalde, cree llegado el momento de comenzar a repartir culpas por el desastre histórico que él organizó y convalidó. Los ciudadanos Fox y López Obrador “iniciaron una serie de acusaciones mutuas que llevaron al país a un contexto de enorme conflicto que no merecíamos”, dice el licenciado Ugalde, como si todo se redujera a un pleito de tortillería o como si uno de esos “acusadores” no fuera el presidente de la República y el otro un candidato a la sucesión. Pa’ qué andan diciéndose de cosas ambos dos uno al otro, podría ser la conclusión doctoral que explicara lo sucedido en 2006. El nuevo gurú académico, Ugalde, también dijo que las reformas electorales en curso se hicieron como quien actúa a partir de la cruda de la fiesta de una noche anterior. También lamentó que, al pretender acallar a los empresarios, se impida que campesinos, indígenas y trabajadores se puedan expresar (¡oh, ¿qué harán esos potentados con los centenares de millones de pesos que ya no podrán usar para difundir sus puntos de vista electorales?!).
Julio Hernández López, “Astillero”, La jornada, 29 de noviembre.

No deja de ser irónico que el producto más acabado de la partidocracia en el IFE, Luis Carlos Ugalde, al despedirse nos haya alertado sobre los peligros de… la partidocracia. ¿No se enteró Ugalde de que su nombramiento en 2003 fue resultado, como nunca antes, de un acuerdo cupular partidista? ¿No se fijó que fue propuesto por Elba Esther al PAN como carta de negociación con el PRI para empujar la complicada reforma fiscal que se avecinaba? ¿No se percató de que varios otros de sus compañeros consejeros, los que propuso el PAN, lo fueron por el equipo de Felipe Calderón en el Congreso (incluida Margarita Zavala)? ¿Nadie le comentó que, al perder el consenso, el IFE se hacía más vulnerable frente a los partidos (como ahora lo está comprobando en carne propia)? ¿No se dio cuenta de que en 2003 fue el momento culminante de la partidización del IFE? ¿Será que en aquel entonces apenas entraba al cargo, con su alta remuneración y jugosas prebendas, y por ello no se percató de todo eso? ¿Y que ahora que se ve obligado a irse por la puerta de atrás, detecta perfectamente los ancestrales riesgos de la partidocracia?
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 7 de diciembre.

Los diputados decidieron decapitar al IFE. No esgrimieron un solo argumento consistente. El procedimiento normal hubiese requerido un juicio político. Semejante posibilidad jamás fue considerada. No había elementos para hacerlo. Por eso se recurrió a la reforma. Pero las cosas no terminaron allí. Los consejeros han sido maltratados y humillados. Sólo tres de ellos permanecerán en sus puestos. Los demás se irán. Tres ahora y tres más el próximo año. A todos los tienen en capilla. Ninguno sabe en definitiva cuál será el veredicto. Los motivos que guían la destitución de unos y la permanencia de otros son subjetivos. Luis Carlos Ugalde es el único que se ha sabido sentenciado desde el inicio. Cometió el pecado de presidir el instituto. El espectáculo ha sido lamentable. Uno se pregunta dónde está el decoro del resto de los consejeros. Todos debieron haber presentado su renuncia. Y no por solidaridad con el presidente del IFE, sino por dignidad propia.
Jaime Sánchez Susarrey, Reforma, 8 de diciembre.

Los compadrazgos también marcan. Luis Carlos Ugalde pudo haber sido consejero del IFE en 1996. El PRI lo impulsaba pero su cuota de candidatos ya se había excedido, por eso retiró su nombre. Ironías de la burocracia electoral: Merino propuesto por el PRI en 1996 impidió el paso de Ugalde entonces; ahora, Merino aspira a sustituir al defenestrado Ugalde.
¿Y cómo llegó Ugalde al IFE años después? Además de sus méritos académicos pesaron dos amistades: Miguel Ángel Jiménez, el líder del Panal, y Fernando González, actual subsecretario de la SEP. Por ello la maestra Gordillo no puso objeciones cuando participó en esa decisión: el amigo del dirigente de su partido, el Panal, y también amigo de su yerno, era el candidato a presidir el IFE.
Amistad que no se refleja en el presupuesto es pura demagogia. Esa máxima de la política mexicana bien podría obviarse en la designación de los nuevos consejeros.
Roberto Zamarripa, “Tolvanera”, Reforma, 10 de diciembre.

El próximo profesor de Harvard y hasta hoy Presidente Consejero del IFE, reconoce que la nueva ley contiene retrocesos que hacen menos independiente al Instituto, pierde autonomía, además, insiste en que sobre derechos de la información, hay cuestiones que son muy difíciles de implementar y que podrían generar otro tipo de problemas a futuro.
No deja pasar Ugalde, la critica a los partidos políticos, desde hace 15 años, han actuado más que con sentido crítico, lo hacen en función de cierto temperamento, en dirección de la última multa que les haya aplicado el IFE, y de la forma en como accedió o rechazó a un partido. Todavía sacan a relucir agravios de hace cuatro años y lo hacen para presionar y hasta para chantajear. Hasta anoche, los coordinadores del PRD, PAN y PRI no llegaban a un acuerdo, estaban entrampados con una lista de cuatros personajes. Unos vetando a algún prospecto y apoyando al que consideran “como de su establo”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 13 de diciembre.

No esperó mucho Luis Carlos Ugalde para tomar revancha del PRD, el partido que según el ex presidente del Consejo General del IFE inventó la “mentira histórica” del fraude electoral en la elección presidencial del 2006. La resistencia perredista y los intereses a mediano plazo de PAN y PRI le costaron la cabeza a Ugalde, quien tuvo que salir por la puerta de atrás del IFE, pues los jugadores le retiraron la confianza al árbitro.
De manera paradójica y cruel, la reforma electoral, cuyo primer resultado fue el despido de Ugalde, se convirtió en una victoria pírrica para el PRD, pues si bien este partido vio concretadas muchas de sus demandas más sentidas, la reforma dio lugar a desencuentros internos que lo tienen al borde de la ruptura. Se están generando agravios que tardarán años en sanar. En lugar de levantarse de la mesa con sus ganancias, los perredistas se han enfrascado en otro de sus pleitos internos para deleite de Ugalde y de los otros partidos que ven cómo el colosal contendiente del 2006 se transformó en un ratón iracundo.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 13 de diciembre.

Luis Carlos Ugalde niega que vaya a recibir una indemnización cercana a los 10 millones de pesos, por el trabajo realizado estos años en el IFE. En el equipo de la Presidencia nos aseguran que la cifra no rebasa los dos millones 500 mil pesos, la cual no es nada despreciable, pero lejana a la que han señalado algunos adversarios del Presidente Consejero.
Y en el IFE, nos comentan que hay muchas cosas que tienen que cambiar, como es el hecho de que no se justifica el “pago de trabajo no realizado”, es decir, cómo es posible que tengan una prestación que no existe en ninguna oficina de gobierno, pues dejan el empleo con tres meses de liquidación más doce días por año. Esto demuestra el altísimo costo de la democracia mexicana. Además de los excesivos viáticos y muchos otros gastos suntuarios.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 13 de diciembre.

Por concepto de sueldo en cuatro años como consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), más lo que le corresponde de liquidación, Luis Carlos Ugalde sumará cerca de diez millones de pesos en percepciones.
¿Q-quéee?...
Así es. Ugalde concluye hoy su cargo como consejero presidente del IFE, y la Cámara de Diputados habrá elegido ya a su relevo. / Pero Luisito se va con la friolera de dos millones 200 mil pesos en la bolsa, como pago de compensaciones y prestaciones por dejar el organismo; siete millones por concepto de sueldo de los cuatro años que trabajó en el Instituto, y un piquito aquí y allá, y total que eso suma ¡casi diez millones de pesos!, y eso sin contar las prestaciones de alimentación, viáticos, viajes, automóvil, chofer y personal de seguridad.
Los otros dos consejeros que junto con Ugalde se irán del IFE, recibirán lo mismo como liquidación...
¡Órale!, dicen, se sospechosea que eso es como ¿un pago, una gratificación?
¡Es que en un país con tantas carencias económicas no es posible, es una burla!, o a la mejor sí que se lo merece... su "brillante" desempeño en las elecciones del 2 de julio 2006..., ¡no tiene precio!
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 13 de diciembre.

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