Se acabaron los “blofeos” y las cartas ocultas. Tras varios días de una sui géneris pasarela en San Lázaro —que por momentos parecía más una feria del empleo o convocatoria para un reality show—, unas horas antes de vencer el plazo para la inscripción, acudieron a registrarse los aspirantes cuyos nombres sí entrarán en la negociación final de los partidos políticos para definir a los tres nuevos consejeros del IFE, incluido el presidente del organismo.
En lenguaje coloquial podría decirse que ayer se inscribieron “los buenos”, los aspirantes que llevan, abierta o veladamente, apoyos de las tres bancadas del Congreso que tomarán la decisión. De casi 300 “suspirantes” que se habían anotado en semana y media y hasta la tarde de ayer a las 19:00 horas, la cerrada lista de los “elegidos” que pasarán a la “revisión final” en la Junta de Coordinación Política llegará a los 10 ó 15 candidatos
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Universal, 1º de diciembre.
Hombres ajenos al proceso de selección de los consejeros electorales han tomado un papel fundamental en el palomeo de los candidatos al primer relevo de tres puestos en el IFE. En este espacio le damos los nombres de los promotores de tres aspirantes que podrían ocupar la presidencia del órgano y dos asientos en el consejo general.
Nos cuentan que el próximo dirigente del PAN, Germán Martínez, con el apoyo de la casa presidencial, ha estado detrás de la promoción del doctor Mauricio Merino. En el otro extremo, el ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador ha hecho lo suyo para empujar al ministro de la Suprema Corte de Justicia Genaro Góngora Pimentel, quien además tiene el visto bueno de Guadalupe Acosta Naranjo, secretario general perredista. El senador priísta Manlio Fabio Beltrones, con su grupo parlamentario, respalda la polémica candidatura de Jorge Alcocer. Así está este juego y refuego en el Congreso, nos explican
“Bajo reserva”, El Universal, 3 de diciembre.
La batalla política convertirá esa sombra de sospecha en prueba de cargo contra la legitimidad del gobierno. La opinión pública mexicana conoce bien el camino de la sospecha. Antes de que pase mucho tiempo, la sospecha de irregularidad se convertirá en acusación y aceptación generalizada de fraude.
Nadie podrá volver atrás, decir que la elección fue limpia, pues incluso los ganadores han concedido implícitamente que no lo fue.
No parece haber esa idea en los ganadores. Quizá tienen razón, quizá son los hechos del gobierno y no las dudas sobre su origen lo que da legitimidad.
Pero los hechos de ningún gobierno lo ponen a salvo de fracasos y coyunturas adversas. En esos momentos de crisis, inevitables para cualquier gobierno, los valores intangibles de la legitimidad se vuelven de granito, y resultan un piso firme o una losa.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 3 de diciembre.
A partir de hoy, los 120 afortunados que pelean tres posiciones, nos explican, tendrán una entrevista que será televisada y serán “examinados” por Rogelio Carbajal, Valentina Batres, Amador Leal y Manuel Portilla. Total que entre la mayoría de aspirantes, sus nombres pasarán pronto al olvido, ya que los tres seleccionados, cuentan con la garantía de sus respectivos padrinos de ser incluidos dentro del nuevo Consejo General y uno de ellos se convertirá en Presidente del Instituto.
Felipe Calderón encabezó el sábado pasado el primer año de haber tomado posesión, en un acto sencillo, en donde aprovechó para hacer sentir que su gobierno está enfocado con determinación a transformar el país y reiteró que al igual que hace un año, “me queda muy claro que la mayor amenaza para el futuro de México es la inseguridad pública y la acción del crimen organizado”.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 3 de diciembre.
La designación de los primeros tres consejeros huele a cuota de poder de los partidos. Lo de siempre, pero con la farsa de que los mortales compiten a las puertas del Olimpo para placer de los dioses.
Resulta ilógico que de la nada, sin compromiso con el poder que los va a designar, surjan los tres consejeros de reemplazo por el golpe de mano de los institutos políticos al IFE.
Casi 300 aspirantes serán examinados en reuniones abiertas al público y televisión, para que los dioses de San Lázaro elijan a tres. Hasta ahí será farsa. La tragedia empezará cuando los nuevos consejeros intenten su autonomía de los que mandan en el sector electoral: los partidos.
Juan Arvizu, “Vitral Político”, El Gráfico, 3 de diciembre.
El daño crece por el desaseo del proceso de la elección de los consejeros sustitutos, la calidad de zombies en que quedan los demás consejeros y la sombra del contralor que controlará los dineros y desempeños de la institución, personaje nombrado también por el Congreso.
La herida en la legitimidad de los poderes derivados de la elección de 2006 es más intangible, pero puede ser más grave para la vida pública del país.
Conceder que las elecciones de 2006 fueron tan malas que hubo que decapitar el IFE es conceder que los poderes electos en ellas están sujetos a la sospecha de unas elecciones irregulares.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 3 de diciembre.
Si usted es de los 81 restantes que acudirán en los próximos días a la entrevista, le paso unos tips:
Para comenzar, si escucha una leve chicharra, no crea que se le terminó el tiempo, como lo pensó Cárdenas. Es un aviso sólo para los diputados.
Tiene que checar cuál de los cuatro salones de cristales del edificio G le tocará. Ya ahí, lo sentarán a la izquierda de los diputados de la Comisión de Gobernación. La cosa es plural, van legisladores del PRD, PRI, PAN, etc, etc.
Frente a todos ellos se colocará un proyector, donde con enormes números les van contando el tiempo —que no los votos— para que no se pasen.
Inician con una exposición de las razones por las cuales quieren ser consejero o presidente consejero del IFE. De ahí se les cuestiona sobre diferentes rubros, de todo un poco eh. Ya lo investigaron y le preguntarán cosas personalizadas. Abusados.
No sé si el wannabe Miguel Ángel Ochoa Aldana tenga muchas ganas de quedarse. Su ponencia, en el salón contiguo, se escuchaba mientras Cárdenas hablaba. Con todo y micrófono se escuchaba la voz
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 5 de diciembre.
Comenzaron las entrevistas con los aspirantes a consejeros electorales del IFE. Uno de los primeros entrevistados fue Jesús Alberto Navarro Olvera, 41 años, egresado de la Facultad de Derecho de la UNAM y con experiencia en el tema. Trabajó en el Instituto durante ocho años. Va por la libre. Se ve difícil
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 5 de diciembre.
El presidente de la comisión de Gobernación, Diódoro Carrasco, hace las funciones de supervisor. En el caso de Cárdenas, Carrasco llegó a hacerle una pregunta, cuando éste se la contestó, enseguida el ex secretario de Gobernación se retiró… a hacer otras preguntas.
Mañana van Rosa María Mirón Lice, ex integrante del Instituto Electoral del Distrito Federal, y Fernando Agiss Bitar, quien quiere hacer antigüedad en el IFE; actualmente es director de Prerrogativas.
También van Fernando Serrano Migallón —director de la Facultad de Derecho de la UNAM y quien quiso ser rector de la máxima casa de estudios— y Ezra Shabot, analista político, y hasta hace unos días colaborador en W Radio. Entre otros…
Será el viernes cuando quizá sea el día más interesante
Van María de los Ángeles Fromow, ex fiscal especializada para la Atención a Delitos Electorales, y Genaro Góngora Pimentel, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, con licencia mientras dura el proceso de selección.
También acude María Marván, actual consejera del Instituto Federal de Acceso a la Información, el IFAI
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 5 de diciembre.
Para que "no se opaque un proceso innovador y de cara a la ciudadanía", la designación de tres consejeros del IFE, el Comité Conciudadano para la Reforma Electoral, que conoce a varios aspirantes descartados y tiene "dudas fundadas sobre la aplicación homogénea y justa de las primeras evaluaciones", ha pedido a la Cámara de Diputados que "se den a conocer los criterios utilizados para eliminar candidatos y candidatas y el método seguido para aplicar dichos criterios", "se hagan públicas las razones que llevaron a eliminar a cada una de las 385 personas que fueron descartadas en las primeras etapas", "se les informe a cada uno de ellos las razones por las cuales no fueron consideradas, respondiendo a su interés y esfuerzo por participar. Muchos de ellos viajaron desde diversos lugares de la República para entregar su documentación", y "se reponga el procedimiento para aquellos candidatos y candidatas respecto de los cuales la aplicación de los criterios fue incorrecta y que fueron eliminados sin justificación sustentada".
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 6 de diciembre.
La convocatoria para la integración del Consejo contempla en su punto octavo que, una vez decantadas las candidaturas, la Junta de Coordinación Política “determinará” —mediante el “más amplio consenso posible”— las propuestas para consejero presidente y consejeros electorales, que enviará al pleno sin alternativa de apelación.
Como la junta decide por voto ponderado que refleja el peso relativo de los grupos parlamentarios, la decisión no obedecería al principio de igualdad jurídica entre sus miembros y que el llamado consenso sólo sería el espacio privilegiado de transacción entre tres partidos. Por eso las organizaciones civiles han sugerido un proceso transparente de insaculación de los aspirantes seleccionados que eliminaría las sospechas.
Se abre camino también entre los diputados la propuesta de elección en urnas sobre la lista escogida, tras de un debate plenario y bajo el compromiso verificable de libertad de voto. Sería la última oportunidad de salvar la maltrecha credibilidad de la clase política.
Dicen en Salamanca que el doctorado no es la prueba del alumno sino la del profesor. Para todos efectos, será el Congreso el que se califique, al prefigurar la legitimidad de las elecciones venideras
Porfirio Muñoz Ledo, “Bitácora Republicana”, El Universal, 7 de diciembre.
La elección de tres consejeros electorales del IFE está marcada por la simulación.
La “consulta” ciudadana que realiza la Cámara de Diputados es tan creíble como las encuestas telefónicas que acostumbraba hacer López Obrador para “consultar” a la ciudadanía sobre sus acciones de gobierno.
Los partidos son quienes en realidad depuran la lista e imponen vetos.
Mientras la Comisión de Gobernación entrevista a los aspirantes, los coordinadores parlamentarios se reparten, en corto, los nombramientos y barajan los nombres de los que se van.
Pepe Grillo, Crónica, 9 de diciembre.
Para Diódoro Carrasco, presidente de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, el imperativo en la elección del nuevo presidente del Consejo General del IFE es no volver a cometer el error de hace cuatro años con la designación de Luis Carlos Ugalde. Elegir otra vez al árbitro electoral excluyendo a una de las fuerzas políticas sería una desgracia para el país, asegura a este reportero el hoy diputado del PAN, ex secretario de Gobernación y ex gobernador de Oaxaca
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 10 de diciembre.
Una burla resultó el proceso de selección de consejeros para el IFE.
Dejaron a 104 aspirantes para una última etapa... que revisaron sobre las rodillas.
Un indigno final para un proceso que empezó con una falsa afirmación.
No meteremos las manos, ofrecieron diputados y senadores.
Y escogieron aspirantes, seleccionaron candidatos, promovieron consejeros. Al final, PAN, PRD y PRI, se repartirán el pastel.
Pepe Grillo, Crónica, 10 de diciembre.
Los integrantes de la Comisión de Gobernación de la Cámara Baja decidieron reunirse hoy a las nueve de la mañana para elaborar una lista de entre 20 y 25 finalistas, de la que saldrán el presidente del IFE y otros dos consejeros electorales. Esa lista será entregada esta misma tarde a la Junta de Coordinación Política, donde los líderes de las fracciones parlamentarias entrarán a la fase final de este proceso convencidos de que el principal objetivo es alcanzar un acuerdo político que dé fuerza a su designación.
Lo anterior quiere decir que la Comisión de Gobernación no entregará ternas “amarradas” sino una serie de nombres con los que, en el mejor de los casos, el PAN, el PRD y el PRI armarán el acuerdo legislativo que se necesita para reconstruir la credibilidad del IFE que Ugalde y los actuales consejeros electorales echaron por la borda. Hasta ahora no se ve a ningún aspirante que concite el respaldo de las tres principales fuerzas parlamentarias, por lo que fuentes cercanas a la Junta de Coordinación Política consideran que las posibilidades de un acuerdo están en la designación de un consejero electoral a propuesta de cada uno de los tres partidos.
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 10 de diciembre.
Pero el problema se complica si el análisis se extiende a variables subjetivas como la popularidad de cada uno de los 39 finalistas —más que a su experiencia y conocimiento de la materia electoral— y a sus amarres con los partidos políticos que los proponen. Si los criterios de selección final serán a partir de la popularidad y los acuerdos con tal o cual partido, entonces el número de pretendientes a ocupar uno de los tres lugares al Consejo General del IFE se reduce a no más de una docena.
Y aquí está precisamente la parte cuestionable, porque en la etapa final de selección, cuando sólo han quedado 39 aspirantes, los grandes electores serán, de nueva cuenta, los tres grandes partidos, PAN, PRD y PRI, mediante de sus jefes en el Congreso. ¿Y cuáles serán los criterios de selección en ese pequeño grupo de legisladores? Por más que se nos diga lo contrario, el criterio será absolutamente arbitrario; ya no contarán las capacidades, la experiencia, el conocimiento de la materia político electoral, sino las lealtades, la pertenencia a tal o cual grupo y/o partido político
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 11 de diciembre.
La Comisión de Gobernación, que encabeza el panista Diódoro Carrasco, presentó ayer una lista de aspirante a consejeros del IFE y sólo quedaron 39. Ahora tocará el turno a la Junta de Coordinación Política resolver sobre los tres finalistas. Entre ellos, están Alfredo Figueroa, ex consejero del Instituto Electoral de Puebla; Lorenzo Córdova Vianello, del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; Fernando Ojesto, ex presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, así como María de los Ángeles Fromow, fiscal especial para delitos electorales, Genaro David Góngora, ministro de la Corte con licencia, y Leonardo Valdés, ex consejero, entre otros.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 11 de diciembre.
Podrían existir muchas otras fórmulas; tantas como la imaginación sea capaz de proponer, pero lo cierto es que al final todo queda igual que antes, cuando en 2003 se renovó el Consejo General y los elegidos salieron del insultante reparto de cuotas; al arbitrio de las amistades, la pertenencia a grupos, la lealtad a tal o cual proyecto político y, en el extremo, a los humores de las venganzas y los cobros de factura.
Al final de cuentas, los criterios para esa delicada selección serán políticos —más que de calidad y eficacia probada para el cargo—, por más que muchas voces se “desgañiten” presumiendo que el proceso actual, contra el anterior, se hizo a los ojos y los oídos de todos. En efecto, la inscripción voluntaria, la pasarela pública y hasta una suerte de selección natural son novedades que no habíamos visto en el pasado. Pero en la recta final, cuando ya quedan sólo los más capaces, a la vista de todos, resulta que los partidos regresan al mismo método de antaño, al reparto de cuotas, en el que el nombre del juego es lo más parecido a la esquizofrenia del “voto y el veto”.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 11 de diciembre.
Como para que no quede ninguna duda de cuál será su nivel de subordinación, los aspirantes a consejeros del IFE han tenido que pasar por un examen realizado por diputados marcados por el analfabetismo político o por el resentimiento electoral. Y todos han salido regañados.
Asimismo, para que no haya malas interpretaciones, la distribución de los tres nuevos consejeros responderá a un reparto del poder como pastel entre los tres principales partidos. Por tanto, la autonomía, independencia y ciudadanización del IFE fue apabullada por la ambición de una reforma del Estado definida por el PRI, el PAN y el PRD como una forma de quitarle a la sociedad el control electoral y regresárselo a los partidos.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 12 de diciembre.
Si el proceso hubiera sido correcto, los nuevos consejeros serían Virgilio Rivera, Alfredo Figueroa y Javier Santiago, pues están situados con las mejores calificaciones para ocupar las plazas disponibles; además de contar con el respaldo de sus actuaciones anteriores. El primero ya fue consejero, Figueroa estuvo como consejero en Puebla, y Santiago fue presidente del Instituto Electoral del Distrito Federal. Pero no llegarán los mejores, sino quienes son sumisos con los líderes de los partidos políticos.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 12 de diciembre.
Post Scriptum: al llegar me encuentro con los patéticos resultados del espectáculo montado en la Cámara de Diputados para la selección de los aspirantes a consejeros del IFE. Evidentemente la evaluación realizada fue política, porque no creo que, por mencionara a alguien, Valentina Batres tenga ninguna credencial académica para evaluar a nadie. Pero una evaluación política debe dar razones claras, transparentes, y no descalificaciones genéricas o pretendidas calificaciones subjetivas. Ya me esperaba el fiasco del método.
Jorge Javier Romero, Crónica, 12 de diciembre.
Barcos, muy barcos “maestros” resultaron ser los diputados al darles su calificación a los aspirantes a consejeros del IFE. O peor: maestros poco objetivos, con alumnos por los que claramente tienen favoritismo.
Y es que, como en concurso de popularidad (que también es este proceso), decidieron ampliar la lista de sus finalistas de 15, en el proyecto original, a 39. Como sólo 29 quedaron empatados en calificaciones entre 4.6 —que tuvo Virgilio Rivera— hasta 3.5 (dentro de esos no quedaron algunos nombres) lo ampliaron, arbitrariamente, hasta 39 nombres.
Algo así como “punto extra” del maestro/partido porque el alumno/consejero wannabe me cae bien/me conviene…
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 12 de diciembre.
Por más esfuerzos que ha hecho el presidente de la Comisión de Gobernación, el ex priista y ahora panista Diódoro Carrasco Altamirano, de enderezar y validar el largo y tortuoso proceso para elegir a los nuevos consejeros electorales, las acusaciones y descalificaciones tanto de legisladores como de los propios aspirantes se han hecho sentir y fuerte, sin contar todos aquellos inconformes que no han salido a los medios. Primero fue la comisionada, con licencia, del IFAI, María Marván Laborde, posteriormente el ex consejero electoral del IEDF, Eduardo Huchim, y últimamente la diputada e integrante de dicha comisión, Layda Sansores, quien denunció que la lista de 39 finalistas es “de hule y no seremos parte de una farsa”, advirtió.
Yazmín Alessandrini, “Circo Político”, Crónica, 12 de diciembre.
Sorpresas arrojó la evaluación hecha por los diputados a los aspirantes al IFE. De una escala de cinco puntos, el mínimo aprobatorio era de cuatro. Resulta que las cartas fuertes del panismo, es decir, el ex consejero electoral Mauricio Merino y la ex fiscal de delitos electorales, María de los Ángeles Fromow, reprobaron con 3.5. Fueron colados de último momento a cambio de que los blanquiazules dejaran pasar la propuesta perredista del ministro de la Corte Genaro Góngora. Éste y académicos como Virgilio Rivera, Lorenzo Córdoba, Jaime Cárdenas y José Fernández Santillana tuvieron puntuaciones superiores a cuatro y cercanas a cinco. Mañana se conocerá al nuevo árbitro electoral
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 12 de diciembre.
Son 10, pues, los agraciados con este “pase automático” discrecional o “por consenso” —como dice eufemísticamente Diódoro Carrasco— de última hora.
Entre ellos están, ojo, Mauricio Merino, al parecer candidato del PAN al cargo de presidente consejero, la ex Fiscal Especial para la Atención a Delitos Electorales, María de los Ángeles Fromow, presunta abanderada del PVEM, además de Irma Eréndira Sandoval y Benito Nacif, entre otros.
Como si fueran exámenes finales, será mañana cuando la Cámara de Diputados dé a conocer el desenlace de este proceso en torno a quiénes serán designados como tres nuevos consejeros
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 12 de diciembre.
Y Diódoro Carrasco, cándido, juró: “No hay vetos ni propuestas”.
¿Propuestas?, qué va, exigencia y amenaza.
Y éstos son los que al asaltar al Consejo del IFE, ofrecieron que ellos no meterían las manos en el cambio.
¿Las manos?…
Metieron hasta la pata.
Y lo volverán a hacer, para quitar a los que hoy ponen.
A ver cómo les va en la próxima elección.
Pepe Grillo, Crónica, 13 de diciembre.
Nadie sabe —por lo menos nadie sabía hasta anoche— quiénes de una depurada lista de 39 aspirantes ocuparán finalmente los tres lugares disponibles en el Consejo General del IFE. Pero lo que sí se sabe, porque está a la vista de todos, es que el proceso que empezó con la promesa de que no se repetiría la dolorosa experiencia de 2003 terminó en más de lo mismo: una disputa de poder cuyos criterios parecen estrictamente políticos.
En el fondo asistimos a una modalidad del “fenómeno dominó”, es decir, que al producirse una fractura en los acuerdos iniciales pactados entre los tres grandes partidos —que suponían que Jorge Alcocer sería el nuevo presidente del IFE, a propuesta del PRI, y que entrarían como consejeros por el PAN Mauricio Merino, y por el PRD Genaro Góngora Pimentel—, se rompió el eje articulador de la reforma al IFE
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de diciembre.
Desde el primer momento fue claro que la designación de los consejeros sería una decisión política como siempre ha ocurrido. No puede suceder de otra manera porque se trata de responsabilidades eminentemente políticas por mucho que, además, se requieran cualidades específicas para fungir como autoridad electoral. El problema es que el nombramiento de estos tres consejeros y la selección de aquellos que tendrán que ser destituidos antes de cumplir los siete años para los que fueron designados en 2003, está condicionada por una decisión injusta.
La venganza política impulsada atrabiliariamente por el PRD, admitida marrulleramente por el PRI y admitida dócilmente por el PAN para deponer al presidente del IFE y a dos consejeros más, llevó a los diputados a improvisar un mecanismo de selección que supuestamente sería cristalino y pulcro. Pero de los 500 iniciales, los filtros establecidos para llegar a 106 candidatos fueron tan crípticos como caprichosos.
Raúl Trejo Delarbre, “Sociedad y Poder”, Crónica, 13 de diciembre.
Pero no todo parece negativo en un proceso que a gran velocidad se aproximaba a “la farsa más transparente”. Y es que la tarde de ayer se abrió paso una tendencia que parecía saludable para todos: hacer a un lado a los candidatos sometidos “a la piedra de sacrificios” o a la “feria del veto”, para avanzar rumbo a un procedimiento en el que se privilegiaría a los candidatos mejor calificados, provenientes de la academia, apoyados por organizaciones civiles y que portan el blindaje antipartidista. En pocas palabras, que los apadrinados y que recibieron el favor mediático serían descartados para encartar, en su lugar, a aquellos que no motivan veto y tampoco son candidatos a “la piedra de los sacrificios”.
Pero tampoco existe garantía alguna para que prospere esa tendencia, ya que partidos como el PRD y el PRI decidieron echar mano de un viejo recurso de presión política y acuerdo legislativo. Ayer preguntamos sobre la extraña premura para impulsar la reforma judicial —que propuso el presidente Calderón, que fue procesada casi en secreto, modificada y revivida de manera casi milagrosa—, y hoy tenemos la respuesta. Esos dos partidos colocaron el respaldo legislativo a la reforma judicial, como condición para que el gobierno de Calderón y el PAN cedan el control del IFE, sea al PRI, sea al PRD. ¿Aceptarán el presidente Calderón o el nuevo presidente del PAN, Germán Martínez, esa presión, ese chantaje político? Seguramente hoy tendremos respuesta
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de diciembre.
Si hasta ahora no han existido criterios adecuados para la evaluación de los aspirantes al consejo general del IFE, lo cual derivó en que se integrara una lista de 39 prospectos en tres tiempos, para que no quedaran fuera los figurones -es decir, los cuates-, que se sepa tampoco existen criterios claros para elegir a quien fungirá como contralor del IFE y que bizarramente será controlado por el Congreso de la Unión, o sea por los representantes de los partidos.
Y esto cobra más relevancia por el desarrollo de la investigación pendiente de los 281 mil espots en la campaña presidencial de 2006, tema que los partidos quisieran que se esfumara.
De ahí que el nuevo presidente consejero del IFE tendrá que agarrar al toro por los cuernos, aunque se arriesgue a que también lo corran.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 13 de diciembre.
En unas cuantas horas se darán a conocer los nombres de los tres nuevos miembros del Consejo General del Instituto Federal Electoral. La designación será trascendente por más de una razón. En primer lugar, con esta nueva integración comenzará inevitablemente un nuevo ciclo político para los partidos en su conjunto. Las designaciones son el corolario de una reforma electoral polémica, pero necesaria; si atendemos a las tensiones que existían antes de su aplicación. Con la reforma, se abren cauces para generar una competencia política renovada y diferente; si bien no garantiza necesariamente que los ciudadanos tendremos mejores opciones para elegir. Lo que sí asegura es una siempre recomendable depuración de las fuerzas políticas y de sus liderazgos.
José Sosa, Crónica, 13 de diciembre.
Es en este día precisamente cuando el Congreso dará a conocer los nombres de los tres nuevos consejeros —incluido el nuevo presidente— que renovarán, aunque sea en sólo una tercera parte, el órgano electoral. Culmina así un proceso largo y confuso para el que se inscribieron originalmente 500 aspirantes, quienes se sometieron a una depuración y a interrogatorios con una extraña escala de calificación que redujo el elenco a 39 finalistas. Aunque nunca estuvieron claros los criterios de selección que llevaron a esta lista que se integró incluso con algunos de calificación reprobatoria pero con fuertes apoyos de los grandes partidos. Creo que los señores diputados nos deben una explicación.
Pero, con todo, habrá de reconocerse que la pasarela actual de evaluación pública es mucho mejor que la opacidad de 2003. Aunque nadie puede ser tan ingenuo como para ignorar que al final —y tal como establece la propia convocatoria— será necesariamente por el más amplio consenso entre PAN, PRI y PRD que se decida quiénes serán los tres nuevos consejeros entre los que deberá estar el nuevo presidente del IFE
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de diciembre.
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