De acuerdo con Ernesto Piedras, presidente de The Competitive Intelligence Unit (CIU), se estima que una cuarta parte de los 62 millones de usuarios celulares que existen en el país son clientes que van desde los seis hasta los 25 años.
El consumo de este segmento de clientes del servicio es en promedio de 111 pesos al mes, una cantidad que llama la atención si se toma en cuenta que el gasto promedio de todos los suscriptores en esquema de prepago en el país es de 121 pesos mensuales.
“Es un servicio rentable al día de hoy, pero con un retorno para el futuro por la fidelidad de la marca que intentan crear las empresas”, sostiene Piedras.
Ahora, los padres están dispuestos incluso a dar una cuota extra a sus niños para que consuman este servicio tanto por razones de seguridad (ubicarlos en cualquier momento) como por atender la insistente demanda de los menores por tener uno de estos teléfonos.
En tanto, para los operadores, los niños son ya un importante mercado potencial y su apuesta es crear una fidelidad de marca porque en pocos años estos serán los clientes de mayor consumo de estos aparatos.
Pero además, los niños son de los usuarios más sofisticados, pues no les basta con tener teléfono móvil y ya, sino que piden uno que tenga cámara fotográfica, de video, multimedia, música, bluetooth, radio y sus personajes favoritos, entre otros.
Más que para “hablar”, a los usuarios de menor edad les interesa mandar y recibir mensajes, chatear, intercambiar canciones, fotos y videos, y tener los juegos más entretenidos.
Aunque esta demanda no puede ser siempre satisfecha, pues en muchas ocasiones los teléfonos celulares que usan los pequeños son heredados de sus padres u otros familiares, y no tienen tantas aplicaciones.
Efectos sociales y económicos
Las estrategias comerciales para atacar este mercado empezaron siendo muy discretas hace unos tres años, se veían pocos anuncios con promociones de teléfonos temáticos con el personaje o la película de moda, incluyendo un regalo extra relativo, sobre todo en temporada navideña.
Este año las campañas de mercadeo ya usan a los niños para anunciar sus planes de pago.
José Otero, presidente de Signals Telecomm Consulting, indicó que los operadores móviles están dirigiendo sus esfuerzos comerciales a este segmento de la población porque el mercado de adultos ya está casi saturado y los de la tercera edad están poco interesados en tener el servicio.
“Los operadores móviles que han visto su mercado potencial de clientes verse reducido por el incremento en penetración están dirigiendo sus esfuerzos a otros segmentos del mercado que les permita continuar incrementando su base de suscriptores y por ende sus ingresos.
“En este renglón se identifican los segmentos juveniles e infantiles como un mercado de alto crecimiento y para los cuales hay estrategias bastante distintas dependiendo del grupo de edad del usuario objetivo”, destacó.
Piedras, de CIU, coincidió en este punto, e indicó que aunque los niños tienen bajo poder adquisitivo, son un elemento de presión para decidir en qué se gasta en un hogar.
El uso del teléfono celular, y ahora al extenderse a más miembros de la familia, así como el acceso internet, ha obligado a una recomposición del gasto en las familias, indicó.
Otro efecto de este consumo es que la adopción tecnológica por parte de los niños y adolescentes obliga también a los padres a usar las nuevas aplicaciones, pues al comunicarse con ellos los inducen a entender tanto el nuevo lenguaje que se usa en estos medios, como la variedad de servicios multimedia.
Otero, de Signals, dijo que el lanzamiento de paquetes familiares de minutos también fomenta el crecimiento de líneas entre los segmentos jóvenes e infantiles. Sin embargo, este modelo podría llegar a canibalizar los ingresos de un operador al ofrecer múltiples líneas pero compartiendo un mismo paquete de minutos.
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