López Obrador lo consiguió: reavivó la fractura en el PRD; ignoró a los legisladores de su partido, quienes hasta el martes informaban que la reforma petrolera no tenía visos de privatización, él también lo reconoció. Tomó las calles y quiso impedir la aprobación de los dictámenes en la vieja casona de Xicoténcatl, luego en la Torre del Caballito. Fracasó, hubo aprobación.
“Esto no se acaba aquí”, ahora espera que el paquete llegue a la Cámara de Diputados. Pero su resistencia ya tiene un nuevo objetivo: el congelamiento de los precios.
Hasta que terminó la votación de los dictámenes habló López Obrador, se quejó de las elecciones en el 2006 y acusó a los medios de comunicación de no darle espacios “en cadena nacional”.
Después de caminar por la avenida Juárez y Tacuba, Andrés Manuel esperó tres horas a un costado del Senado.
Ricardo Monreal intentó convencer, vía telefónica, al panista Gustavo Madero de permitir la entrada al candidato perdedor en el 2006. “Lo que quiere es entrar, que lo escuchen”, era el argumento, pero ni los legisladores pudieron ingresar.
En mitin se quedó sin la presencia de Nueva Izquierda; el exjefe de Gobierno se acompañó de quienes colaboraron en su gobierno y campaña Claudia Sheinbaum, César Yáñez, Ricardo Ruiz, Ricardo Monreal, Asa Cristina, quien se dio tiempo para comer en el Sanborns más cercano.
A través de canciones pedían a los brigadistas no consumir productos de las grandes empresas, Gerardo Fernández Noroña decidió ir por un café de Starbucks y a López Obrador le llevaron otro del Seven Eleven.
En el Comité Ejecutivo Nacional había reunión y se deslindaban de la manifestación, pues los dictámenes presentados carecían de la pretensión privatizadora. El respaldo a los legisladores perredistas fue inminente.
Frente a la Torre del Caballito, Andrés Manuel insistió en su dicho “hay trampa en los dictámenes” y citó a sus seguidores en el Zócalo, el domingo, para continuar con su resistencia, ahora en la Cámara de Diputados
“Esto no se acaba aquí”, ahora espera que el paquete llegue a la Cámara de Diputados. Pero su resistencia ya tiene un nuevo objetivo: el congelamiento de los precios.
Hasta que terminó la votación de los dictámenes habló López Obrador, se quejó de las elecciones en el 2006 y acusó a los medios de comunicación de no darle espacios “en cadena nacional”.
Después de caminar por la avenida Juárez y Tacuba, Andrés Manuel esperó tres horas a un costado del Senado.
Ricardo Monreal intentó convencer, vía telefónica, al panista Gustavo Madero de permitir la entrada al candidato perdedor en el 2006. “Lo que quiere es entrar, que lo escuchen”, era el argumento, pero ni los legisladores pudieron ingresar.
En mitin se quedó sin la presencia de Nueva Izquierda; el exjefe de Gobierno se acompañó de quienes colaboraron en su gobierno y campaña Claudia Sheinbaum, César Yáñez, Ricardo Ruiz, Ricardo Monreal, Asa Cristina, quien se dio tiempo para comer en el Sanborns más cercano.
A través de canciones pedían a los brigadistas no consumir productos de las grandes empresas, Gerardo Fernández Noroña decidió ir por un café de Starbucks y a López Obrador le llevaron otro del Seven Eleven.
En el Comité Ejecutivo Nacional había reunión y se deslindaban de la manifestación, pues los dictámenes presentados carecían de la pretensión privatizadora. El respaldo a los legisladores perredistas fue inminente.
Frente a la Torre del Caballito, Andrés Manuel insistió en su dicho “hay trampa en los dictámenes” y citó a sus seguidores en el Zócalo, el domingo, para continuar con su resistencia, ahora en la Cámara de Diputados
José Juan Reyes, El Economista, 24 de octubre.
0 Responses to "AMLO fue, vio y… no venció"
Publicar un comentario