El voto se impuso

La movilización de Andrés Manuel López Obrador fracasó en su intento por detener la aprobación de la reforma energética.

El Senado aprobó ayer en casi cuatro horas (de las 11:10 a las 15:00 horas) los siete dictámenes de la iniciativa energética sin cambios y con el voto mayoritario de todas las fuerzas políticas representadas.

Obligados por el cerco de seguidores del tabasqueño, los legisladores cambiaron de sede al quinto piso de la Torre del Caballito, pues no les fue posible llegar a Xicoténcatl.

Al inicio de la sesión la tensión llevó a un pleito verbal entre los senadores Felipe González (PAN) y Alejandro González Alcocer (PAN) con Dante Delgado (Convergencia). Después, transcurrió sin mayores conflictos.

El PRD propuso de última hora eliminar los artículos 47, 48 y 60 de la nueva Ley de Petróleos Mexicanos, relacionados con los llamados bonos ciudadanos —propuestos por el presidente Felipe Calderón en su iniciativa— y los contratos a empresas en áreas exclusivas, pero panistas y priístas les ganaron la votación. Este fue el único momento de la sesión en el que se debatió.

Los partidos reconocieron que la iniciativa no es privatizadora y, en cambio, permite la modernización de Pemex, liberándolo además del yugo de la Secretaría de Hacienda al otorgarle su autonomía de gestión.

De los 26 senadores del PRD, cinco votaron en contra, los otros 21, incluido el coordinador Carlos Navarrete, dieron a la aprobación de la reforma el respaldo político deseado desde días pasados por el PAN e incluso por el PRI. María Rojo y Alfonso Sánchez Anaya —quien tiene un padecimiento— no asistieron.

En general la mayor votación en contra sumó nueve votos, de legisladores del PRD, PT y Convergencia, mientras que los priístas, panistas y del Verde Ecologista oscilaron entre 108 y 114 a favor de los dictámenes.

El pleno del Senado es de 128 legisladores, pero por ahora son 127 porque aún no llega el suplente del priísta Alfonso Elías Serrano.

Rosario Ibarra (PT), Francisco Obregón (PT) Yeidckol Polevnsky (PRD), Ricardo Monreal (PRD), Rosalinda López Hernández (PRD) y Salomón Jara (PRD), fueron los votos consistentes en contra, todos ellos afines a López Obrador, y en al menos en dos casos se sumaron los senadores de Convergencia Dante Delgado, Luis Maldonado y Gabino Cue, así como Alberto Anaya (PT) en una ocasión, puesto que este último llegó tarde cuando la votación estaba por terminar.

Prevén más ajustes

El PAN consideró que los cambios rompieron el tabú de que era inviable políticamente una reforma a Petróleos Mexicanos, por lo que anticipó que en el futuro se abre la posibilidad de hacer más ajustes.

El perredista Ricardo Monreal dijo que Calderón propuso una “privatización a ultranza para lograr una semiprivatización para el futuro”.

Al final los senadores aplaudieron lo votado. Los ajustes pasan a la Cámara de Diputados para concluir el trámite parlamentario de análisis, discusión y votación, para su posterior publicación por parte del Poder Ejecutivo federal.

Motivado por los escarceos con el obradorismo en las calles que no los dejó ingresar a Xicoténcatl, Francisco Labastida (PRI), presidente de la Comisión de Energía, dijo que gritos y desplantes no merman la institucionalidad del Senado.

Graco Ramírez defendió al perredismo , en el ojo del huracán por las posturas de López Obrador, al justificar su posición política en la improvisada tribuna montada en el quinto piso de la Torre del Caballito, señalando los logros y sentenció: “Esta reforma no es privatizadora (…) estamos con la conciencia limpia, sabemos lo que estamos haciendo”.

Jorge Ramos y Ricardo Gómez, El Universal, 24 de octubre.




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