Ni el asalto frentista frenó la votación

Aún no había comenzado la sesión cuando la tribuna de la Cámara de Diputados ya había sido tomada por una veintena de diputados del Frente Amplio Progresista.

Andrés Manuel López Obrador apenas abandonaba la Cámara de Diputados, donde presentó sus argumentos contra la reforma energética, cuando Valentina Batres y Alejandro Sánchez Camacho encabezaron el grupo de legisladores que, brazo con brazo, pretendían impedir la llegada de César Duarte, presidente de la Mesa Directiva, para iniciar la discusión de los siete dictámenes .

Megáfonos, banderas, y una manta con las “12 palabras” de López Obrador, una de ellas con un visible error ortográfico, fueron colocados en la tribuna del salón de sesiones, llevados por Layda Sansores, de Convergencia.

“No se suscribirán contratos de explotación o producción que contemplen el otorgamiento de bloques o áreas exclucivas”, se leía en el mensaje.

En respuesta, los diputados del PRI, encabezados por Rubén Escajeda y Carlos Zataráin, y algunos legisladores del PAN, tomaron la parte baja de la tribuna.

Hasta ahí llegó César Duarte y convocó a los coordinadores a buscar un acuerdo para llevar a cabo la sesión. Entre las curules dialogó con Héctor Larios, del PAN, y Emilio Gamboa del PRI.

Luego se dirigieron, junto con el perredista Javier González Garza, al Salón Protocolo para analizar si existían condiciones para sesionar en el recinto legislativo.

En la tribuna, los perredistas argumentaban en favor de su resistencia civil pacífica.

—Nos coordina el pueblo —señalaba Gerardo Villanueva al preguntarle si la acción era respaldada por su coordinador, González Garza.

—Es una acción de libertad de conciencia y cada quien toma la decisión que considera conveniente —decía Alejandro Sánchez Camacho.

—Ahorita estamos en la toma de la tribuna para presionar y que se devuelvan los dictámenes a discusión a la Comisión — argumentaba Valentina Batres, tomada del brazo de sus compañeros.

—De lástima no los bajamos a madrazos —gritó desde su curul el priista Alfredo Barba.

Layda Sansores era frenada en su intento de subir a la tribuna por la panista Helia Hernández, quien al verse superada y una vez que la legisladora de Convergencia llegó a la parte alta, le mostró el dedo medio de la mano derecha.

Tras cinco minutos de reunión y entre los gritos de “vendepatrias” de los perredistas, la Mesa Directiva, en acuerdo con los coordinadores, decidió instalarse en la parte más baja de la tribuna, al mismo nivel de las curules. Desde ahí se iniciaron los trabajos para aprobar los dictámenes de la reforma energética.

En la parte más alta, armados con banderas y sirenas que hicieron sonar durante toda la tarde, estaban Alejandro Sánchez Camacho, Layda Sansores, Aleida Alavez, Claudia Cruz, Gerardo Villanueva, Valentina Batres, Mónica Fernández, Víctor Varela, Adrián Pedrozo y el petista Pablo Arreola.

Los legisladores del FAP mantuvieron la toma por casi siete horas, hasta tres minutos antes de que terminara la sesión, cuando luego de retirar la tercera de las mantas que utilizaron, en la que señalaban que una sola frase separaba el consenso del disenso, abandonaron el recinto.

Antonio Soto cerró la participación de los perredistas: “Sé que la votación la vamos a perder”. Tres minutos después de la salida del FAP, se aprobaba, sin cambios, el último dictamen de la reforma.
Daniel Venegas y Fernando Damián, Milenio, 29 de octubre.

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