Pregoneros invaden calles de La Habana

LA HABANA.— Todos los conocen pero pocos hablan de ellos. Cantan para vender sus productos de casa en casa, de reparto en reparto. Son los llamados pregoneros del comercio que, desde el pasado martes, desaparecieron, se esfumaron de las calles después que el gobierno de Cuba anunciara medidas drásticas en contra del robo de alimentos que pertenecen al Estado.

“Chambelona, oona, oona”, anuncia Antonio en Boyero, intentando vender paletas de dulce. “Pancito sabrosito, sabrosito el pancito”, grita cantadito en Santiago de la Vega una mujer de edad avanzada con su voz suave que no deja de ser potente.

Un incipiente comercio ambulante integrado por unas 2 mil personas se ha venido formando en la mayoría de los repartos de La Habana y recorren a pie la ciudad ofertando sus productos alimenticios.

Poco se habla de ellos porque su actividad (comercio ambulante) es ilegal en Cuba. Nadie sabe con exactitud cuántos cubanos integran este sector —datos extraoficiales del Consejo de la Administración Provincial señalan que por lo menos unas dos mil personas se dedican a esa actividad— naciente de la economía informal que crece cada día como “si fuera cáncer, necesario para nuestra economía familiar”, ataja Rubén García en el momento que compra unos pequeños panes que, asegura, son mejores que aquellos que les entrega el gobierno a través de la libreta.

Cerca del reparto Fontanar un hombre hace malabares para llamar la atención de sus posibles clientes. Vende galletas de guayaba hechas en casa. “Están ricas, ricas mamita”, ofrece haciendo ademanes y moviendo el cuerpo. Como los viejos pregoneros de los años 50 que dieron vida a canciones como el Manisero, el hombre que dice llamarse Robertico no deja de ofrecer sus galletas cantando.

Son cientos las personas que desde hace unos años salen a la calle a vender sus productos. Son verdaderos pregoneros ambulantes, venden caminando y cantando. Nunca se estacionan en algún lugar por temor a ser detenidos por las autoridades.

Los pregoneros del comercio ambulante no forman parte del comercio amparado por las leyes del Ministerio del Comercio Interior que en la capital cubana sólo acepta 41 puntos de negocios privados de oferta y demanda, mil 300 puestos y 150 mercados agropecuarios controlados por el gobierno.

Algunos datos de la dirección de Comercio y Gastronomía de La Habana estiman que en cada reparto podrían existir por lo menos unas 50 personas dedicadas al ambulantaje de pequeños productos como dulces, galletas, pan, jugos, frutas, pero también acepta que muchos ofertan viandas, huevos y carne de cerdo.

Días después del paso de los devastadores huracanes Gustav e Ike por Cuba, la presencia de los pregoneros ambulantes fue mayor en las calles de La Habana, en particular en los repartos ubicados a las orillas.

El martes pasado desaparecieron, se esfumaron de repente, no se les ha vuelto a ver, sus cantos ya no se escuchan más.

Juan Balboa, corresponsal, El Universal, 3 de octubre.


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