Originarios de estados como Tlaxcala, Guanajuato y Durango, los paisanos permanecieron en la cárcel de Pompano Beach, al sur de Florida, tras ser detenidos durante los operativos que realizan autoridades de migración de Estados Unidos.
Javier, originario de Durango, relató que el 13 de octubre, el día de su detención, apenas había llegado a la ciudad de Gainesville, Florida, donde se encontraría con su hermano, tras un mes de viajar con los coyotes.
"Está muy difícil ahora allá. Nada más faltaban 15 minutos para que llegara mi hermano por mí, pero llegó Migración y nos agarró a mí y a otros dos que venían conmigo", afirmó el joven de 18 años de edad.
Desorientados en la Terminal 2, algunos de los indocumentados hicieron llamadas para que sus familiares les enviaran dinero, porque las autoridades migratorias no les devolvieron el que les quitaron.
"Nos agarraron a 10 en el trabajo y ese día nos habían pagado, nos dijeron que nuestro dinero nos lo iban a regresar aquí pero nadie supo nada", reclamó Israel, originario de Irapuato.
Pese a no contar con su dinero, los migrantes aseguraron que recibieron buen trato en la prisión.
"Es de las mejores prisiones, hay un parque, hay para hacer ejercicio. Se hace amigo uno de todos", dijo Javier quien contempla volver de indocumentado a EU.
Reforma, 27 de octubre.
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