El caso de la “baja del servicio activo” del general brigadier Roberto Aguilera Olivera, uno de los militares con una de las trayectorias más ascendentes en el Ejército, mostró el grado que alcanzó el problema en el interior de las Fuerzas Armadas.
Aguilera Olivera, de 51 años, fue en el sexenio anterior uno de los militares más cercanos al general Gerardo Clemente Vega García, secretario de la Defensa Nacional, de quien dependió directamente en su puesto de jefe del Centro de Inteligencia Antinarcóticos (CIAN), la oficina contra el narco del Ejército, que encabezó hasta septiembre de 2006, cuando dejó el país al ser nombrado agregado militar en la embajada de México en Buenos Aires, Argentina.
A principios de junio pasado, Aguilera fue llamado a México para que se presentara en las instalaciones de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena). Pocas semanas después de su arribo, el militar que durante el sexenio pasado operó la captura de capos de la talla e importancia de Benjamín Arellano Félix, del cártel de Tijuana, y Osiel Cárdenas Guillén, del cártel de Golfo, solicitó su “retiro” con fecha 16 de julio de 2008.
En una solicitud de información enviada a la Sedena sobre la situación del brigadier, la dependencia confirmó que el hombre que manejó la información y los operativos militares contra el narcotráfico —en el órgano que después pasó a llamarse Oficina de Inteligencia Antinarcóticos (OIA)— hasta que abandonó el país para ocupar la agregaduría militar, “causó baja del servicio activo del Ejército y Fuerza Aérea mexicanos y alta en situación de retiro por haberlo solicitado”.
En la respuesta se añade que no existe documentación sobre investigaciones penales o administrativas contra el ex funcionario. Datos obtenidos y cruzados con diversas fuentes de la dependencia señalaron que el ex agregado fue sometido a una evaluación de su gestión en el CIAN, donde se hallaron situaciones consideradas “muy graves” que obligaron a solicitarle que pidiera su baja.
Nexos con secretarios
De acuerdo con su hoja de servicios, el general Aguilera fue uno de los tres miembros del Ejército que acompañó en las principales giras internacionales al secretario Vega García, entre 2001 y 2006; antes fue jefe de la Policía Judicial Militar en el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando el procurador militar era Rafael Macedo de la Concha; en 1993 realizó en el Pentágono el curso de análisis de inteligencia militar que imparte la DIA (Defense Intelligence Agency).
Aguilera fue considerado “eficiente” en debilitar a los cárteles del Golfo y de Tijuana, y responsable del área donde salieron “fugas de información” que frustraron varios operativos militares en el sexenio pasado para capturar a Joaquín El Chapo Guzmán, según testimonios y evidencias publicadas en mayo de 2007 en el libro Calderón, el desafío del narco, del reportero Alejandro Gutiérrez.
Juan Veledíaz, El Universal, 29 de octubre.
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