Buen pagador con otros (Aeroméxico a los empresarios de la guerra sucia de espots, cargos e impunidad a Elba Esther, garantías y ganancias a empresas españolas, por ejemplo), el fan del corrido de El hijo desobediente ha vuelto a usar el erario para saldar cuentas políticas personales. Eso sí, nadie le puede tachar de hipócrita, pues ha sido abierto el manejo de las finanzas federales para satisfacer compromisos grupales: “Tengo una deuda personal con El Zapote. Cuando yo era secretario de Energía (…) nos fuimos a echar un taco con el gobernador y algunos amigos de Jalisco, y a partir de ese taco se comenzó a hablar de la candidatura a la Presidencia y luego se armó un borlote por todo el país (…) Pero me da mucho gusto que aunque sea en esto los estemos compensando a los amigos de El Zapote”. Así, sólo por el hecho de que allí se produjo su virtual destape presidencial, el agradecido Felipe entregó 40 millones de pesos a ejidatarios que nunca antes habían podido cobrar por indemnización de terrenos expropiados. Otros favorecidos por tales zapotazos han sido Francisco Ramírez Acuña, que organizó el “taco” del destape; Abraham González Uyeda, dueño de la lechería Sello Rojo y del rancho del destape, quien ahora es subsecretario de Gobernación, y muchos otros jalisquillos incrustados en Bucareli y otras oficinas federales. Si así paga Calderón a unos ejidatarios nomás por un descorche, ¿cuánto pagará a quienes cerraron con fraude de oro esa saga llena de deudas?
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 23 de noviembre.
El rancho El Zapote, propiedad de Abraham González Uyeda, ahora subsecretario de Gobernación, es lugar de reunión de una de las fracciones del PAN en Jalisco. Ayer estuvo allí el presidente Calderón, quien alborozado recordó que allí "se echaron un taco" sus partidarios, lo que provocó un escándalo del que surgió su candidatura. En realidad ocurrió al revés: el 30 de mayo de 2004, el secretario de Energía, que había quedado desde su posición de miembro del gabinete en calidad de precandidato presidencial, fue invitado por el gobernador Francisco Ramírez Acuña, ahora secretario de Gobernación -designado para el cargo, entre otros motivos, por ese lance-, a una reunión con el panismo que ahora está en cierta forma en la oposición, pues a cada paso choca con la política y las actitudes del gobernador Emilio González Márquez. Según cuenta Álvaro Delgado en su libro más reciente El engaño: Prédica y práctica del PAN (sobre el que volveremos oportunamente), el 7 de julio pasado alcaldes y dirigentes municipales de ese partido expresaron su animadversión contra el Ejecutivo.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 23 de noviembre.
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