De boca en boca, entre diputados y senadores, además de no pocos funcionarios del primer nivel gubernamental, incluso, corre la broma según la cual “el buen Germán, ex titular en la Secretaría de la Función Pública —SFP, por sus siglas— volverá al gabinete, y ¡en la SFP!; es decir, en la nueva Secretaría para el Funcionamiento del Partido…” ¿Broma?
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 28 de octubre.
Frente a la muy probable victoria de Germán Martínez en la lucha por la dirigencia nacional del PAN, no son pocas las voces que suponen que ese periplo terminará con una inevitable división y hasta fractura entre el sector del panismo conocido como los “doctrinarios” —identificados con el presidente Calderón— y el ala de extrema derecha, que entre muchos otros representa Manuel Espino.
El PAN de los herederos de Manuel Gómez Morín, dicen algunos, debe sacudirse las expresiones radicales que desde los tiempos del desaparecido Manuel J. Clouhtier se apoderaron de una buena parte de la franquicia azul, y que luego con la llegada de Vicente Fox literalmente desplazaron a los doctrinarios, entre ellos a Felipe Calderón. Se insiste —en un estricto blanco y negro— que es el tiempo de regresar al partido a los tiempos de Carlos Castillo Peraza.
Pero pocos saben que al remitir la herencia del panismo doctrinario a la gestión de Castillo Peraza —como si se tratara de un sinónimo de pureza ideológica o identidad con los postulados de Gómez Morín—, en realidad se comete un error monumental, ya que es poco conocida la historia que hizo posible el arribo de la extrema derecha al PAN, y es menos sabido que fue precisamente el yucateco Castillo Peraza quien abrió las puertas del partido azul a esas expresiones radicales
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 31 de octubre.
Por eso, como lo dijimos en el Itinerario Político del pasado 24 de octubre, en su campaña por la dirigencia del PAN Germán Martínez “no hará una purga de la ultraderecha y menos perseguirá a Espino… pero Espino golpea fuerte a Felipe Calderón, al candidato Germán Martínez y al PAN, para subir el costo de una negociación que ya está en proceso”, para el reparto del poder.
La extrema derecha que en 1987 se metió al PAN gracias a Castillo Peraza es un mal necesario para los azules: controla la mayoría de los gobiernos estatales del PAN y no pocos municipios, además de que su fuerza no es menor en el Congreso. Y sí, Germán Martínez llevará al PAN a los tiempos de Castillo Peraza; tiempos de convivencia entre doctrinarios y la extrema derecha. Dupla ganadora, que será perdedora si se rompe
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 31 de octubre.
¿Qué sucederá con sus opositores? En alguna oportunidad, Germán Martínez me dijo que, sin estar de acuerdo con ellos, él podía llegar a compromisos de fondo con las corrientes más conservadoras de su partido, incluso con los sinarquistas, a quienes respetaba por su coherencia. Pero que su rechazo era sobre todo a lo que llamaba una suerte de derecha oportunista, alejada de principios y basada en sus intereses personales. Aquellos “meones de agua bendita”, como los calificó Germán, siguiendo una declaración añeja, si no me equivoco, de Adolfo Christlieb. Por eso, Martínez ha podido llegar a acuerdos con el gobernador Oliva o con Luis Felipe Bravo Mena. Sin embargo, en la amplitud de los apoyos logrados pueden presentarse diversas dificultades. No todos tendrán un espacio en el CEN y tampoco muchos de ellos coincidirán con la línea de Martínez (¿qué mejor demostración que el deslinde con respecto a las declaraciones de Fox en torno a Beltrones?) y, por eso, no se pueden descartar rupturas, pero de lo que no cabe duda es de que el partido en el poder marchará, por primera vez, junto a su gobierno. No es poca cosa para Felipe Calderón
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 2 de noviembre.
Una vez que se consumó la inédita candidatura de Germán Martínez como único contendiente por la dirigencia nacional del PAN, entre quienes forman el grupo más reacio al compadre del presidente Calderón hay optimismo de que la cercanía entre esos dos michoacanos no será factor para reeditar lo que el PRI hizo: ocupar la estructura partidista como cartera de gobierno. Además, argumentan que la estructura panista, a diferencia de la priista, impedirá que desde Los Pinos se dicte la directriz a seguir del blanquiazul, como sí se hizo durante los 70 años del priato
“Frentes Políticos”, Excélsior, 10 de noviembre.
Interesante, al menos, enterarnos de que en las últimas dos décadas, sólo tres presidentes de Acción Nacional no han optado por la reelección: Carlos Castillo Peraza (1993-1996), Felipe Calderón Hinojosa (1996-1999) y Manuel Espino (2005-2008)… ¿Te pareces tanto a mí o… argumento para explicar una mala relación?
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 11 de noviembre.
El riesgo que muchos ven es que, en el PAN, conforme disfrute del poder presidencial, empiecen a reproducirse prácticas y tendencias que anulen su esencia democrática. Y eso, no porque el partido gobernante no deba sincronizarse con el trabajo y el rumbo del gobierno emanado bajo sus siglas, como lo ha sugerido Manuel Espino, sino porque sus procesos internos empiecen a desvirtuarse ante el peso del poder presidencial. Y justo eso reclaman posibles aspirantes a la presidencia blanquiazul, que abandonaron la contienda bajo esa acusación: “La línea presidencial” avasallará a los consejeros panistas, por lo cual el “candidato oficial” tiene de antemano ganada la contienda. Al grado de que ni siquiera vale la pena contender, dejando al candidato oficial como único. Un poco (o un mucho) según ocurría en el PRI, al menos desde la perspectiva de militantes como Priego, y el mismo Espino, quien, al declinar buscar reelegirse, escribió frases sumamente agresivas acusando a sus contrincantes de haber traicionado el histórico espíritu democrático del PAN: “Enmascarados como herederos del centro liberal, los autores de la insidia y la difamación se ostentan como representantes del verdadero panismo. Esconden miserias, engañan incautos y venden convicciones que no honran en los hechos. Son facciosos, radicales, mezquinos, fanáticos e intolerantes… Este fenómeno se hace presente en quienes, siendo miembros del PAN, parecen no darse cuenta de estar actualizando el autoritarismo del PRI-gobierno que tanto dañó al país” (16/oct/07).
José Antonio Crespo, “Horizonte Político”, Excélsior, 12 de noviembre.
POR CIERTO que el candidato panista a la gubernatura michoacana, Salvador López Orduña, se vio ayer más solo que "Anita la huerfanita".
Y ES QUE quizá porque presentían la derrota, a lo largo de la jornada electoral ni Manuel Espino, ni su más viable sucesor, Germán Martínez, se dejaron ver en público con López Orduña... pese a que ambos estaban en Michoacán.
DE HECHO se sabe que iban a desayunar juntos, pero a la mera hora no llegaron y el abanderado panista pasó el día sin el apoyo de sus dirigentes.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 12 de noviembre.
Fácil y rápido. En menos de 15 segundos con ojos desorbitados, unos sudaban y otros con ojos entreabiertos sonreían. ¿El resultado?
Finalmente Salinas termina su dieta y ya tiene PAN. Con Martínez de interlocutor y Mouriño en Los Pinos no se necesita más. A las huestes de Espino les van a dar flit tarde o temprano con todo y un posible pacto para la secretaría general. Y así sin incómodos estorbos de cursi ideología blanquiazul irán amarrados, juntitos los dos, el PRI y ese PAN. Formidable.
Calderón creerá que los tripula aunque la realidad pinta al revés. ¿Por?
Nada como neuronas priistas contra… hormonas panistas.
Marcela Gómez Zalce, “A puerta cerrada”, Milenio, 12 de noviembre.
Ahora sí que en la soledad del camino, sin más testigos que uno del otro, Germán Martínez y Manuel Espino tuvieron tiempo suficiente el pasado domingo para ultimar lo que ya algunos identifican como la estrategia del candidato oficial a la presidencia de Acción Nacional, para “rebasar por la derecha” al jefe nacional blanquiazul en funciones.
Y es que ese día, quienes han sido identificados por los medios como enemigos políticos irreconciliables, extremos en la puja por el control del PAN, no sólo decidieron “tener acuerdo” durante los largos 45 minutos que lleva cubrir la distancia que separa a Quiroga —primer municipio que ganó el panismo en su historia, en 1946— de Morelia, por lo que el trayecto, de manera acordada, lo hicieron sin testigos.
Germán, con Manuel en el asiento del copiloto, condujo la camioneta familiar que les llevó hasta la sede del Comité Estatal blanquiazul. Ahí, juntos, esperaron el resultado de la elección donde el perredista Leonel Godoy venció a Salvador López Orduña, el mismo cuya nominación estuvo antecedida por la dimisión forzada —desde la mismísima casa grande— de Benigno Quesada, líder entonces en los sondeos preelectorales.
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 14 de noviembre.
Ya en la carretera, solos, Germán y Manuel hablaron de unidad, de construir una dirigencia que posibilite el acercamiento y el trabajo conjunto de las disímbolas corrientes panistas y, más importante aún, acordaron respetar sus respectivos liderazgos, actuales o futuros, sin más pretensión que avanzar en el logro del objetivo común de fortalecer al ahora “disminuido” partido en el gobierno.
Tuvieron tiempo también, y de ello dan cuenta los más cercanos “operadores” de ambos —“los propios (en el caso de Germán), no los que le fueron impuestos…”— para intercambiar puntos de vista sobre el eventual surgimiento de nuevas candidaturas al liderazgo partidista y de explorar alternativas para enfrentar con el mayor éxito posible los próximos retos que en lo electoral deberá enfrentar el blanquiazul.
Una charla pues, tersa y útil, de acuerdos claros y coincidencias en la doctrina de fondo. Una conversación que a no pocos —por aquello del rebase “por la derecha”— hizo pensar que Germán, finalmente, es “el candidato de la ultraderecha…”
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 14 de noviembre.
MIENTRAS el panismo se hundía en la negra jornada electoral michoacana, Germán Martínez y Manuel Espino tuvieron un privadísimo encuentro que ya se conoce como "El Pacto de Quiroga".
POCOS se enteraron de la reunión entre el dirigente nacional panista y su virtual sucesor realizada ese domingo en Quiroga, tierra natal de este último, donde las carnitas no fue lo más sabroso que se puso sobre la mesa.
CUENTAN QUE, hablando en términos claros, Espino le planteó a Germán la posibilidad de que las huestes espinistas lo apoyaran en su candidatura.
A CAMBIO, no lo pidió, pero lo sugirió, Germán podría comprometerse a respetar la posición del propio Espino como presidente de la ODCA y, además, a nombrar a un espinista como su secretario general.
EL PLANTEAMIENTO quedó sobre la mesa, ahora habrá que esperar algunos días para saber si Germán Martínez suscribirá o no "El Pacto de Quiroga".
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 15 de noviembre.
La interna del PAN para elegir nueva dirigencia nacional, tampoco será una fiesta.
Germán Martínez Cázares está afilado para realizar la delicada operación que permitiría a Calderón recuperar el partido, pero lo que nadie sabe es qué va a ocurrir con ese importante segmento de panistas que no están de acuerdo con el manejo que hacen integrantes del grupo calderonista y que los ven en el agandalle.
Y menos si Germán Martínez tiene las expectativas de ponerle a Calderón el partido a modo para la designación de los candidatos al Congreso en las intermedias federales de 2009 y, luego, convertirse en fuerte aspirante a la candidatura presidencial, una vez que concluya su gestión en 2011.
Esto si en el camino no le hacen a Germán lo mismo de lo que se quejó Espino, de su correligionario el encargado del despacho en Bucareli.
Por lo pronto, Martínez Cázares, el candidato solitito, está a punto de cumplir giras por 18 entidades del país. Aún no tiene amarrados a todos los consejeros, que son el pan duro. ¿Qué negociará?
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 15 de noviembre.
En Yucatán, en campaña por la presidencia del PAN, Germán Martínez habló fuerte, muy fuerte.
Allí el partido perdió el gobierno estatal en mayo pasado. Germán pidió a los yucatecos panistas, una autocrítica para saber qué se hizo mal.
Y reclamó que ningún militante del PAN debe criticar públicamente a su partido…
Cerró: “… y mucho menos orinarse en él”.
Pepe Grillo, Crónica, 15 de noviembre.
Que entre los panistas no cayó nada bien la reflexión del candidato único a la presidencia del blanquiazul,
Germán Martínez, quien dijo a los militantes de Yucatán que no se orinaran en el partido.
El comentario de Germán irritó a las huestes yucatecas.
Incluso algunos le exigieron cesar ese lenguaje soez y respetar el tradicional humanismo del PAN.
¡Mare!
“Trascendió”, Milenio, 18 de noviembre.
Apenas asuma el cargo y durante su gestión, efectivamente, el nuevo jefe nacional panista deberá validar su ascenso al comando del partido. Más, vale decir, cuando ya en el interior de su propio equipo se habla de que deberá llevar con él, siempre, a una mujer —“su identidad se mantiene bajo estricta secrecía…”— cuyas lealtades no están en su entorno, sino en las del “terrible” de la Casa Grande. ¿Será?
Huelga reiterar que, al margen de su propia legitimación, la tarea esencial y la mayor oportunidad de Germán para lograr lo primero, y más, no será sino definir y mantener una postura de verdadera autonomía e independencia frente al Ejecutivo desde donde, sin duda, le será planteada la mayor “tentación” para que acepte convertirse en líder de un partido de Estado… a imagen y semejanza del Revolucionario Institucional de otros tiempos, aunque con menor poder real…
Enrique Aranda Pedroza, “De naturaleza política”, Excélsior, 21 de noviembre.
¿Propiciar el debate entre panistas? El consejero y ex secretario de Elecciones del PAN Arturo García Portillo debe estar mareado. ¿Cómo se podría generar comunicación, para lograr la tan cacareada legitimidad y democracia partidista, si Germán Martínez Cázares va como candidato único con cobijo presidencial? El hombre insiste en que a nadie se le impidió entrar al quite y, por tanto, el proceso demuestra cohesión en las filas albiazules. Que no lo oigan Gerardo Priego ni el saliente Manuel Espino, claro. Única opción para discutir ideas: el monólogo
“Frentes Políticos”, Excélsior, 25 de noviembre.
El PAN ha perdido un año, y no sólo por sus alarmantes resultados electorales, candidato a un severo retroceso en 2009. Incapaz de reconvertirse en partido gobernante, carga con un atávico problema de identidad que no logra procesar productivamente: su ethos —¿pathos?— opositor. Las escandalosas diferencias entre el grupo dirigente, Espino, Abascal, Derbez, Fox, y el Presidente han calado hondo. Con ideología y proyecto político diferenciado, el conservadurismo panista —más católico que liberal— le ha hecho el vacío al grupo del Calderón. El arribo en solitario de Martínez Cáceres a la presidencia del PAN es prueba de un retrotraimiento político de alto riesgo, con efectivas implicaciones divisionistas.
Alan Arias Marín, Milenio, 25 de noviembre.
Germán Martínez ha dicho que no hay pacto político con Manuel Espino. Ambos son azules pero de distinta tonalidad. Los dos se reunieron ayer en el restaurante Palominos, ubicado en Insurgentes a la altura del World Trade Center. Nos dicen que don Manuel llamó al ex secretario de la Función Pública para verse a las 14:00 horas.
Ya metido en la lid del contraespionaje, don Germán mandó una avanzada para preguntar el nombre del propietario y con qué frecuencia acudía Espino a comer a este sitio. Total, el candidato único a la presidencia del PAN finalmente aceptó y llegó a la cita. El asunto es que duraron menos de una hora juntos. Luego llegó un fotógrafo y los dos se salieron del restaurante
“Bajo reserva”, El Universal, 28 de noviembre.
Gracias a este oficio, Calderón ha podido sostener una relación funcional con el PRI. Dirigentes, coordinadores parlamentarios y gobernadores del tricolor encuentran en él un interlocutor confiable, lo que fue clave este año, y lo será también en los siguientes. Asimismo, puede hablar en cualquier momento con integrantes de un sector cada vez más amplio del PRD, como sucedió de forma ilustrativa hace pocos días con Leonel Godoy, el gobernador electo de Michoacán, quien será un mandatario perredista afín al Presidente emanado del PAN.
De manera por demás paradójica, a lo largo de este año, Felipe Calderón no pudo o no quiso recomponer su relación con la dirigencia nacional del PAN. Sus habilidades de negociación no tuvieron resultado. La distancia entre su gobierno y el grupo que coordina Manuel Espino, y en el que está Vicente Fox, fue cada día más grande y concluye en un virtual rompimiento. En la entrevista que concedió al reportero Alejandro Páez de La Crónica, Manuel Espino no ocultó su malestar, lo dijo con todas sus letras: funcionarios de la Presidencia de la República, entre ellos Juan Camilo Mouriño, “nos jugaron chueco y son corresponsables de las derrotas del partido en el 2007”.
Juan Manuel Asai, “Códice”, Crónica, 29 de noviembre.
El arribo del nuevo dirigente poco tiene que ver con las formas que históricamente distinguieron las sucesiones internas de ese partido. Germán ha llegado sin debate y sin definiciones. Ante el vacío generado por sus antagonistas, el político michoacano ha dedicado su campaña a disminuir su perfil hostil hacia los ultraconservadores y a atemperar los ánimos políticos con los representantes del integrismo.
Hace unos días, Martínez sostuvo un encuentro con un trío de gobernadores que representan al sector ultraconservador del panismo: Emilio González, de Jalisco; Juan Manuel Oliva, de Guanajuato, y Marco Antonio Adame, de Morelos.
Varios compromisos habrían salido de ese encuentro: uno, que no existirá una política de persecución hacia personajes vinculados con la ultra panista o los denominados yunques; dos, que la interlocución de Martínez con el bando extremista será con ese trío ("la otra triple A", dijo con sorna un veterano militante panista en alusión a la que fuera la Alianza Anticomunista Argentina. "La santísima trinidad", la bautizó ya otro dirigente norteño), y no con Manuel Espino o Carlos Abascal; tres, que los gobernadores tendrían un papel más activo en el apoyo al presidente Felipe Calderón; cuatro, garantías para tener un Comité Ejecutivo Nacional equilibrado donde no hubiera corrientes ni personajes vetados o excluidos; cinco, una relación respetuosa entre la dirigencia partidista y los gobiernos. Martínez ha dicho al respecto que el partido no dictará los decretos a sus gobiernos y los gobiernos no dictarán a los órganos del partido sus plataformas políticas y menos designarle candidatos.
El reto de Germán Martínez es darle cohesión al PAN y modernizarlo como organización con una auténtica plataforma de centro. Y sobre todo, mostrar que su dirigencia goza de auténtica autonomía en sus decisiones respecto del presidente de la República, las secretarías de Estado y los poderes fácticos (desde obispos hasta grupos secretos) que han dictado recientemente la política del panismo. ¿Podrá?
Roberto Zamarripa “Tolvanera”, Reforma, 3 de diciembre.
TODO INDICA que Felipe Calderón sí asistirá el sábado a la toma de posesión de Germán Martínez como nuevo dirigente nacional del PAN.
LA ÚNICA DUDA hasta el momento es ¿cómo se va a portar ese día Manuel Espino? Claro, si es que se anima a estar presente.
LO QUE se comenta en el cuartel general blanquiazul es que Espino debe pensar muy bien las cosas, pues si decide irse azotando la puerta es muy probable que sea el primer dirigente nacional que salga abucheado.
¿SUENA a amenaza? Nomás tantito.POR
AHÍ DICEN que los ultras del panismo -léase los yunquistas- decidieron desobedecer la instrucción presidencial y aliarse con los ultras del perredismo para cerrarle el paso a Alcocer.
Fray Bartolomé, “Templo Mayor”, Reforma, 4 de diciembre.
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