IMAGEN PÚBLICA: Un año de gobierno de Felipe Calderón: 6. LA ECONOMÍA.

De acuerdo con las recientes encuestas de opinión, la economía es uno de los temas que más preocupan a los ciudadanos. Los 16 comentarios que se presentan a continuación, 6.67% de los 240 sistematizados, muestran diversas perspectivas al respecto.

En donde seguimos atorados, y no hay avances, es en la economía, las perspectivas para los próximos dos años son mediocres, y nuestra dependencia de una economía como la estadounidense, que no va a crecer a más del 3%, dificulta cualquier posibilidad de crecer por arriba de esa cifra. Las reformas del ISSSTE y fiscal sólo darán un 0.2% adicional de crecimiento y no se conocen nuevas medidas del gobierno para acelerar la economía.
El impulso a la infraestructura ha sido más un discurso político que una realidad, y el gobierno se ha limitado a vender lo que tiene sin impulsar nuevos proyectos
Demetrio Sodi de la Tijera, El Universal, 19 de noviembre.

La misma Consulta Mitofsky, en la interpretación de sus datos, señala que 72% de los encuestados opinó que la economía nacional está peor que hace un año y consideró que hay riesgo de crisis económica. Ese dato explica por qué ni siquiera con cientos de miles de spots sobre Tabasco, el presidente Calderón pudo remontar el efecto negativo del gasolinaza.
Los estrategas presidenciales tendrán que idear algo más que bombardeos televisivos y mediáticos con la imagen del Presidente, que por lo demás ya los prohíbe la Constitución, y ponerse a pensar en serio cómo enfrentará Felipe Calderón el complicado y difícil segundo año que se le viene encima con una economía afectada, a querer o no, por la desaceleración y posible recesión en Estados Unidos.
Ya llegó al primer año con una caída fuerte en la percepción de los gobernados. ¿Cómo llegará al segundo?
Salvador García Soto, “Serpientes y Escaleras”, El Universal, 29 de noviembre.

Más allá de los datos económicos específicos, existe mayor certidumbre respecto al futuro inmediato.
No está en el horizonte de lo probable el riesgo de una crisis económica. El Gobierno no se va a quedar sin dinero en los próximos años; la balanza de pagos del País no va a crujir y no tendremos problemas para pagar la deuda externa; no se ve en el corto plazo la posibilidad de una nueva crisis bancaria.
Hace un par de días, el Secretario de Hacienda perfiló una economía que llegará a una tasa de crecimiento de 5 por ciento cuando concluya el sexenio.
Podemos y debemos crecer más, sin duda. Pero si observamos el saldo de los últimos 25 años, estaríamos creciendo al doble de lo acostumbrado, pues el promedio en ese lapso fue apenas de 2.5 por ciento anual.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 30 de noviembre.

El presidente Felipe Calderón, durante su primer año de gobierno, logró desatorar la economía con varias reformas y un rumbo definido. Desde la reforma de pensiones del ISSSTE, que era una bomba de casi 30 puntos del PIB, hasta la reforma fiscal que, a pesar de sus cortos alcances, sí va evitando la excesiva petrolización de las finanzas públicas. Todo ello desatora la economía mexicana y las inversiones empiezan a llegar.
Ahora hay perspectivas de crecimiento e inversión. Y no hay duda de que el presidente Calderón ejerce el poder del Ejecutivo, a diferencia de la gestión foxista. Incluso con los empresarios han existido algunas fricciones, siendo la más notable cuando impuso el control en los precios energéticos: gasolina, luz, gas.
Además, el mismo Calderón lo dijo abiertamente: hay medios de comunicación electrónicos que han estado gestando una inflación inercial, sicológica, por la supuesta alza en los precios de la gasolina cuando ésta ni siquiera se había dado.
Bajo este contexto, también se encuentran sus diferencias con las televisoras sobre la reforma electoral.
Y como consecuencia del control de precios de los energéticos, vimos alertar a los organismos empresariales de no caer en problemas del pasado. Desde Claudio X. González, presidente del Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, hasta Armando Paredes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, o bien los dirigentes de la ANTAD. Todos estuvieron alertando acerca del control de precios.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 30 de noviembre.

Ahora bien. Qué vemos a la distancia de un año. Uno, la política social sigue coja. Igual migración, igual violencia, igual pobreza. Dos, cuando el PAN era oposición criticaban el llamado “Estado obeso”. Y, bueno, ya estamos viendo lo que pasa. Tres, algo más que importante, es lo relacionado a la política pura. Cuántas veces oímos la punzante diatriba: allí va otra vez el Partido de Estado. Por qué se daba. Ah, es muy sencillo. Salía un Secretario del Gabinete para dirigirse a Insurgentes Norte. Por supuesto, tenía que ser de la absoluta confianza del titular del Ejecutivo, con aquellas “facultades” supralegales. ¿Y, ahora? ¿Cómo se verá, desde el interior del Partido Acción Nacional, el arribo de Germán Martínez? Es pregunta, que conste…
Jaime Alcántara Silva, Crónica, 1º de diciembre.

Con retórica se disfrazan las precarias realizaciones en el rubro del combate a la pobreza: “De nada sirve que la Constitución diga palabras muy bonitas, que los legisladores proclamen leyes muy resonantes acerca de los derechos de la gente, si al final de cuentas, en concreto, día con día la gente no tiene ni para vivir”, dijo Calderón anteayer en Oaxaca, uno de los estados más pobres del país que aún aguarda que la alternancia en el poder signifique el tránsito de las palabras a los hechos.
Y retórica, mucha retórica —que los turiferarios del régimen llaman destreza política— hay en la relación con el Congreso y los partidos, en particular para ocultar ese dejar hacer que se observa respecto al PRI de Beatriz Paredes, Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa, que tiene al gobierno sujetado de su parte más vulnerable, lo mismo que frente a un PRD irreductible, e incluso frente a una chiquillada que, engallada, se resiste a perder privilegios.
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 1º de diciembre.

Pero la situación económica sí preocupa a los ciudadanos, pues 72% considera que es peor que el año pasado, tan grave que 50% la califica de crítica. Aunque los indicadores económicos no muestran un empeoramiento que justifique la percepción, al parecer el origen se encuentra en el nuevo impuesto a la gasolina que, aunque no ha entrado en vigor, se tiene la certeza que se aplicará el próximo año y con él una serie de aumentos de precios que dañarán el ingreso familiar. Grave perspectiva para Calderón porque no sólo pone en duda sus promesas de campaña, sino que cuestiona su habilidad para manejar una administración que apenas comienza
Rogelio Hernández Rodríguez, El Universal, 1º de diciembre.

Quinto. Desde que asumió la presidencia, Felipe Calderón dejó claro que los problemas estructurales e históricos de nuestro país —como el rezago educativo, el desempleo, la desigualdad social o el crimen organizado—, requieren acciones de largo plazo y planes sustentados en acciones coordinadas entre los distintos niveles de gobierno y la sociedad civil. No basta la voluntad política coyuntural de los gobernantes. Se requiere de la participación de todos los actores, pero sin duda, de una mayor subsidiariedad en la sociedad, a fin de que asuma su responsabilidad y no sea un espectador pasivo.
Sexto. No todos han sido logros en el último año. Existen rezagos importantes y es necesario, como el mismo Presidente dijo, “enderezar” a México y transformarlo en diversos aspectos. Entre los más importantes están el de una mejor distribución de la riqueza y acortar la gran desigualdad que existe en el país, para superar dos problemas perversos: pobreza y desempleo; quedan aún pendientes las promesas de campaña en estos dos aspectos fundamentales de la justicia social, pues de lo contrario no podrá abatirse el narcotráfico, la economía informal, la migración y la delincuencia organizada.
Manuel Gómez Granados, Crónica, 2 de diciembre.

La otra gran carta que el gobierno cree tener es la reforma energética. Sus decisiones han terminado por desacreditarla. La venta de Aeroméxico a uno de los protagonistas de la guerra sucia del año pasado, en una cantidad muy inferior a la que hace poco habían ofrecido, y antes de que entrara en vigor el IETU, para que lo nuevos dueños puedan consolidar las pérdidas (con lo que les saldrá gratis y todavía se les quedará a deber), descalifica cualquier intento privatizador. En el caso del petróleo, a la falta de transparencia se agrega el riesgo de inestabilidad: la polarización política que el primer intento provocaría.
En la economía, lo que viene es peor. Menos crecimiento, menos empleo, más carestía, reducción de ingresos reales de los más pobres. La situación social se vuelve más difícil. Ahí están los aumentos de la tortilla de este año, de la gasolina el próximo y lo que ambos han provocado. Ahí vendrán aumentos mínimos de los salarios y las importaciones agrícolas libres que afectarán a los productores nacionales de maíz, frijol, azúcar y leche. Y frente a todo ello, ¿qué?
Manuel Camacho Solís, El Universal, 3 de diciembre.

En los terrenos económico y social, el primer año de Calderón no representó avances sustantivos y sí algunos preocupantes retrocesos, como fue que la economía creciera a una tasa que apenas alcanza el 3.0 por ciento, contrastando con la del último año del gobierno de Fox, en que lo hizo a un ritmo de 4.8 por ciento.
Aunque mantuvo el esquema macroeconómico en términos de equilibrio, el gobierno de Calderón no pudo en este su primer año contener las presiones inflacionarias, especialmente sobre los consumos básicos, lo que deterioró aún más el poder adquisitivo del grueso de la población.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de poder”, El Financiero, 3 de diciembre.

Los grandes cambios que, dicen, han alcanzado, son pequeños en sus propios términos, frente al panorama que se avecina. La reforma fiscal del 1% del PIB, es sólo eso. Ahora viene la realidad. Aun en el mejor escenario de la economía norteamericana para 2008, el crecimiento va a la baja. Las metas gubernamentales no se alcanzarán y la gran oferta del Presidente del empleo, resultará la gran preocupación de millones de jóvenes que seguirán igual o peor que antes. Si hay recesión allá, aquí habrá pulmonía.
De todo ese paquete, lo único rescatable es la posibilidad de incrementar la inversión en infraestructura, siempre y cuando haya una mínima capacidad de ejecución en la administración, pues de lo contrario el IETU terminará contribuyendo a la recesión, al haber retirado recursos de la sociedad y no poder ejercerlos el gobierno
Leonardo Curzio, El Universal, 3 de diciembre.

Por ejemplo, un punto total en su estrategia de campaña fue el compromiso de acabar con monopolios, oligopolios y demás poderes fácticos. Un año después, nada ha pasado y, por lo visto, nada pasará.
Lo anterior, no obstante que uno de sus aliados naturales, el Banco Mundial, lo ha repetido hasta el cansancio: “una característica particular de la estructura económica de México que limita su competitividad es el grado de concentración de los mercados en sectores económicos clave y la existencia de monopolios públicos y privados… Las reformas introducidas durante los años noventa (…) llevaron a una mayor concentración de los mercados y no lograron mejorar la competitividad de la economía en conjunto… En muchos casos las privatizaciones sólo significaron un cambio de propietario, sustituyendo los monopolios públicos por privados, y sin contar con un marco regulatorio funcional y organismos sólidos que pudieran hacer cumplir condiciones de mayor competitividad” (México: más allá de la captura del Estado y la polarización social, 2007).
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 3 de diciembre.

Se cumplió un año de gobierno de Felipe Calderón. No creo que haya duda de que éste resultó mejor que cualquiera de los últimos tres de la administración anterior. Sólo los tercos que insisten en sentirse agraviados podrán ver algo diferente. De cualquier manera, aunque este año sea mejor que los previos, no ha sido nada excepcional. Continuamos en una inercia que resulta muy dañina, porque no nos damos cuenta de cuánto estamos perdiendo.
La economía sigue creciendo, pero lo hace poco. Promediamos 3% de crecimiento anual si comparamos con 1986, cuando inició la caída del régimen de la Revolución, o con 1997, cuando ésta terminó. Y en lo que va del siglo XXI, 2.2% anual. No es tan malo si consideramos que la población crece apenas 1% anual. Dicho de otra manera, estamos creciendo a un ritmo cercano al que tuvimos en aquellos años del desarrollo estabilizador que tantos suspiros siguen provocando a quienes ya llegan a la tercera edad. Pero ese crecimiento es menor al que tiene el mundo en su conjunto, y mucho menor que el que logran naciones que hasta hace pocas décadas eran mucho más pobres que nosotros.
Y no es que la economía lo sea todo, pero si no somos capaces de producir más, no hay manera de que mejore la situación de quienes viven en condiciones deplorables, que son una cuarta parte de los mexicanos. Y no hay manera de que produzcamos más si mantenemos la inercia que llevamos. Lo que se podía lograr con las reglas que tenemos se alcanzó a mediados de los 60. De entonces a la fecha, que ya son 40 años, se han evidenciado las limitaciones del marco jurídico y cultural que aún tenemos
Macario Schettino, El Universal, 3 de diciembre.

Y es también pobrísimo el desempeño de la economía (acaso porque los programas sectoriales demoraron un poco en ser organizados). El consumo familiar mantiene los niveles de vida a costa de un endeudamiento creciente, que se paga con intereses usurarios. El fantasma de la insolvencia nos asusta con su sombría presencia.
Miguel Ángel Granados Chapa, “Plaza Pública”, Reforma, 4 de diciembre.

El presidente Felipe Calderón define su primer año económico como uno de cimentación en las finanzas públicas, y ahora la clave para el crecimiento es soltar las amarras de competitividad. Y para lograr la competitividad en 2008, desde la Presidencia se ven con buenos ojos dos iniciativas: la energética, que pasa por la transformación de Pemex, y la de telefonía, que pasa por la apertura del sector de telefonía fija hasta ahora protegido a favor de Telmex.
Y claro que las iniciativas de competitividad no gustan a los sectores que gozan de las actuales condiciones. Por eso es sintomático que el Sindicato de Telefonistas, a cargo de Francisco Hernández Juárez, esté cabildeando con el PRD para desechar la iniciativa de apertura en telefonía fija, la cual abriría la competencia para Telmex.
Aquí Telmex, presidida por Carlos Slim, ya se adelantó a lo que viene: la apertura. Y por lo tanto, están promoviendo su escisión en telefonía comercial, telefonía rural y la parte internacional. Es el control de los potenciales daños.
Sin embargo, el cabildeo está a todo lo que da en el Congreso, y Francisco Hernández tampoco quiere la apertura.
La apertura en telefonía fija es a favor del usuario final, del consumidor y las empresas, donde al contar con competencia se tendrá un acceso en telecomunicaciones a menor costo y más eficiente.
De hecho, el presidente mundial de Telefónica de España, César Alierta, ya se comprometió con el presidente Calderón a entrar con miles de millones de dólares si se abre el sector.
José Juste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 5 de diciembre.

Al presidente Calderón le preocupa sobremanera el caso de Pemex y sus absurdos, donde estamos importando a precios elevadísimos gasolina de Texas y de India, sí de India, precisamente del ahora considerado hombre más rico del mundo, Mukesh Ambani, quien tiene refinerías en India para importarnos el crudo y nos lo vende mucho más caro como gasolina. El absurdo total.
Felipe Calderón lo reitera: tenemos un tesoro enterrado, a tres mil metros de profundidad en el Golfo de México, y necesitamos inversión privada para completar la pública de Pemex, que nos ayuda a extraer dicho petróleo y después a refinarlo.
Pero nada de ello se puede hacer si no cambiamos la Constitución, que en este punto ya no se adapta a la realidad empresarial de Pemex ni a sus necesidades de inversión.
Hoy en día, Pemex importa gasolina, importa gas y está declinando su mismísima producción de crudo.
Por eso desde la Presidencia también apoyan un cambio en este sector.José Juste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 5 de diciembre.

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