La buena noticia la dio ayer Felipe Calderón. El presidente dijo que al 15 de noviembre pasado se crearon en el año 960 mil empleos formales con datos del Seguro Social. La cifra es superior a las estimaciones originales de los analistas y augura que se alcance la creación de un millón de empleos formales a finales de año. Un dato así sería un fuerte espaldarazo para el presidente y su política económica en momentos en que se comienza a hablar de asomos de recesión en Estados Unidos y de sus impactos en México el próximo año. Para mantener el ritmo en la creación de empleos, el gobierno ya planea agilizar el gasto presupuestal para el próximo año desde el primer mes, especialmente en lo que se refiere a obra pública.
Samuel García, “El Observador”, Milenio, 28 de noviembre.
El secretario de Trabajo, Javier Lozano, ha logrado algo difícil: mantener la cohesión laboral en momentos en los que parecía venir una fuerte inflación o cuando muchas empresas ya se han quejado de altos costos sindicales, por ejemplo, Mexicana o el pliego petitorio del IMSS.
Bajo este aspecto, llama la atención que la economía mexicana en el primer año de gobierno de Felipe Calderón cuenta con más de 850 mil empleos, lo cual quiere decir que el sector laboral está caminando y apoya a la principal promesa de campaña del Presidente.
José Yuste, “Activo Empresarial”, Excélsior, 28 de noviembre.
El incremento de 795 mil 954 asegurados en el IMSS, entre el 15 de noviembre del 2006 y la misma fecha del 2007, no significa necesariamente que el empleo aumentó en esa cifra. Una parte de ese aumento, en efecto, corresponde a nuevos empleos. Otra corresponde a empleos que ya existían pero que tenían un carácter informal y se volvieron formales. Una más corresponde a empleos que virtualmente no cambiaron nada pero que, debido a la actividad fiscalizadora del IMSS, se propició que se regularizaran al darse de alta en el Instituto.
No tenemos información suficiente para saber cuáles son las proporciones precisas en cada caso. Lo que sí es un hecho es que la sola cifra del número de asegurados no es suficiente para reflejar la tendencia del mercado laboral mexicano que es más heterogéneo que el subgrupo de los asegurados en el IMSS.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 29 de noviembre.
Dice el inquilino de Los Pinos que para cumplir sus promesas de campaña no sólo pretende ser el “presidente del empleo”, sino que ahora quiere serlo del “crecimiento” y el “desarrollo”, aunque ello lo logre, en el mejor de los casos, en el año de su despedida, 2012.
En los hechos, ninguna promesa de campaña cumplirá si, como propone, deja fuera del empleo a 33 por ciento de los mexicanos que de aquí al año citado demandará ocupación formal. Tampoco lo segundo, con una tasa de crecimiento de 5 por ciento sólo a partir de la fecha citada (y, reitero, siempre en el mejor de los casos), ni mucho menos lo tercero, si se aferra a privatizar la riqueza y socializar las pérdidas, en línea con lo hecho por las últimas cuatro fracasadas administraciones gubernamentales.
Lo anterior, porque ayer presentó en sociedad su nuevo prontuario de “buenas intenciones”, que quedan resumidas en los kilométricamente llamados Programas sectoriales de los gabinetes de economía, competitividad e infraestructura 2007-2012. Por medio del primero, el inquilino de Los Pinos pretende: generar 800 mil empleos formales, es decir, sólo 66 por ciento de la demanda anual; alcanzar una tasa de crecimiento económico de 5 por ciento, pero sólo hasta el último año de estancia en la residencia oficial, aunque si las cosas no salen como supone, sería en la siguiente administración gubernamental; “promover” el desarrollo y “superar” la pobreza con las mismas recetas clientelares y programas de subsistencia de hace 20 años y privatizar lo poco que queda en manos del Estado, fundamentalmente el petróleo, para que la iniciativa privada (léase los barones) se queden con el último jirón.
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 29 de noviembre.
También es razonablemente correcto el dato que deriva de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo y que señala que, entre el tercer trimestre del 2006 y el mismo periodo de 2007, la población ocupada en México creció en 312 mil personas. La diferencia de las cifras deriva de lo que miden. La Encuesta del INEGI abarca todo el mundo laboral del País. Incluye a los trabajadores del sector formal, a los informales, a los que trabajan por su cuenta aún en el sector formal y a los que están en un negocio familiar y no reciben sueldo, por citar los grupos más importantes. Si vemos el conjunto de la ocupación y el empleo, entonces el crecimiento fue mucho menor que el caso de los asalariados formales, pues apenas alcanzó un 0.7 por ciento, frente a un 5.9 por ciento de los asegurados en el tercer trimestre.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 29 de noviembre.
Bien. Pónganse cómodos, porque será hasta 2012 cuando se genere empleo (a 66 por ciento), se registre crecimiento (5 por ciento, si bien va), comience el desarrollo (el pago de la deuda social) y arranque el combate contra la concentración del ingreso y la desigualdad (a los monopolios no, porque si no quién paga las campañas), o lo que es lo mismo al final del sexenio.
Se supone que las promesas de campaña se concretarían a partir del primer año de estancia en Los Pinos, pero ahora sabemos que no, que será de aquí a un lustro, en el mejor de los casos. Entonces, surge la duda: si toda esa idílica belleza se alcanzará hasta 2012, sino es que después, ¿por qué Calderón no le ahorró el enfrentamiento al país y presentó su candidatura a la Presidencia de la República en 2012?
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 29 de noviembre.
La flexibilidad laboral que de facto se ha ido presentando en el propio sector formal ha inducido a muchos patrones a incluir en la formalidad a trabajadores que quizá no incluirían si el aseguramiento tuviera que ser necesariamente permanente.
En otras palabras, el aumento de asegurados refleja cambios en la estructura del mercado laboral más que una tendencia general de la ocupación.
Y entonces, ¿se ha cumplido la promesa con la que empezó la administración de Felipe Calderón?
Se ha cumplido a medias. No se puede regatear el hecho positivo de que el número de empleos formales vaya a crecer en poco más de 800 mil personas en los primeros 12 meses del Gobierno.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 29 de noviembre.
Las cifras de los principales rubros no le son favorables a Calderón. Revisemos. -Empleos. Su lema de campaña de “el presidente del empleo”, ha quedado en mera anécdota. Casi millón y medio de mexicanos no tienen trabajo. Tanto el Programa de Primer Empleo como el Sistema Nacional de Empleo han fracasado. El primero sólo registró 11 mil 213 nuevas plazas. El segundo nada más pudo colocar a 364 mil de los cerca de un millón 400 mil que llenaron una solicitud (Enfoque, 25-noviembre-07). Y las cifras triunfalistas del gobierno de que se han creado 825 mil trabajos, fueron desinfladas por los números del INEGI y de organismos empresariales.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 29 de noviembre.
Pero, en el momento en el que, además de la reestructuración del mercado laboral, que se traduce en el hecho positivo del aumento del número de asegurados, también tengamos un crecimiento más significativo de la población ocupada total, entonces sí podríamos decir que se ha cumplido con las promesas en materia de empleos.
Para conseguirlo va a ser indispensable que la economía crezca a tasas más elevadas. Con el 3 por ciento que habrá de alcanzarse este año no hay mucho más que pueda esperarse y tampoco con el 3.7 por ciento previsto para el 2008.
La única manera de generar empleo que sea realmente autosustentable es con inversión. Y para que haya inversión tiene que haber mejores expectativas de crecimiento del País. No hay de otra.
Enrique Quintana, “Coordenadas”, Reforma, 29 de noviembre.
El gobierno ha enfatizado durante los últimos días que, de acuerdo con los registros del Seguro Social, se crearon 825 mil nuevos empleos hasta el 15 de octubre pasado, cuando las mejores expectativas del sector privado hablaban de 600 mil en todo 2007. De esta manera busca hacer sentir en la opinión pública que ha atendido una de sus prioridades, pues no se olvide que Felipe Calderón prometió ser el “Presidente del empleo”.
Pero terca como es la realidad nos recuerda, con datos del INEGI, que la tasa de desempleo será este año de 3.93% del PIB, cuando en 2006 fue de 3.58%. El desempleo, pues, continúa en aumento. La realidad le da la razón a mexicanos como el ingeniero Gaona Hernández y evidencia que Calderón no ha cumplido esa promesa de ser el “Presidente del empleo”. La evaluación ciudadana de su primer año de gobierno consigna —según la más reciente encuesta de Consulta Mitofsky— que 66.7% de los entrevistados perciben que Felipe Calderón ha hecho muy poco o nada para crear fuentes de trabajo. Ese resultado es consecuente con la percepción externada por 72% de los encuestados en el tracking poll de Roy Campos, que ve la situación económica del país peor que la del año pasado, factor que explica —tras el anuncio del aumento a la gasolina a partir de enero próximo— la caída a 59% del nivel de aprobación ciudadana del Presidente cuando en los anteriores trimestres del año se mantuvo por arriba de 65%
Raúl Rodríguez Cortés, “Gran angular”, El Gráfico, 30 de noviembre.
Por lo demás, la economía se desatoró. Las inversiones están llegando. Tan sólo acabamos de ver inversiones de 400 millones de dólares de FEMSA, de Holcim Apasco, otras de 350 millones de dólares como la de Cruz Azul, o la recién anunciada por Ritz-Carlton. Cada una o dos semanas vemos una inversión de esta magnitud. Esto ha generado empleos del orden de los 850 mil anuales. Y ahora el reto es seguir generando condiciones de competitividad, destrabando burocracias y desatorando las reformas pendientes.
José Yuste, “Activo empresarial”, Excélsior, 30 de noviembre.
Por lo que atañe a la creación de empleos se necesita al menos un millón al año y el gobierno calderonista espera alcanzar y hasta rebasar esa cifra. En la calle, sin embargo, hay mexicanos que no han sabido lo que es tener una ocupación formal y justamente remunerada en todo lo que va de los regímenes de la alternancia panistas, que iniciaron con el milenio en el 2000. Es así mientras con la anuencia presidencial Javier Lozano traba pleitos con Marcelo Ebrard en busca de dividendos electorales.
En los últimos doce meses la retórica ha sido útil recurso para subsanar deficiencias gubernamentales, ya sea que se trate de criticar los cuestionables liderazgos de un centenar de próceres seleccionados por una revista. o la postración del régimen ante los poderes reales. Desde el poder de los líderes sindicales encabezados por Joaquín Gamboa Pascoe, a quien se cortejó en marzo pasado, en el 71 aniversario de la CTM, hasta el poder de la televisión, a cuyos concesionarios —que no dueños— se les advierte en un mismo discurso de la conveniencia de reglamentación por parte del Estado y se les invita, a la vez, a poner sus propias reglas.
Aurelio Ramos Méndez, “Contraluz”, Crónica, 1º de diciembre.
El Presidente no la tiene fácil. En primer lugar, por voluntad. Su antecesor, tonto y arrogante, trató de combatir el desempleo de forma original. Para ello, utilizó la riqueza petrolera y copó la Administración Pública de cuates, cuates de la primera dama, cuates de los cuates y así la población burocrática de alto nivel se vio como nunca en rangos que, a nivel de demografía, hicieron palidecer los números del crecimiento del país en la década de los 50’s. Y el Presidente no hizo poda. Por supuesto que no vamos a caer en el infantilismo de algunos conspicuos miembros de la izquierda, para decir que con el abatimiento de la corrupción México estaría en el primer mundo. Tampoco aquí, con la reorganización del aparato estatal. No se trataba de correr a 50 mil trabajadores que tienen uno, dos o tres salarios mínimos. No. Con el achicamiento en los terceros, cuartos y quintos niveles, se hubiera dado una buena señal. Erradicar la corrupción hasta niveles “tolerables” (esto es que, como la delincuencia, siempre habrá aferrados a los vicios del ser humano) ayudará pero no solucionará los problemas. Ambas metas, por supuesto, deben ser dignas de tomarse en cuenta.
Jaime Alcántara Silva, Reforma, 1º de diciembre.
Si bien ha habido un incremento en el porcentaje del PIB per cápita y en la creación de empleos —que ha llegado casi al millón en este año, según datos del IMSS—, el resultado todavía no se ha visto reflejado en la vida cotidiana de millones de mexicanos. El tiempo de los balances ha llegado, el Ejecutivo lo sabe, y es un buen momento para reflexionar sobre los palpables logros en el plano político, que serán nada si no se concretan, en los años que vienen, en el bolsillo y en el estómago de casi la mitad de los mexicanos que siguen esperando una oportunidad.
Manuel Gómez Granados, Crónica, 2 de diciembre.
Sintetizando. El primer año de la administración de Calderón, en materia de economía, fue uno de menor crecimiento de la producción, con creación insuficiente de empleos, y con estabilidad económica (sin repunte en la inflación; con depreciación del peso frente al dólar, pero sin crisis cambiaria; con tasa de interés estable).
Arturo Damm Arnal, “Pesos y contrapesos”, Crónica, 3 de diciembre.
Autoproclamado desde su campaña electoral como el "presidente del empleo", el gobierno de Calderón juega con los números en este terreno, pues con base en los registros del Seguro Social, da por creados casi un millón de nuevos puestos de trabajo, cuando la mayor parte de ellos son eventuales o bien sustituyen a otros que representan baja.
La realidad sobre la economía, el empleo, la inflación y combate a la pobreza se verá muy pronto, sobre todo porque el arranque de 2008 se presenta muy complicado en esta materia y las perspectivas siguen siendo las de un "crecimiento mediocre", como llegó a definirlo el propio Calderón.
Alejandro Ramos Esquivel, “Redes de poder”, El Financiero, 3 de diciembre.
Para el “presidente del empleo”, con los atentos saludos de la Concanaco: más de 18 millones de mexicanos laboran en la economía informal (Luis Antonio Mahbub Sarquis, presidente del organismo), o lo que es lo mismo 40 por ciento de la PEA, o si se prefiere 3 millones más que los trabajadores registrados en el IMSS… Ánimo don Javier, que sólo fue el susto
Carlos Fernández Vega, “México SA”, La Jornada, 7 de diciembre.
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