El sargento del ejército colombiano, Pablo Emilio Moncayo, que estuvo 12 años secuestrado por la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y que se convirtió en un símbolo de los cautivos, se vio forzado a salir del país, luego de recibir una oleada de amenazas de muerte contra él y sus familiares, informó la hermana del ex rehén de la guerrilla, Yuri Moncayo, a la cadena británica BBC.
El militar, liberado por rebeldes de las FARC el pasado 30 de marzo, decidió viajar a Italia para librarse de esta nueva amenaza contra su vida, informó la familiar del ex secuestrado al señalar: “Ha habido muchas amenazas, llamadas, mensajes, atentados extraños en nuestro pueblo natal, seguimientos; la situación se ha tornado realmente insostenible”, respondió Yuri a la cadena británica.
En los primeros días de este mes dos petardos estallaron cerca de la casa de los Moncayo, en Sandoná, Nariño, en el sur de Colombia.
RIESGO. “No sólo es el miedo por el riesgo inminente que existe, sino que nuestros corazones están lacerados por tanta calumnia y a eso sólo se le puede llamar terrorismo. Al final, ya no somos las víctimas, somos los victimarios”, se quejó la hermana del ex rehén, al indicar que se ha llegado al extremo de que ahora “algunos grupos acusan a mi hermano de ser informante de la guerrilla”.
En los últimos años del cautiverio, el profesor Gustavo Moncayo, padre de Pablo Emilio, emprendió junto a Yuri una cruzada para exigir la liberación de su hijo y hermano, y abogar por un acuerdo entre el gobierno colombiano y la guerrilla, que permitiera el intercambio de cautivos en las selvas por rebeldes presos.
El militar, liberado por rebeldes de las FARC el pasado 30 de marzo, decidió viajar a Italia para librarse de esta nueva amenaza contra su vida, informó la familiar del ex secuestrado al señalar: “Ha habido muchas amenazas, llamadas, mensajes, atentados extraños en nuestro pueblo natal, seguimientos; la situación se ha tornado realmente insostenible”, respondió Yuri a la cadena británica.
En los primeros días de este mes dos petardos estallaron cerca de la casa de los Moncayo, en Sandoná, Nariño, en el sur de Colombia.
RIESGO. “No sólo es el miedo por el riesgo inminente que existe, sino que nuestros corazones están lacerados por tanta calumnia y a eso sólo se le puede llamar terrorismo. Al final, ya no somos las víctimas, somos los victimarios”, se quejó la hermana del ex rehén, al indicar que se ha llegado al extremo de que ahora “algunos grupos acusan a mi hermano de ser informante de la guerrilla”.
En los últimos años del cautiverio, el profesor Gustavo Moncayo, padre de Pablo Emilio, emprendió junto a Yuri una cruzada para exigir la liberación de su hijo y hermano, y abogar por un acuerdo entre el gobierno colombiano y la guerrilla, que permitiera el intercambio de cautivos en las selvas por rebeldes presos.
La Crónica, 28 de agosto.
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