Bájele a las chapas, sugieren a Eruviel

El candidato del PRI a la Gubernatura del Estado de México, Eruviel Ávila, debe bajarle al rojo que usa en sus mejillas durante los debates públicos, recomendó Gisela Méndez, directora del despacho Imagen Integral.

"Considero que fue un error marcarle tanto las chapas, lo hacían lucir muy acartonado, demasiado sano y planeado. ¿Cómo era posible que, mientras lo atacaban, él siguiera en su postura de no oigo, soy de palo, parezco muñequito rojo y mantengo una sonrisa congelada?

"El color tan artificial de la piel es un código importante en la imagen de cualquier persona, ya que denota un exceso de cuidado, un efecto antinatural y, lo más riesgoso, a alguien que también puede maquillar sus actos", comentó la experta.

La coordinadora de moda Heidi Ruiz coincidió en que las chapas estaban exageradas.

"Le daban un aire de falsedad aumentado siempre con una sonrisa, una mirada perdida y un lenguaje corporal que denotó desconfianza.

"Respecto a su traje, creo que el cuello italiano de la camisa y el nudo tan grueso de su corbata no le favorecían, pues formaban una línea horizontal que lo hacía ver mucho más ancho", consideró Ruiz.

Expertos en este campo convocados por REFORMA evaluaron el vestido, la apariencia y la postura de los candidatos mexiquenses en el primer debate.

Al perredista Alejandro Encinas el traje le quedaba grande y la corbata a rayas contenía demasiada información, opinó Gabriel Ibarzábal, experto en moda del blog Latin Fashion.

"El reloj tan grande que escogió distraía mucho, también portaba sus clásicos zapatos con suela de goma que ya son su rúbrica", enfatizó.

Sobre Luis Felipe Bravo Mena, Gisela Méndez señaló que la corbata estaba chueca y su actitud corporal muy rígida y fría.

En contraste, Jannette Klein, experta en moda y directora de la escuela que lleva su nombre, destacó el empleo de una corbata azul por estar acorde con los colores de su partido, el PAN.

Ibarzábal apunta que este candidato era el único que lucía una sortija de oro en el dedo y lentes casi transparentes, además de que su posición y movimiento de manos pusieron una barrera entre él y el público.

"Parece un docente de una escuela religiosa. Alguien intelectual, pero que no conecta con los interlocutores", apuntó Ibarzábal.

Fernando Toledo, Reforma, 10 de juno.

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