“Encinas, no se olvide de nosotros"

SAN JOSÉ DEL RINCÓN, MÉX.— Los cohetones sonaron en el cielo. Uno tras otro, anunciaban la llegada de Alejandro Encinas, el candidato a la gubernatura mexiquense, a una terregosa cancha de futbol, donde se colocó el templete para su discurso ante una multitud de indígenas mazahuas. Fue recibido con fiesta, con honores.

Al escenario, después del desfile por el pasillo central, Encinas llegó arropado por la multitud de hombres y mujeres humildes que ondeaban cientos, miles de banderas anaranjadas, del partido Convergencia, uno de los que integran la coalición “Unidos podemos más”. El candidato tuvo una colorida recepción. Antes de llegar al templete, los anfitriones le colocaron un collar hecho con galletas Marías, bombones, dulces y popotes, en sustitución del tradicional pan que antes elaboraban.

Luego, un discurso en lengua mazahua. Le entregaron el bastón de mando de la comunidad, en una tradicional ceremonia indígena. “Así es como los mazahuas recibimos a la gente importante”, le dijeron. Y el político se sintió honrado. Durante todo el acto proselitista, abrazó su obsequio, un báculo forrado con flores anaranjadas, que representa, poder, paz, unión y hermandad.

“Hermanos y hermanas”, mencionó Alejandro Encinas antes de iniciar su discurso ante el gentío, que lo escuchaba atento. Es la primera vez que el candidato se dirige de ese modo a su público. Los indígenas, ataviados con sombreros, con huaraches empolvados de su tierra natal, y con vestidos holgados y trenzas largas, lo escucharon atentos. Encinas les prometió que enfrentará “la enorme desigualdad en la que vive la comunidad mazahua en el Estado de México”. Les ofreció educación, apoyos a la producción textil femenina y a las labores del campo. Pero también se comprometió a respetar y reconocer sus usos, costumbres y tradiciones.

Lo vitorearon hasta el final. Encinas se alejó del templete en medio de abrazos, apretones de manos y de la incesante frase que los mazahuas le repitieron ayer: “no se olvide de nosotros”.


Rafael Montes enviado, El Universal, 5 de junio.