Infiltran las FARC a taxistas ‘Panteras’

El Ejército de Colombia tiene pruebas de que representantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en México mantienen una relación solidaria con grupos de izquierda radical, como el Partido de los Comunistas de los Mexicanos y el Frente Popular Francisco Villa (FPFV), al grado de que incluso los enviados del grupo armado colombiano han organizado talleres políticos para el grupo de taxistas de la ciudad de México conocido como Los Panteras.
Un alto funcionario militar colombiano reveló que se supo de esta relación por las cuentas de gastos encontradas en las computadoras de Raúl Reyes, donde se desglosan pagos a estos grupos, que si bien no son cuantiosos, sí fueron constantes, y amparan transportación y alimentos.

También hay fotografías de visitas de militantes del Partido de los Comunista de los Mexicanos al campamento de Raúl Reyes, entre ellos Pável Blanco Cabrera, de quien hay constancias de visitas en 2003 y 2004. En este caso no hay en la computadora pruebas de que hubiera intercambio económico de por medio.

El Partido de los Comunistas de los Mexicanos es una organización fundada en 2003 como un partido marxista-leninista, producto de la fusión del Partido de los Comunistas Mexicanos y el Partido de la Revolución Socialista. Desarrolla trabajo social en colonias periféricas de la ciudad de México y mantiene una ideología socialista similar a la cubana.

Este grupo organizó una marcha en la ciudad de México en repudio al ataque al campamento de las FARC en Ecuador, cinco días después del mismo, el 6 de marzo y mantiene en su sitio de internet comunicados de las FARC-EP condenando el ataque y pidiendo gloria para el comandante muerto.

Por su parte, Los Panteras son un brazo del FPFV, surgido de luchas urbanas en demanda de vivienda, integrado por choferes de taxis pirata en la capital mexicana. Ambos están vinculados a algunos sectores del PRD, en especial al de René Bejarano, ex colaborador de Andrés Manuel López Obrador.

La inteligencia colombiana destaca, además, tres direcciones donde hay reuniones de simpatizantes mexicanos con las FARC: una en Santa María la Ribera y dos empresas en la colonia Roma, en la capital mexicana.

Colombia ha investigado una empresa en la colonia Roma, a la que considera centro operativo de simpatizantes de las FARC y el núcleo bolivariano, seguidores igualmente investigados por la inteligencia de México.

Además ha indagado la preferencia de simpatizantes de la guerrilla y las redes bolivarianas para utilizar una casa de cambio ubicada en la misma colonia Roma.

Determinar el nivel de alianzas entre organizaciones de izquierda mexicanas y estudiantes de la UNAM con las FARC ha sido una de las tareas más complicadas para los gobiernos de Colombia y México, desde que en 2002, el gobierno de Álvaro Uribe denunció la existencia de una oficina de ese grupo guerrillero en el DF.

Aunque la oficina, ubicada en la colonia Narvarte y donde residía Luis Alberto Albán Burbano, Marcos León Calarcá, fue cerrada tras la denuncia colombiana, ambos gobiernos no dejan de investigar, por separado, una lista de direcciones completada el año pasado de posibles sitios desde donde se apoyaría a la guerrilla, en especial en la ciudad de México, Monterrey, Texcoco y Toluca.

Según reportes de la inteligencia militar colombiana compartidos con las autoridades mexicanas, Lucía Morett estaba al frente de una célula de las FARC. Sin embargo, esas evidencias señalan que algunos colombianos en México están jerárquicamente por encima de ella y se encargan de obtener el apoyo político de partidos de la izquierda radical.

Estos mismos reportes indican que, como en Colombia y otros países, en México las FARC integran sus redes urbanas con personas sin vínculos militares, pero con preparación académica, por lo que no aparecen registros de vínculos con organizaciones armadas activas, como el EPR.

En México por lo menos dos organizaciones surgidas de medios académicos han mantenido su apoyo abierto a las FARC: el Núcleo de Apoyo y la Coordinadora Continental Bolivariana. Estas dos organizaciones, a decir de las autoridades de Colombia, buscan alianzas con movimientos populares.

La penetración en México es coordinada por personas con los alias Aleida y Fermín, quienes quedaron al mando de la célula miliciana Ricardo Flores Magón, aseguran informes confidenciales en poder de autoridades mexicanas.

Es más, el gobierno mexicano investiga si algunos de los 16 mexicanos que se encontraban en el campamento de Reyes al momento del bombardeo tenían vínculos con esta célula, aunque sus familiares y la sobreviviente Lucía Morett lo niegan tajantemente.

Nota de Alejandro Jiménez y El Tiempo, El Universal, 17 de mayo.


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