En 1993, la administración del Presidente César Gaviria (1990-94) logró detener a Pablo Escobar, el capo más sanguinario en la historia de Colombia, con información que suministraron delatores detenidos del entonces Cártel de Medellín.
"A quien se capturaba se le ofrecían beneficios por delatar a sus jefes y eso fue muy efectivo", recordó Rafael Pardo, ex Ministro de Defensa, quien hizo frente a una escalada de violencia orquestada por Escobar.
Pardo aclaró que el acompañamiento de autoridades judiciales, como la Fiscalía, la Procuraduría y las Fuerzas Armadas en la lucha antinarco fue clave para evitar abusos.
"El trabajo conjunto, con ambos entes de control, permitió cambiar de una reacción de la fuerza pública, de abuso, por una colaboración de los detenidos con la justicia.
"La estrategia estuvo orientada a desmantelar toda una organización; las cabezas cayeron cuando la organización no tenía mayor fuerza", dijo.
Esta semana, el ex portavoz presidencial Rubén Aguilar sugirió que el Gobierno de Felipe Calderón pacte con los cárteles mediante acuerdos operativos que legalicen la venta de droga y terminen con la ola de violencia que vive México.
Sin embargo, el ex Ministro de Defensa indicó que una depuración a fondo de los cuerpos de seguridad también es clave para enfrentar la escalada violenta de los cárteles.
"Debe ser una reforma policial muy visible, para que el ciudadano tenga claro de qué lado está la autoridad y que colaborar vale la pena y no implica riesgos", planteó.
Tras la muerte de Escobar y ante el combate frontal de las autoridades, los narcos colombianos que habían optado por desafiar al Estado adoptaron un menor perfil, prefirieron concentrarse en el negocio de la droga y la violencia disminuyó.
Reforma, 21 de diciembre.
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