Unos compraron regalos usados en vez de los nuevos que tradicionalmente obsequian en Navidad a sus esposas, hijos o nietos. Otros tuvieron que ahorrar todo el año para hacer el tradicional viaje.
En el interior del vehículo compacto apenas sobresale el rostro de Apolinar Arellano Camargo. El automóvil viaja lleno de juguetes y artículos para el hogar. Pero casi todo lo que lleva Apolinar es de segundo uso y eso lo apena.
Al hacer una pausa en su camino hacia Tlapehuala, Guerrero, Apolinar se sincera: “Fue lo que pude comprar y no me alcanzó para más”, mientras muestra una patineta con llantas ya desgastadas.
De 56 años de edad y dedicado a la albañilería, reside en Los Ángeles, California. Narra que el trabajo ha sido escaso desde mayo a la fecha.
“Hemos tenido meses muy duros los que nos dedicamos a la construcción, los trabajos que he tenido han sido de pocos días y no me ha ido bien”.
Indica que todos los años hace el viaje de fin de año a Guerrero y siempre va cargado con juguetes y ropa nueva para su esposa, hijos y nietos, pero esta vez no fue posible.
Sin embargo, su familia no podrá quejarse una vez que lo vean llegar en su vehículo Jetta, modelo 1996 legalizado. “Es el regalo para mi esposa, ya tiene papeles y se va a quedar en Tepehuala”, afirma satisfecho.
Ahorrar todo el año
David Corona Martínez es un migrante originario de Morelia, Michoacán, con más de 20 años de radicar en Santa María, un suburbio de San Francisco, California.
Se dedica a la pizca y asegura que la crisis le ha afectado. “Los contratos son escasos y el sueldo no ha sido muy bueno”, relata.
Menciona que él y su familia tuvieron que vivir con los gastos restringidos, pues ahorrar fue prioritario para poder acudir a su ciudad natal en esta temporada navideña.
Estacionado a bordo de su camioneta en el área de descanso de la caseta de cobro de la carretera federal 15, ubicada al norte de esta capital, David comenta que además de todos los regalos, lleva unos 3 mil dólares, pues señala que a él le toca poner la cena de Navidad y Año Nuevo.
En la caja de la camioneta que conduce se observan enseres domésticos, hieleras y juguetes. Son los regalos que el señor Corona Martínez lleva a su numerosa familia, compuesta por sobrinos, hermanos y uno de sus hijos.
“Son como 20 regalos los que llevamos, a todos les tenemos que regalar”, comenta.
Después de las fiestas de fin de año, David, su esposa e hijos retornarán a California “para ver cómo nos las arreglamos con la crisis”.
Exhortan a denunciar abusos
Voceros de la Comisión Estatal de Derechos Humanos señalaron que a lo largo de su trayecto, los paisanos sufren abusos por parte de diferentes autoridades, pero la mayoría de los casos no se denuncian.
“Por eso, se han habilitado módulos en los dos puntos principales de descanso, como es el kilómetro 21 en Nogales y en la caseta de cobro de Hermosillo”.
A un costado de la caseta de cobro ubicada al norte de esta capital y sobre dicha vía, se aprecia un motorhome habilitado como oficia de recepción de quejas a la que se le ha llamado “Defensor del Pueblo: El Ombudsman”.
Marcelo Beyliss corresponsal, El Universal, 21 de diciembre.
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