Sin embargo, en las zonas marginadas, donde el beneficio histórico fue menor, el golpe por la caída en picada de la captación de recursos de los migrantes será mayor.
La tasa de crecimiento de las remesas, que fue superior al 35% en 2001, ha disminuido desde 2005 y se situaba en 1%, antes de la crisis financiera de Estados Unidos.
Los primeros años del siglo fueron de liderazgo mexicano en recepción de remesas, que triplicaban los registros de Brasil y dejaban más abajo a Colombia, Guatemala y El Salvador.
En medición de remesas, Michoacán, con 2 mil 263 millones de dólares, superó la captación de Honduras, o Jamaica, Perú o Argentina. Cuadruplicó las transferencias a Cuba.
La investigación de la Cámara de Diputados fue elaborada por el Centro de Documentación, Información y Análisis, con datos completos hasta el cierre de 2007, cuando México obtuvo más de 24 mil millones de dólares originados en el trabajo y ahorro de los migrantes.
Entonces, las remesas fueron la tercera fuente de ingreso del país, superada por las exportaciones de petróleo y mercancías. Desde luego, fue mayor que la inversión extranjera directa y el turismo.
Su derrama económica baña sin excepción al territorio del país. Y aunque Michoacán es el campeón histórico en recepción de dólares, en Guanajuato es más alto el promedio de dólares (659) por habitante. El 18% del PIB estatal llega del Norte.
A fines de los años noventas, 5.29% de los hogares en México recibían remesas y para 2006, dicha participación subió a 7%.
El reporte, que abarca la década de 1998 a 2007, precisa que el envío de remesas a las familias mexicanas no se concentra en ninguno de los 10 niveles (deciles) de ingreso.
“Se observó una distribución proporcional de los hogares que se benefician con el envío de remesas”.
Al inicio de la investigación, “se esperaba que estos envíos se dirigieran principalmente hacia los hogares con los ingresos más bajos del país”.
Revela que “contrario a lo esperado, las familias con los ingresos más bajos del país, fueron las que obtuvieron el menor beneficio por la entrada de remesas”. La mayor captación se fue a los niveles medios y altos.
En 1998, el decil más pobre de México captó 1.17% del ingreso mensual por remesas familiares, contra 16.19%, del décimo decil, el cual recibió en el 2000, el 24.95% de los dólares de los migrantes, su máximo en participación.
El mejor año para los más pobres fue 2005, cuando captaron 5.89% del ingreso mensual por remesas, lo cual representa 53.36 pesos al mes, plantea la Cámara de Diputados.
Después de ese registro tuvo efectos en el envío de remesas la desaceleración económica de Estados Unidos, que ha sido la antesala de la crisis financiera actual.
El Centro de Documentación, Información y Análisis de la Cámara de Diputados previene que para los hogares con ingresos más bajos, “las remesas familiares son más sensibles”, por su participación en el ingreso monetario anual.
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