En ese contexto, el general Sergio Alberto Martínez Castuera, comandante del Centro de Adiestramiento de las Fuerzas Especiales, aseguró que ante la reorganización de las estructuras y capacitación de las fuerzas armadas ordenadas por los altos mandos ante las acciones contra el narcotráfico, el Ejército mantiene “un profundo respeto por los derechos humanos”.
Esta afirmación se presenta en un contexto en el que la presencia del Ejército en labores de seguridad ha sido cuestionada por diversos sectores, como organismos nacionales e internacionales defensores de las garantías fundamentales.
De hecho, operativos castrenses han generado recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
Recientemente dos mujeres fueron baleadas por militares que realizaban tareas de seguridad. El 12 de diciembre en Aldama, Chihuahua, los soldados abrieron fuego contra Gabriela Arzeta, con cuatro meses de embarazo, quien huía de presuntos sicarios. El ataque castrense provocó la muerte de la mujer.
Cuatro días después, en un hecho similar, en Escobedo, Nuevo León, resultó gravemente herida Sanjuana Hernández, ya que al no detener su vehículo en un retén, los soldados le dispararon.
De acuerdo con Martínez Castuera, las fuerzas especiales tienen el objetivo de realizar misiones de “alto impacto” en contra el narcotráfico, por lo que para tal labor se requiere de “personal altamente preparado, con una inigualable experiencia y conocimientos amplios sobre la materia, de tal forma que los hagan actuar de manera contundente y precisa contra la delincuencia organizada”.
Tras una demostración de acciones especiales para enfrentar a los criminales, como el asalto desde helicópteros, el enfrentamiento a campo abierto y el rescate de rehenes de casas de seguridad, el general Martínez refirió ante el comandante de la primera región militar, Salvador Cienfuegos Cepeda –quien asistió al acto en representación del titular de la Sedena, Guillermo Galván Galván–, que el adiestramiento impartido “busca cumplir en todo momento con la ruta profesional de fuerzas especiales trazada para el personal de jefes, oficiales y tropa, enseñando doctrina de adiestramiento”.
Otro objetivo es “contar con personal que actúe de manera eficiente ante las diferentes tareas encomendadas, apegándonos a nuestras leyes y reglamentos y un profundo respeto a los derechos humanos”.
Martínez Castuera exhortó a los recién graduados a conservar su lealtad al país, ya que los militares “tenemos la obligación de mantenernos firmes en nuestros principios y por ningún motivo quebrantarlos, desviando nuestros conocimientos hacia otros intereses, con el fin de no defraudar la confianza que el pueblo de México ha despositado en el Ejército y la Fuerza Aérea”.
A su vez, Édgar Alan Cruz Morales, quien tomó la palabra a nombre de los graduados, aseguró que el objetivo de los adiestramientos es formar a seres humanos con valores y virtudes.
Es necesario que cada graduado “use sus conocimientos en forma ética y contribuya al desarrollo de la sociedad que hoy demanda que nos conduzcamos de una manera íntegra y honesta”.
Emir Olivares Alonso, La Jornada, 21 de diciembre.
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