Quito acusa: Bogotá incurrió en crímenes

El gobierno ecuatoriano anunció ayer que tratará de inculpar por “crímenes de lesa humanidad” a los militares colombianos que ejecutaron a por lo menos cuatro de las 25 víctimas, incluido un ecuatoriano, que dejó el ataque al campamento de las FARC en Ecuador el 1 de marzo. Investigaremos “hasta las últimas consecuencias porque una cosa es que violen nuestra soberanía” pero otra “que se cometan delitos o crímenes de lesa humanidad en nuestro territorio y encima contra un conciudadano (ecuatoriano)”, dijo a la prensa el ministro de Gobierno, Fernando Bustamante.

“Es algo inadmisible, es algo que no podemos dejar nunca de perseguir”, advirtió el funcionario, y agregó que en caso de que Bogotá no suministre la información solicitada “se buscarán otras formas de responsabilizar a quienes dirigieron la operación”. Los soldados colombianos cometieron “crímenes de lesa humanidad’’ cuando en marzo atacaron un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano, incluso rematando a personas heridas y disparándoles por la espalda, dijo ayer el ministro de Gobierno, Fernando Bustamante.

Ecuador presentó ayer los resultados de las autopsias a 19 de los cadáveres —recuperados por militares ecuatorianos de la zona bombardeada—, que según el gobierno probarían que cuatro personas fueron rematadas con disparos por la espalda aún estando con vida. En la incursión —rechazada por la OEA— perecieron en total 25 hombres y mujeres entre ellos el número dos de las FARC, Raúl Reyes, el ecuatoriano Franklin Aisalla y cuatro mexicanos que se encontraban en el campamento atacado. A raíz de ello, Ecuador mantiene rotas las relaciones con Colombia. El cuerpo de Aisalla fue repatriado desde Colombia, y su autopsia revela una herida de bala no letal lo que determina que su muerte la produjo “una serie de golpes que recibió con objeto contundente en la nuca (...) que provocó un trauma cráneo-encefálico mortal”.

En Bogotá, la cancillería rechazó las versiones de Ecuador, calificando de “falaces” las declaraciones de Bustamante, quien consideró “improbable” que Colombia acceda a la solicitud de Ecuador de entregar información sobre la operación del 1 de marzo en la que fuerzas colombianas dieron muerte a 25 personas, incluso Raúl Reyes, alto jefe rebelde, cuatro mexicanos y el ecuatoriano Franklin Aisalla. El canciller Fernando Araújo expresó su sorpresa que Quito divulgara resultados de necropsias dos meses después del operativo y afirmó que “Colombia es una democracia pluralista con larga trayectoria en América Latina y su gobierno y sus fuerzas armadas honran el derecho internacional humanitario”. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo en Managua que su país está preparado para repeler cualquier nuevo intento de Colombia de agredir su territorio.

De otra parte, el ex senador colombiano y ex rehén de las FARC Luis Eladio Pérez anticipó que Ingrid Betancourt será liberada pronto por la guerrilla que la mantiene secuestrada, con la expectativa de que la Unión Europea excluya a la organización armada de su listado de grupos terroristas. “Las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) están bajo tal presión” por obtener un reconocimiento político, que Betancourt “saldrá muy pronto”, afirmó Pérez en una entrevista publicada ayer por el semanario francés VSD.

Extraditan a EU a Macaco

El gobierno colombiano extraditó ayer a Estados Unidos al jefe paramilitar de ultraderecha Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, pedido por narcotráfico, tras ganar el pulso a familiares de víctimas de éste que pedían que se quedara en el país para reparar por sus crímenes. Jiménez fue extraditado hacia las 00:05 (hora local) en un avión de la agencia antidrogas estadunidense (DEA), pocas horas después que un alto tribunal judicial determinó improcedente un recurso de amparo para que el líder paramilitar permaneciera en Colombia. Macaco fue transportado en un avión de la DEA desde Bogotá hacia Washington. El jefe paramilitar había sido sacado una hora antes de la medianoche en un helicóptero que partió de la cárcel de alta seguridad de Cómbita (centro) y que lo llevó hasta el aeropuerto El dorado de la capital colombiana, donde lo aguardaba la aeronave con personal estadunidense. El presidente Alvaro Uribe defendió la decisión.
Nota de agencias en Bogotá y Quito, Milenio, 8 de mayo.

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