El consultor internacional Odón de Buen Rodríguez, hizo ayer una punzante crítica a los poderes Ejecutivo y Legislativo, por su determinación de debatir tan intensamente la reforma petrolera, en un mundo donde este recurso “está al borde de una declinación acelerada”, y perder de vista la “la construcción de alternativas para el México postpetrolero”.
Y no es que el especialista minimizara la importancia del tema energético, sino que México no es, dijo, ajeno ni a la declinación del petróleo ni a los fenómenos del cambio climático derivados del uso indiscriminado de ese recurso natural y no renovable.
De Buen, presidente de Energía, Tecnología y Educación, se dijo sorprendido por la invitación que recibió para participar en el quinto foro de debate sobre reforma energética, en el Senado de la República, ya que ha dedicado su vida profesional “a asuntos que no tienen que ver directamente con la explotación del petróleo”.
Sin embargo, no desaprovechó la ocasión y señaló, de manera irónica, que no tiene sentido buscar alternativas para alimentar sistemas que son ineficientes y que desperdician energía.
Ello, explicó, porque se preguntó si es prudente discutir tan acaloradamente el tema del petróleo “para que lo terminemos quemando parados, montados en automóviles durante horas diarias en el tráfico vehicular”.
Lo que ocurre es que el experto relató su personal reflexión de días pasados cuando un recorrido en coche por la Ciudad le tomó dos horas por la gran congestión vial, cuando debió hacerlo en 15 minutos, con aquel consecuente gasto indiscriminado de gasolina.
Ya entrado en los pensamientos en voz alta, De Buen recordó que otro día, sentado en una sala de juntas de un edificio de grandes ventanales, los ahí reunidos tuvieron que prender el aire acondicionado para estar cómodos, lo que le llevó a calcular que una construcción de 10 mil metros cuadrados mal diseñado puede quemar inútilmente mil barriles de petróleo por año.
Más aún, trajo a cuento que abrir la llave del agua de su casa le recuerda que la tercera parte del agua que llega por tubo a la zona metropolitana de la Ciudad de México, en su recorrido, consume el equivalente a 3.4 millones de barriles de combustible al año.
“¿Es para eso que queremos el petróleo?, ¿Para tirarlo sin uso útil y sufriendo sus impactos ambientales?”, se preguntó el consultor internacional y llamó al Ejecutivo y Legislativo a iniciar ya la construcción de alternativas para el México “postpetrolero”.
Y no es que el especialista minimizara la importancia del tema energético, sino que México no es, dijo, ajeno ni a la declinación del petróleo ni a los fenómenos del cambio climático derivados del uso indiscriminado de ese recurso natural y no renovable.
De Buen, presidente de Energía, Tecnología y Educación, se dijo sorprendido por la invitación que recibió para participar en el quinto foro de debate sobre reforma energética, en el Senado de la República, ya que ha dedicado su vida profesional “a asuntos que no tienen que ver directamente con la explotación del petróleo”.
Sin embargo, no desaprovechó la ocasión y señaló, de manera irónica, que no tiene sentido buscar alternativas para alimentar sistemas que son ineficientes y que desperdician energía.
Ello, explicó, porque se preguntó si es prudente discutir tan acaloradamente el tema del petróleo “para que lo terminemos quemando parados, montados en automóviles durante horas diarias en el tráfico vehicular”.
Lo que ocurre es que el experto relató su personal reflexión de días pasados cuando un recorrido en coche por la Ciudad le tomó dos horas por la gran congestión vial, cuando debió hacerlo en 15 minutos, con aquel consecuente gasto indiscriminado de gasolina.
Ya entrado en los pensamientos en voz alta, De Buen recordó que otro día, sentado en una sala de juntas de un edificio de grandes ventanales, los ahí reunidos tuvieron que prender el aire acondicionado para estar cómodos, lo que le llevó a calcular que una construcción de 10 mil metros cuadrados mal diseñado puede quemar inútilmente mil barriles de petróleo por año.
Más aún, trajo a cuento que abrir la llave del agua de su casa le recuerda que la tercera parte del agua que llega por tubo a la zona metropolitana de la Ciudad de México, en su recorrido, consume el equivalente a 3.4 millones de barriles de combustible al año.
“¿Es para eso que queremos el petróleo?, ¿Para tirarlo sin uso útil y sufriendo sus impactos ambientales?”, se preguntó el consultor internacional y llamó al Ejecutivo y Legislativo a iniciar ya la construcción de alternativas para el México “postpetrolero”.
Luciano Franco, Crónica, 28 de mayo.
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