“Agotado”, el actual modelo de fronteras, señala Gómez Mont

El secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont, agradeció, en el contexto del Día Internacional del Migrante, a un niño de unos 10 años residente en Estados Unidos “estar trabajando allá para ayudar a su familia, porque aquí no siempre ha habido oportunidad para crecer”.

El funcionario acudió al aeropuerto capitalino para presentar la guía Invierno 2008 del Programa Paisano.

Allí habló con el menor, Antonio, y dos de sus hermanos, de apellido Pío. A uno, Efrén, le preguntó: “¿andas fuera de todas las tentaciones que les ponen por allá? Que también aquí están, lamentablemente (pero) por ahí no hay camino, la mayoría que sigue ese camino acaba mal, acaban presos, acaban muertos. Pero de este lado de la ley hay proyecto de vida y posibilidades de mejorar”.

Gómez Mont pretendía dirigir su mensaje a connacionales provenientes de Estados Unidos, que arribarían –de acuerdo con las invitaciones para la prensa– a las 13:45 horas, procedentes de Chicago, a la terminal 2 del aeropuerto. Sólo que el vuelo llegó antes, cuando el secretario aún no aparecía.

Entonces, las sillas destinadas para paisanos fueron ocupadas por personal del aeropuerto, del equipo de “repatriación humana”, policías federales y agentes de migración.

El funcionario llegó a las 14 horas, y se dirigió –acompañado por la comisionada del Instituto Nacional de Migración, Cecilia Romero– a las filas en las que quienes arriban del extranjero hacen sus trámites de ingreso, con el fin de tener contacto con connacionales.

Allí le presentaron a los tres hermanos Pío, que estarán en México por dos semanas.

Dijo a Antonio: “sé que están peleando por la vida tu papá, tu familia. ¡Échenle ganas! Y nos representan bien, ¿eh? Pórtense bien, nada de violencia, comer bien, respetar a la familia y que te respeten”.

Nuevos fenómenos
Después, el secretario de Gobernación resaltó, en su discurso, el agotamiento que “experimenta el actual modelo de fronteras internacionales”, y cómo los límites geográficos entre países soberanos y vecinos de nuestra región “están marcados por una infraestructura que resulta poco útil y eficaz para hacer frente a los nuevos fenómenos migratorios”.

Añadió que existe “mayor interdependencia entre naciones”, producto de “una movilidad más intensa de habitantes y por un intercambio multiplicado de mercancías, información y capitales”.

Recordó que los espacios fronterizos son “caldo de cultivo propicio para actividades como el crimen organizado, las redes de tráfico y trata de personas, la intolerancia y la discriminación”, y que cerca de 200 millones de personas viven en un país distinto al que nacieron.

Alma Muñoz, La Jornada, 19 de diciembre.