“Es el cumplimiento exacto del memorando de entendimiento en materia migratoria” firmado entre los dos gobiernos en octubre, aseveró el diplomático; “queremos que haya un flujo migratorio ordenado y legal”, agregó.
Jiménez Remus señaló que la llegada de los isleños al Puerto de Orozco fue atestiguada por el agregado naval de la embajada de México, contralmirante Gerardo Martínez, y por un funcionario del área de protección consular.
Orozco está en la Bahía de Cabañas, en el litoral noroccidental, entre las provincias de Pinar del Río y La Habana, a unos 80 kilómetros al oeste de la capital. Por este lugar llegan también los cubanos que son devueltos por Estados Unidos, en términos de los acuerdos migratorios suscritos entre Washington y La Habana, de 1994 y 1995.
Jiménez Remus precisó que el gobierno mexicano sólo tuvo injerencia en el caso hasta la llegada de los deportados a Cuba, y explicó que “de inmediato” no contaba con mayores detalles sobre la composición del grupo, la ruta seguida para arribar ilegalmente a México y las fechas de su detención por las autoridades migratorias.
Entre las nuevas reglas para regular la emigración común, ambos gobiernos pactaron un “esquema eficaz de cooperación operativa” entre la Armada de México y las Tropas Guardafronteras de Cuba, con el fin de llevar a cabo intercepciones marinas de naves en operaciones ilícitas, detención de traficantes y devolución de indocumentados, lo cual implica un escalamiento en el nivel de vigilancia en el Caribe occidental.
El memorando también prevé la devolución a la isla de cubanos indocumentados que puedan encajar en alguna de estas tres categorías: a) quienes lleguen directa e ilegalmente a territorio mexicano (como los balseros); b) los que, con permiso vigente de La Habana para permanecer en el exterior, estén en situación irregular en México, con excepción de quienes fueron autorizados para viajar a Estados Unidos, y c) quienes lleguen directa e ilegalmente a Centroamérica y cuya situación en México sea irregular.
Las devoluciones se realizarán siempre que los posibles repatriados hayan llegado a México dentro de un determinado plazo desde su salida de Cuba. Este lapso tiene que fijarse vía diplomática, aunque se estima que puede ser de entre uno y dos meses.
Los acuerdos con Estados Unidos sólo prevén la devolución de los balseros interceptados en altamar.
A su regreso, los repatriados por ese país habitualmente pasan un trámite administrativo para rehacer sus documentos de identidad, así como un examen médico.
Gerardo Arreola, La Jornada, 6 de diciembre.
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