Contrario a lo que ofrece la reforma que propuso el Ejecutivo, el país necesita una política de largo plazo que garantice la seguridad energética, coincidieron expertos durante el quinto debate en el Senado.
Francisco Rojas, exdirector de Pemex, Mario Molina, premio Nóbel de Química, y Odón de Buen, especialista en Energía, coincidieron que el proyecto de reforma del Ejecutivo carece de una visión integral de largo plazo, que no prepara al país para una transición gradual y ordenada para los próximos 30 años, además que debilita a Pemex, condenándolo a ser mono-exportador de crudo.
Tras considerar como anticonstitucional las iniciativas, Francisco Rojas afirmó que "en los últimos 100 años hemos consumido la mitad de las reservas totales de hidrocarburos (...) y se ha iniciado una transición energética caracterizada por escasez y alza en los precios de los alimentos, ocasionada por el desarrollo de biocombustibles".
Además, el país no es competitivo para "producir biocarburantes a base de caña de azúcar y hacerlo a partir del maíz sería suicida", indicó.
El doctor Mario Molina urgió a los legisladores a contar con una reforma energética integral, al argumentar que ya se da una transición de energía hacia fuentes más amigables al medio ambiente y la "única manera prudente y sensata de actuar es disminuir el consumo de combustibles derivados del petróleo".
Jorge Eduardo Navarrete, exsubsecretario de Política y Desarrollo Energético de la Secretaría de Energía, dijo que las iniciativas de reforma no fortalecen la seguridad energética porque se propone aumentar la producción petrolera y la plataforma de exportación.
Con esto "no se estará fortaleciendo ni garantizando la seguridad energética de México, en todo caso se estará contribuyendo a fortalecer o garantizar la de otras naciones a las que se exporta el crudo", acotó.
Por su parte, Martín Esparza, líder sindical de electricidad, dijo que la reforma energética es anticonstitucional y traicionera.
Francisco Rojas, exdirector de Pemex, Mario Molina, premio Nóbel de Química, y Odón de Buen, especialista en Energía, coincidieron que el proyecto de reforma del Ejecutivo carece de una visión integral de largo plazo, que no prepara al país para una transición gradual y ordenada para los próximos 30 años, además que debilita a Pemex, condenándolo a ser mono-exportador de crudo.
Tras considerar como anticonstitucional las iniciativas, Francisco Rojas afirmó que "en los últimos 100 años hemos consumido la mitad de las reservas totales de hidrocarburos (...) y se ha iniciado una transición energética caracterizada por escasez y alza en los precios de los alimentos, ocasionada por el desarrollo de biocombustibles".
Además, el país no es competitivo para "producir biocarburantes a base de caña de azúcar y hacerlo a partir del maíz sería suicida", indicó.
El doctor Mario Molina urgió a los legisladores a contar con una reforma energética integral, al argumentar que ya se da una transición de energía hacia fuentes más amigables al medio ambiente y la "única manera prudente y sensata de actuar es disminuir el consumo de combustibles derivados del petróleo".
Jorge Eduardo Navarrete, exsubsecretario de Política y Desarrollo Energético de la Secretaría de Energía, dijo que las iniciativas de reforma no fortalecen la seguridad energética porque se propone aumentar la producción petrolera y la plataforma de exportación.
Con esto "no se estará fortaleciendo ni garantizando la seguridad energética de México, en todo caso se estará contribuyendo a fortalecer o garantizar la de otras naciones a las que se exporta el crudo", acotó.
Por su parte, Martín Esparza, líder sindical de electricidad, dijo que la reforma energética es anticonstitucional y traicionera.
Margarita Palma y Mauricio Rubí, El Economista, 28 de mayo.
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