“No soy un satélite de Chávez”

LIMA.— Para el presidente de Ecuador, Rafael Correa, una cosa es ser amigo del mandatario venezolano, Hugo Chávez, y otra girar como un satélite a su alrededor.

Tampoco le gustan mucho los medios de comunicación latinoamericanos de los que opina que, salvo excepciones, “son tremendamente mediocres y hasta corruptos”.

Me tiene sin el menor cuidado.

Vivimos en democracia y todo el mundo tiene derecho a hablar tonterías. Si me molestara por ellas, no tendría vida. Quisiera poner un impuesto a las tonterías y con eso financiamos el presupuesto de todos los países de América Latina. Yo soy amigo de Cristina Fernández de Kirchner, Lula da Silva, Michelle Bachelet, pero siempre quieren ver la amistad con Chávez y que giramos alrededor de él.

Yo también tengo una actitud crítica.

La otra vez organizaron una marcha con estudiantes haciendo suponer que queríamos poner en peligro la educación católica privada. Además, se nos hizo toda una campaña asumiendo que en el gobierno estamos en favor del aborto. Nosotros defendemos la vida y a veces se sacan las cosas de contexto. Luego se ha discutido colocar el nombre de Dios en la nueva Constitución. Ojalá y eso cambiara la realidad del país, porque lo más importante es vivir la presencia de Dios día a día. Y fíjese la contradicción. América Latina es quizá el continente más católico del mundo y a la vez el más desigual. De esas cosas debería preocuparse la Iglesia católica.

Me filmaron de lejos, pero la prensa no sacó todos los antecedentes, para variar. Lamentablemente, hay ecuatorianos que nos hacen quedar mal a todos y este chico se pasó interrumpiendo toda la reunión que tuvimos con 600 ecuatorianos, a tal punto que debí salir antes de tiempo, ya cansado de que no se pudiera hablar. Cometí un error, perdí la paciencia y le dije: “Por idiotas como tú es que quedamos mal ante la comunidad internacional”. Si hubiera una prensa constructiva, no sacarían esas cosas...

Yo creo que los medios en mi país, y en general en América Latina, son tremendamente mediocres y hasta corruptos, con las excepciones de siempre, pero hablo en general.

No, pero me molesta que tergiversen la verdad. Y usted les dice que desmientan y es peor, le sacan 10 mentiras más.

Por un lado nos beneficia, pero por otro nos perjudica. Nos beneficia en lo macroeconómico, a mediano y largo plazos, porque al depreciarse el dólar recuperamos competitividad, la cual habíamos perdido. Entonces, se puede exportar más, aunque claro, eso toma un tiempo. Pero, por el contrario, nos afecta en las importaciones en un corto plazo, y eso crea inflación.

Me comprometí con el pueblo ecuatoriano a que durante mis cuatro años de gobierno no iba a salir de la dolarización, pese a que he sido uno de los mayores críticos y creo que fue un error técnico gigantesco.

No sólo eso, sino creo que estamos en el mejor momento de las relaciones bilaterales y jamás volveremos a ese pasado de disputas y conflictos. Tenemos un futuro muy esperanzador para los dos países.

Nota de Gisella López Lenci y El Comercio, El Universal, 21 de mayo.



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