Los aplausos más fuertes fueron para el sucesor de Fidel, cuya ausencia deploró a la vista de los Jefes de Estado que dieron fe de la incorporación de Cuba al mecanismo de cooperación del Grupo del Río.
En su calidad de secretario Pro Tempore del Grupo de Río, correspondió al Presidente Felipe Calderón anunciar la integración de Cuba.
"Gracias", expresó Castro a Calderón que permaneció serio a lo largo de la insólita ceremonia.
El Presidente anfitrión, Luis Inácio Lula Da Silva, colocó la cereza en el pastel: después de celebrar la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, afirmó que el bloqueo económico de EU ya no tiene razón de ser.
"Dios existe", dijo Lula en alusión al triunfo de Obama, un "negro" que será Presidente de los Estados Unidos, pero al que aventó una bola ensalivada: políticamente, el bloqueo no tiene ningún asidero para mantenerse en perjuicio de los cubanos.
"Cuánto lamento que Fidel no sea el que esté sentado aquí", se dolió Raúl, visiblemente emocionado pero arropado por todos.
En la Cumbre, ya Lula había otorgado potestad a Castro para frenar los discursos eternos de su aliado venezolano Hugo Chávez: "Raúl, controle usted a Chávez", bromeó el Presidente carioca.
Merced o no a la facultad que Lula concedió a Castro, el hecho es que Chávez se contuvo y pronunció un mensaje de apenas dos minutos.
Lula, moderador de los trabajos, había advertido, en el mismo tono, que Hugo Chávez traía un zapato que aventarle, en alusión a la escena que protagonizó un periodista iraquí cuando arrojó su calzado a Bush.
Chávez siguió el juego y dijo de que el ministro que estaba a su lado calzaba "del 48, y si ese zapato le pega a alguien le fractura el cráneo..."
Por lo pronto, Lula pudo festejar: "el gran cambio en América Latina es que Chávez acortó su discurso..."
Y el venezolano apechugó: "fíjate que hablé en dos minutos".
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