Costa do Sauipe, Brasil, 17 de diciembre. Cuba recibió el respaldo de sus pares de América Latina en la demanda de poner fin al bloqueo económico impuesto por Estados Unidos, país que al mismo tiempo fue objeto de críticas y hasta de bromas a propósito del “zapatazo” recibido por George W. Bush, el mandatario saliente.
En el último día de trabajos de la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe, todos los gobernantes coincidieron en arropar al presidente de la isla, Raúl Castro, que regresó a un foro multilateral tras casi ocho años de ausencia.
Aunque en la declaración especial emitida por una treintena de jefes de Estado y de gobierno advirtieron que “resulta inaceptable” por parte de Estados Unidos la aplicación de medidas coercitivas que afectan el bienestar de los pueblos, hubo posturas divergentes en cuanto a la estrategia para conseguir este objetivo.
De un lado, Evo Morales confesó que su propuesta no iba a ser bien vista por su canciller, pero prefirió ser “sincero y directo” para plantear que si continúa el bloqueo económico a Cuba los países de América Latina y el Caribe tendrían que retirar a sus embajadores.
Enfrente de José Miguel Insulza, secretario de la OEA, propuso “hacer otra OEA sin Estados Unidos” e incluso tomar medidas radicales como dejarle de comprar o vender a ese país.
Y del otro lado se colocó el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, quien en rueda de prensa se autodefinió “cauteloso” y pidió tiempo para conocer la política del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
No sólo en ese aspecto, sino en la construcción del muro fronterizo con México que lo comparó con el derribado Muro de Berlín.
En todo momento, el brasileño se mostró esperanzado en que con Obama la política internacional de Estados Unidos cambie y que termine por darse cuenta que la bipolaridad ya se acabó y que quienes en el pasado pretendían llegar al poder por la vía armada lo hicieron por otros medios.
Guarden sus zapatos
Primero en la sesión plenaria y luego en una rueda de prensa ofrecida por los presidentes de Paraguay, Brasil, México, Jamaica, Venezuela, Honduras y Brasil, siguieron los pronunciamientos de respaldo a Cuba, aunados a los cuestionamientos hacia Estados Unidos.
De hecho, varios presidentes hicieron sorna del “zapatazo” que recibió Bush en días pasados por parte de un reportero de Irak. Apenas apareció ante la prensa, el mandatario de México, Felipe Calderón, exclamó: “Guarden sus zapatos, por favor”. Luego Chávez le dio una palmada en el hombro.
Más tarde, Lula recomendó a los comunicadores que por favor nadie se quitara el zapato, porque “como hace mucho calor, nos vamos a dar cuenta antes que lo tire por el mal olor”, lo que provocó risas de sus pares y de la prensa.
Manuel Zelaya, presidente de Honduras, fue tajante y señaló que no van a tener “dos caras”, una ante la OEA y otra de defensa a Cuba.
La incorporación de Cuba al Grupo de Río aún generó reacciones. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, felicitó a su “amigo” Calderón porque como titular de la secretaría pro témpore del Grupo de Río, concretó un “hecho de justicia”.
En el último día de trabajos de la Primera Cumbre de América Latina y el Caribe, todos los gobernantes coincidieron en arropar al presidente de la isla, Raúl Castro, que regresó a un foro multilateral tras casi ocho años de ausencia.
Aunque en la declaración especial emitida por una treintena de jefes de Estado y de gobierno advirtieron que “resulta inaceptable” por parte de Estados Unidos la aplicación de medidas coercitivas que afectan el bienestar de los pueblos, hubo posturas divergentes en cuanto a la estrategia para conseguir este objetivo.
De un lado, Evo Morales confesó que su propuesta no iba a ser bien vista por su canciller, pero prefirió ser “sincero y directo” para plantear que si continúa el bloqueo económico a Cuba los países de América Latina y el Caribe tendrían que retirar a sus embajadores.
Enfrente de José Miguel Insulza, secretario de la OEA, propuso “hacer otra OEA sin Estados Unidos” e incluso tomar medidas radicales como dejarle de comprar o vender a ese país.
Y del otro lado se colocó el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva, quien en rueda de prensa se autodefinió “cauteloso” y pidió tiempo para conocer la política del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
No sólo en ese aspecto, sino en la construcción del muro fronterizo con México que lo comparó con el derribado Muro de Berlín.
En todo momento, el brasileño se mostró esperanzado en que con Obama la política internacional de Estados Unidos cambie y que termine por darse cuenta que la bipolaridad ya se acabó y que quienes en el pasado pretendían llegar al poder por la vía armada lo hicieron por otros medios.
Guarden sus zapatos
Primero en la sesión plenaria y luego en una rueda de prensa ofrecida por los presidentes de Paraguay, Brasil, México, Jamaica, Venezuela, Honduras y Brasil, siguieron los pronunciamientos de respaldo a Cuba, aunados a los cuestionamientos hacia Estados Unidos.
De hecho, varios presidentes hicieron sorna del “zapatazo” que recibió Bush en días pasados por parte de un reportero de Irak. Apenas apareció ante la prensa, el mandatario de México, Felipe Calderón, exclamó: “Guarden sus zapatos, por favor”. Luego Chávez le dio una palmada en el hombro.
Más tarde, Lula recomendó a los comunicadores que por favor nadie se quitara el zapato, porque “como hace mucho calor, nos vamos a dar cuenta antes que lo tire por el mal olor”, lo que provocó risas de sus pares y de la prensa.
Manuel Zelaya, presidente de Honduras, fue tajante y señaló que no van a tener “dos caras”, una ante la OEA y otra de defensa a Cuba.
La incorporación de Cuba al Grupo de Río aún generó reacciones. La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, felicitó a su “amigo” Calderón porque como titular de la secretaría pro témpore del Grupo de Río, concretó un “hecho de justicia”.
Claudia Herrera Beltrán, La Jornada, 18 de diciembre.
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