TIJUANA.- Tras 15 horas de haber sido liberado por elementos de la Segunda Zona Militar junto con otro hombre, un empresario de Guadalajara, residente de Estados Unidos, relató ayer cómo escuchaba todos los días que sus plagiarios seguían asesinando y privando de la libertad a otras personas.
Elementos del Ejército detuvieron el martes a cuatro secuestradores y lograron la liberación de dos personas que mantenían en cautiverio.
El empresario recordó que sus captores no sentían remordimientos, por el contrario, se burlaban de sus víctimas.
"(De la casa de seguridad) realmente nosotros somos sobrevivientes, porque todos los días entraba gente y pues desgraciadamente los desaparecían.
"El estar viendo que todos los días cae alguien y se lo llevaron a asesinarlo, y tirarlo, y escuchar a la gente que se burla de lo que hacen, uno piensa nada más: 'pues en qué momento me toca'", recordó.
Durante el operativo, los militares ingresaron a la casa de seguridad a bordo de una camioneta blindada; sin embargo, fueron recibidos a balazos por cuatro presuntos plagiarios que hirieron a dos elementos; sin embargo, fueron detenidos en el inmueble ubicado en la Colonia Indeco Universidad, en la Delegación Mesa de Otay.
De espaldas a las cámaras y aún con la voz entrecortada, el empresario recordó que cuando lo rescataron sintió que volvió a nacer, luego de que el sábado fue sorprendido por sujetos que se identificaron como policías federales.
"Uno se está muriendo a cada minuto, porque esta gente parece que goza de tenerlo a uno en esa tensión. Lo único que puedo decir es lo que escuchábamos, porque siempre estábamos sujetos de las manos y los pies, y vendados desde la nuca.
"Somos un ejemplo de lo que se logra con denunciar y denunciar a tiempo. Estamos vivos gracias a eso y a la intervención del Ejército que hizo esto tan sigiloso", indicó el negociante.
La noche del martes, al tiempo que se liberaba a los plagiados, elementos del Quinto Batallón de Fuerzas Especiales detuvieron a los presuntos plagiarios Héctor Cano Flores, originario de Tijuana; José Adame Robles, originario de Tijuana; Jorge Iván Flores Cabral, originario de Tijuana, y Jorge Lizárraga Osuna, de Sinaloa.
Elementos del Ejército detuvieron el martes a cuatro secuestradores y lograron la liberación de dos personas que mantenían en cautiverio.
El empresario recordó que sus captores no sentían remordimientos, por el contrario, se burlaban de sus víctimas.
"(De la casa de seguridad) realmente nosotros somos sobrevivientes, porque todos los días entraba gente y pues desgraciadamente los desaparecían.
"El estar viendo que todos los días cae alguien y se lo llevaron a asesinarlo, y tirarlo, y escuchar a la gente que se burla de lo que hacen, uno piensa nada más: 'pues en qué momento me toca'", recordó.
Durante el operativo, los militares ingresaron a la casa de seguridad a bordo de una camioneta blindada; sin embargo, fueron recibidos a balazos por cuatro presuntos plagiarios que hirieron a dos elementos; sin embargo, fueron detenidos en el inmueble ubicado en la Colonia Indeco Universidad, en la Delegación Mesa de Otay.
De espaldas a las cámaras y aún con la voz entrecortada, el empresario recordó que cuando lo rescataron sintió que volvió a nacer, luego de que el sábado fue sorprendido por sujetos que se identificaron como policías federales.
"Uno se está muriendo a cada minuto, porque esta gente parece que goza de tenerlo a uno en esa tensión. Lo único que puedo decir es lo que escuchábamos, porque siempre estábamos sujetos de las manos y los pies, y vendados desde la nuca.
"Somos un ejemplo de lo que se logra con denunciar y denunciar a tiempo. Estamos vivos gracias a eso y a la intervención del Ejército que hizo esto tan sigiloso", indicó el negociante.
La noche del martes, al tiempo que se liberaba a los plagiados, elementos del Quinto Batallón de Fuerzas Especiales detuvieron a los presuntos plagiarios Héctor Cano Flores, originario de Tijuana; José Adame Robles, originario de Tijuana; Jorge Iván Flores Cabral, originario de Tijuana, y Jorge Lizárraga Osuna, de Sinaloa.
Armando Estrop, Reforma, 4 de diciembre.
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