Copenhague, 18 de diciembre. El acuerdo al que se llegó en la cumbre sobre cambio climático quedó lejos de lo que muchos esperaban y de lo que el mundo necesita, pero los avances logrados deben servir para suscribir en 2010 un convenio en México, donde se celebrará el próximo encuentro, indicó el presidente Felipe Calderón.
A pesar de los momentos de “enorme tensión” que pusieron en riesgo que se lograra un compromiso, Calderón resaltó que hubo algunos avances, como la constitución del Fondo Verde de Copenhague.
Al final, no pronunció el discurso de clausura, donde recibiría el encargo de la organización de la próxima cumbre, como lo había anunciado la delegación mexicana. Esto se omitió porque al no lograrse los resultados esperados, la mayoría de los mandatarios se retiraron sin participar en la última sesión plenaria.
Luego que se confirmó a México como país sede de la Conferencia de las Partes (COP 16), el mandatario ofreció que asumirá con responsabilidad, orgullo y un enorme compromiso la meta de profundizar, en los meses siguientes, los avances de esta cumbre, para que en la próxima cita de los jefes de Estado se obtenga éxito.
La finalidad es que en México se pueda lograr un instrumento jurídicamente vinculante. Señaló que se deberán emprender las negociaciones necesarias de inmediato, tomando en cuenta que la humanidad reclama acuerdos concretos y avances sólidos.
Como anfitrión de la próxima conferencia, insistió en que el gobierno de México está decidido a desempeñar un papel central en la definición de un nuevo acuerdo que permita mitigar los efectos del cambio climático.
En un breve mensaje que dio antes de retornar a la ciudad de México, Calderón aseveró que los participantes en la cumbre sabían que enfrentarían un proceso complejo por las diferentes posiciones de los 192 países que participaron.
“Este panorama difícil provocó largas, complicadas, y en ocasiones tensas negociaciones, en las cuales México desempeñó un papel relevante para lograr fijar mecanismos de financiamiento en el corto y mediano plazos, imprescindibles para cumplir con los compromisos y acciones acordadas”, aseguró.
En un salón del Bella Center, sede de los trabajos, dijo que a pesar de los momentos de enorme tensión que pusieron en riesgo la adopción de compromisos, finalmente se logró suscribir el Acuerdo de Copenhague que abarcará distintas dimensiones.
Asimismo, el mandatario celebró que se abracen metas globales de mitigación de daños ambientales y compromisos de reducción de emisiones de los países desarrollados.
Desde la perspectiva de Calderón, los gobiernos tienen que aprender la lección que deja la experiencia de Copenhague, y se declaró convencido de que sólo así se podrá llevar ese proceso a una conclusión a la altura de la expectativa de sus pueblos.
La clave, añadió, es fijar nuevas fórmulas y reglas que permitan hacer que las coincidencias prevalezcan por encima de las diferencias, así como entender que la norma del consenso no puede ser necesariamente de veto permanente a los acuerdos y a la voluntad de los pueblos y de los gobiernos.
A pesar de los momentos de “enorme tensión” que pusieron en riesgo que se lograra un compromiso, Calderón resaltó que hubo algunos avances, como la constitución del Fondo Verde de Copenhague.
Al final, no pronunció el discurso de clausura, donde recibiría el encargo de la organización de la próxima cumbre, como lo había anunciado la delegación mexicana. Esto se omitió porque al no lograrse los resultados esperados, la mayoría de los mandatarios se retiraron sin participar en la última sesión plenaria.
Luego que se confirmó a México como país sede de la Conferencia de las Partes (COP 16), el mandatario ofreció que asumirá con responsabilidad, orgullo y un enorme compromiso la meta de profundizar, en los meses siguientes, los avances de esta cumbre, para que en la próxima cita de los jefes de Estado se obtenga éxito.
La finalidad es que en México se pueda lograr un instrumento jurídicamente vinculante. Señaló que se deberán emprender las negociaciones necesarias de inmediato, tomando en cuenta que la humanidad reclama acuerdos concretos y avances sólidos.
Como anfitrión de la próxima conferencia, insistió en que el gobierno de México está decidido a desempeñar un papel central en la definición de un nuevo acuerdo que permita mitigar los efectos del cambio climático.
En un breve mensaje que dio antes de retornar a la ciudad de México, Calderón aseveró que los participantes en la cumbre sabían que enfrentarían un proceso complejo por las diferentes posiciones de los 192 países que participaron.
“Este panorama difícil provocó largas, complicadas, y en ocasiones tensas negociaciones, en las cuales México desempeñó un papel relevante para lograr fijar mecanismos de financiamiento en el corto y mediano plazos, imprescindibles para cumplir con los compromisos y acciones acordadas”, aseguró.
En un salón del Bella Center, sede de los trabajos, dijo que a pesar de los momentos de enorme tensión que pusieron en riesgo la adopción de compromisos, finalmente se logró suscribir el Acuerdo de Copenhague que abarcará distintas dimensiones.
Asimismo, el mandatario celebró que se abracen metas globales de mitigación de daños ambientales y compromisos de reducción de emisiones de los países desarrollados.
Desde la perspectiva de Calderón, los gobiernos tienen que aprender la lección que deja la experiencia de Copenhague, y se declaró convencido de que sólo así se podrá llevar ese proceso a una conclusión a la altura de la expectativa de sus pueblos.
La clave, añadió, es fijar nuevas fórmulas y reglas que permitan hacer que las coincidencias prevalezcan por encima de las diferencias, así como entender que la norma del consenso no puede ser necesariamente de veto permanente a los acuerdos y a la voluntad de los pueblos y de los gobiernos.
Claudia Herrera Beltrán, La Jornada, 19 de diciembre.
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