Cuba y el mundo necesitan cambios'

LA HABANA.- Benedicto XVI instó ayer a que se hagan los cambios que necesitan Cuba y el mundo en la homilía de una multitudinaria misa que ofició en la Plaza de la Revolución de esta capital durante la última jornada de su estancia de tres días en la Isla.

"Cuba y el mundo necesitan cambios", dijo el Papa con un lenguaje lleno de recursos religiosos. "(Dichos cambios sólo serán posibles) si cada uno está en condiciones de preguntarse por la verdad y se decide a tomar el camino del amor sembrando reconciliación y fraternidad".

Ante el Presidente Raúl Castro, la cúpula política del país y 300 mil personas, según cálculos del Vaticano, el Pontífice pidió mayor espacio público para que la Iglesia católica isleña pueda ejercer plenamente su labor y abogó por el derecho a "la esencial libertad religiosa, tanto en su dimensión individual como comunitaria".

"Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe. Sin embargo, es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana", añadió.

A mediodía, cumplida ya la agenda oficial, el Papa recibió durante media hora en la Nunciatura Apostólica -la residencia del Pontífice durante su estancia en La Habana- a Fidel Castro, quien acudió junto con su esposa, Dalia Soto del Valle, y sus hijos.

Este encuentro se da 14 años después de que el líder de la Revolución recibiera como Jefe de Estado anfitrión a Juan Pablo II en la primera visita de un Papa a Cuba. Y fue precisamente Fidel quien después invitó a Benedicto XVI a la Isla, a través del Cardenal Tarcisio Bertone, actual Secretario de Estado vaticano.

Cerca de las 16:00 horas, y pese a una copiosa lluvia, miles de habaneros despidieron a Benedicto XVI durante los 14 kilómetros que van de la Nunciatura al aeropuerto José Martí, donde el Papa abogó porque los cubanos "alcancen la fuerza necesaria para lograr una sociedad solidaria (capaz de) cimentar una sociedad de amplios horizontes, renovada y reconciliada".

"(La hora presente) reclama de forma apremiante que en la convivencia humana, nacional e internacional se destierren posiciones inamovibles y los puntos de vista unilaterales que tienden a hacer más arduo el entendimiento e ineficaz el esfuerzo de colaboración", agregó.

Ante el Presidente Raúl Castro y la Conferencia Episcopal isleña, el Papa también exhortó a que "nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea (del diálogo y la comprensión) por la limitación de sus libertades fundamentales ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales".

Y en este sentido, en clara referencia al bloqueo comercial y financiero que Washington aplica a Cuba desde hace medio siglo, el Pontífice, así como lo hizo en 1998 su antecesor, Juan Pablo II, criticó "las medidas económicas restrictivas impuestas desde fuera del país y que pesan negativamente sobre la población isleña".


Yolanda Martínez corresponsal, Reforma, 29 de marzo.