En el resumen de los dos primeros años, Calderón destacó el avance en el diálogo político; la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad, y previó para 2009 diferencias entre actores por el proceso electoral en el que se renovará la Cámara de Diputados.
Reconoció el trabajo de los legisladores; subrayó la estabilidad en las finanzas y ratificó su compromiso en la lucha contra la inseguridad, al grado de advertir que su gobierno no pactará con delincuentes:
“El gobierno federal no ha negociado, ni negociará con organización criminal alguna y combate sin distingos a todos aquellos que atentan contra la vida, la seguridad y la paz de los mexicanos”.
Para la ceremonia celebrada en el patio central de Palacio Nacional, Calderón convocó a 900 invitados, entre ellos Narciso Agúndez, del PRD, y gobernador de Baja California sur; líderes sindicales como Elba Esther Gordillo o el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, además del gabinete legal y ampliado ante quienes defendió las acciones del gobierno federal, entre las que hay, reconoció, aciertos y errores.
“En dos años de gobierno hemos demostrado que las dificultades no se evaden, sino que se enfrentan con decisión y al hacerlo se supera la adversidad y se abren nuevos horizontes para el país. Aún con aciertos y errores la satisfacción del deber cumplido nos alienta para acometer aún con mayores bríos las tareas por venir”, dijo.
Arropado por los invitados especiales que fueron colocados en el templete principal —entre ellos los representantes del Poder Legislativo y Judicial, así como de gobernadores de PRI, PAN y PRD, además del presidente del IFE—, Calderón presentó un panorama general del país en temas como seguridad, economía interna, finanzas, política exterior y desarrollo social.
“Sabemos qué hacer (...) el país tiene rumbo firme (...) los mexicanos podemos estar seguros de que saldremos adelante”, dijo Felipe Calderón quien también convocó a los mexicanos a sumarse en la tarea por el desarrollo nacional.
Abrió su discurso con el tema de la inseguridad y acusó que ésta se generó “por años de indiferencia ante el cáncer de la criminalidad, la impunidad y la corrupción. Este mal se convirtió en una amenaza para la paz y representa un desafío para la viabilidad misma del Estado. Lo más fácil para el gobierno hubiera sido cerrar los ojos ante la realidad; no lo hicimos, decidimos enfrentarla con todas sus consecuencias”, aseguró.
Después de compartir un desayuno michoacano compuesto por uchepos, Calderón sostuvo que para frenar a la delincuencia “primero hay que sacarla de nuestra propia casa. No vamos a tolerar la corrupción en las instituciones que deben proteger a la sociedad”.
En finanzas dijo que México tendrá problemas, “sí pero los mexicanos podemos estar seguros de que saldremos adelante”.
Durante el discurso, en el que fue aplaudido sólo en tres ocasiones y casi ya al final del mensaje, el mandatario habló sobre las transformaciones “profundas” del país y antes de concluir agradeció lo hecho a sus colaboradores, a su familia y quien fuera su secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño, a través de su esposa María de los Ángeles Escalante, quien fue colocada en la mesa principal junto a Margarita Zavala, esposa de Calderón.
Al acto asistieron los presidentes del Senado, Gustavo Madero; la Cámara de Diputados, César Duarte; el presidente de la Corte, Guillermo Ortiz; el presidente del IFE, Leonardo Valdés; Juan Francisco Ealy Jr, Director General de EL UNIVERSAL, y Germán Martínez, presidente nacional del Partido Acción Nacional, entre otras personalidades.
Sergio Javier Jiménez, El Universal, 1 de diciembre.
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