ELECCIONES EN MICHOACÁN 3ª PARTE. 6. LOS PARTIDOS POLÍTICOS.

Concluimos esta entrega con 25 comentarios, 25.5% de los 98, sobre los partidos políticos. Diez, 10.2% de los 98 sistematizados, corresponden a Acción Nacional; once, 11.22% al de la Revolución Democrática, tres, 3.06% al Revolucionario Institucional y uno, el 1.02% restante, a los partidos pequeños. Cabe aclarar que igual que en las dos entregas previas Jesús Reyna, candidato del PRI, pasó prácticamente inadvertido para columnistas y articulistas.

EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL.
Para el PAN todo será ganancia en este proceso electoral. Se han consolidado como la segunda fuerza política y electoral en el estado, han logrado desarrollar presencia en zonas en las que antes era imposible pensar que podían existir.
Luciano Pascoe, “La zanahoria del caballo”, Crónica, 11 de noviembre.

Que trascendió que había más de un ceño fruncido entre los “panistas nacionales” por la derrota de su candidato al gobierno de Michoacán, Salvador López Orduña.
La molestia y congoja no eran tanto por haber perdido una elección que sabían sería muy difícil de remontar, sino porque muchos blanquiazules habían hecho crecer la versión de que el apoyo de las últimas semanas de Germán Martínez a López Orduña cerraría la contienda a rangos parecidos a los de la presidencial de 2006: medio punto o máximo un punto.
Pero las últimas encuestas indicaban que Leonel Godoy ganaría con una ventaja de entre cinco y siete puntos, y las encuestas de salida de ayer… ¡indicaron lo mismo!
“Trascendió”, Milenio, 12 de noviembre.

En el primer caso, el del PAN, está claro que resultaba apetitoso obtener una victoria electoral en el simbólico estado donde nació la izquierda mexicana de hoy, además de que Michoacán es el terruño del presidente Calderón y del futuro presidente de Acción Nacional, Germán Martínez Cázares. También es cierto que por esas y otras razones eran propicias las condiciones político-electorales para que los azules se alzaran con un triunfo que habría sido histórico, por todo el simbolismo que encierra la cuna del PRD.
Pero resulta que en la casa presidencial y en la entrante dirigencia del PAN las prioridades eran otras, de mucho mayor valor político que un gobierno de cuatro años, algunas alcaldías y posiciones en el Congreso local. Entre esas prioridades destaca una que, para el gobierno de Calderón, está entre sus mayores preocupaciones: la gobernabilidad, entendida como la aceptación legal y legitimación de su gobierno por parte de todas las instituciones políticas del Estado mexicano; por los partidos, pues
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de noviembre.

Será porque ya está pensando más en la logística de su fiesta de despedida del partido que dirige, pero, de Manuel Espino ni sus luces. Ante la derrota michoacana, el aún líder del PAN ha preferido guardar comodísimo silencio. ¿Qué postura habría tomado el duranguense si gana su candidato, Salvador López Orduña, en la tierra natal de Calderón? Desde luego, una radicalmente distinta: la sobreexposición en medios de comunicación. Ni modo: por cuatro puntos porcentuales no salió en hombros de Acción Nacional
“Frentes Políticos”, Excélsior, 13 de noviembre.

En el caso del PAN la jornada volvió a ser mala. Y Espino dejará en pésima situación a su partido. Para colmo pasó, buena parte de la etapa final de la campaña, en España, de viaje. La tarea que le espera a Germán Martínez para reconstruir al PAN y hacerlo competitivo será titánica. Ya lo analizaremos, lo mismo que los buenos resultados obtenidos por el PRI en este proceso
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 13 de noviembre.

La operación de la campaña del PAN en Michoacán se le encargó directamente a Germán Martínez, a pesar de que aún no asume la presidencia panista, y relegaron a un segundo plano a Manuel Espino y a su estrategia electoral.
Hoy sabemos que Martínez se trasladó a Morelia con el fin de instalar un war room, donde contó con dos aliados importantes: Juan Luis Calderón Hinojosa, hermano del Presidente y cuyas apariciones fueron por demás discretas, y César Nava Miranda, líder de la Federación de Occidente de la Coparmex y padre de César Nava Vázquez, el influyente secretario particular de Felipe Calderón.
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 13 de noviembre.

Afirmó ayer el todavía presidente nacional del PAN, Manuel Espino:
"No perdimos la gubernatura, queríamos ganarla, pero no la teníamos; ahí el saldo es muy favorable, por un lado teníamos la expectativa de ganar la gubernatura pero hay otros factores que incidieron para no hacerlo", expresó.
Aunque había dicho que quería despedirse de su periodo al frente del PAN con el triunfo en la elección para gobernador de Michoacán, insistió en el resultado electoral en Michoacán:
"Yo no la veo como una derrota"...
Mjú, dicen por ahí que no hay peor ciego que el que no quiere ver...
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 14 de noviembre.

Y ahora, cuando plumas y micrófonos concertados con pinole se esmeran en hacer que refulja la gesta democrática michoacana en la que una izquierda moderna, civilizada, bien portada y con una estrategia de primer mundo logró una victoria electoral sin sombra de duda ni sospecha de negociación o fraude, resulta que el aguafiestas Espino sale con que su partido, en realidad, no perdió la gubernatura de la entidad… porque no la tenía, así es que no puede haberla perdido sino, en todo caso, dejar de ganarla. Pero el enredo verbal espinoso tiene doble sentido, pues lo que el buen Manuel quería dejar asentado es que en el estado con capital en Morelia “teníamos la expectativa de ganar la gubernatura, pero hay otros factores que incidieron para no hacerlo”. Incluso dejó una banderilla en lo alto del toro cárdeno llamado Leonel pues, dijo Espino, “han pasado cosas muy raras en los últimos meses en estados con condiciones muy favorables para ganar”. Tan sugerentes palabras hicieron a los periodistas escuchas pedirle que explicara si en la tierra de los Cárdenas y Calderón se había maniobrado para dar continuidad a la familia dominante: “En el partido no hemos negociado nada (…) Yo no he sido parte de ninguna negociación: si alguien ha negociado algo no lo sé, pero no creo que haya sido una negociación en Los Pinos; al gobierno no le corresponde negociar las posibilidades de éxito del PAN”.
Julio Hernández López, “Astillero”; La Jornada, 14 de noviembre.

Para el PAN, en cambio, la derrota de López Orduña es un duro revés. Tan importante era este proceso para Calderón que mandó a Germán Martínez, su gallo para la presidencia blanquiazul, a reforzar la campaña. El presidente perdió en su estado natal, además de en Tamaulipas y Puebla.
Maite Reyes Retana, Milenio, 14 de noviembre.

EL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA.
Que en el DF, los más contentos ayer en la tarde eran Los Chuchos.
Minutos antes de que las televisoras dieran a conocer el resultado de sus encuestas de salida de Michoacán, ellos ya se comunicaban con los medios para informar que Leonel Godoy había ganado la elección de gobernador con al menos seis puntos de ventaja.
De los cercanos de Andrés Manuel López Obrador, en cambio, no se sabía nada.
“Trascendió”, Milenio, 12 de noviembre.

En Michoacán, el PAN hizo un mayor esfuerzo pero no pudo con la experiencia electoral priista de los perredistas. En todo caso, el análisis en Michoacán tendría que ver con los reacomodos internos en el PRD: Leonel Godoy buscó el apoyo de López Obrador para no llevar al estado su conflicto con Cuauhtémoc Cárdenas, pero ya se ajustó a la realidad política y será otro gobernador perredista que no regateará su apoyo al presidente Felipe Calderón, y menos cuando Michoacán es la entidad de nacimiento del jefe del Ejecutivo federal.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 13 de noviembre.

Todos saben que luego de julio de 2006, el PRD y sobre todo su entonces líder principal regatearon legalidad y legitimidad al gobierno de Calderón, al grado de poner en riesgo precisamente la gobernabilidad, la capacidad del nuevo gobierno para alcanzar consensos que se traduzcan en una gestión eficaz. De esa manera, más que una victoria electoral en Michoacán, el gobierno de Calderón entendió que a partir de ese proceso electoral tenía muchas posibilidades de ser reconocido, en los hechos, por un importante sector del PRD, especialmente aquel que se acredita como fundador de los amarillos.
En sentido contrario, si Calderón y el PAN se hubiesen empeñado en ganar Michoacán a toda costa —y hasta como suponen algunos ingenuos, con el despliegue del magisterio—, lo único que habría conseguido sería la unificación del PRD, de los liderazgos de Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, lo que a la postre habría reavivado la polarización entre la derecha y la izquierda con resultados fatales para el gobierno de Calderón, ya que estaría latente el fantasma de la ingobernabilidad. Por eso, una vez iniciadas las campañas electorales, los estrategas de Los Pinos le apostaron al muy coloquial pero eficaz “divide y vencerás”.
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de noviembre.

La elección de Michoacán es, sin duda, de las más importantes de este año, por todo lo que estaba en juego. Ganó Leonel Godoy, un hombre controvertido, que ha tenido posiciones diferentes a lo largo de su historia en el perredismo, llevado siempre de la mano por Cuauhtémoc Cárdenas, pero que había roto esa relación con éste y con Lázaro Cárdenas Batel para apoyar a López Obrador. Cuando Leonel se convirtió en candidato comprobó, como le ha sucedido a todos los demás aspirantes del PRD en las elecciones de este año, que si seguía la línea del lopezobradorismo no tenía ninguna posibilidad de triunfo, por la sencilla razón de que la popularidad de Calderón en su estado natal es alta y porque también lo es la de la familia Cárdenas. Y Lázaro había realizado un buen gobierno y establecido una relación más que fluida con el Ejecutivo que permitió, entre muchas otras cosas, retomar el control de zonas del estado que habían caído en manos del narcotráfico. En el camino hubo costos políticos e incluso autoridades locales que tuvieron que ser retiradas o se demostró que estaban, efectivamente, relacionadas con el crimen organizado. Pero la relación que en ése y en muchos ámbitos más se estableció entre el gobierno local y el federal fue ejemplar.
Godoy, que había ganado la candidatura con el apoyo decidido de la corriente de Nueva Izquierda que encabeza Jesús Ortega, se acercó, lo mismo que esa corriente, al cardenismo, e hizo aquella declaración de que quien no reconociera al gobierno federal era “un enfermo mental”, decisiva en la estrategia a seguir. Lo cierto es que, en Michoacán, López Obrador nunca apareció, no fue ni una vez a hacer campaña (como sí lo hizo en Puebla, con resultados desastrosos para su partido), mientras que Cuauhtémoc estuvo una y otra vez con Godoy. Y por ese apoyo ganó los comicios.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 13 de noviembre.

Pero esa estrategia ganadora dio como resultado otra mutación política entre los amarillos, que pudiera ser fundamental para el grupo de Nueva Izquierda. Resulta que en el periplo michoacano Los Chuchos se aliaron de manera temporal con la dinastía Cárdenas, con lo que no sólo le arrebataron a López Obrador el control de esa entidad, sino que metieron a los propios Cárdenas a la pelea por la dirigencia del PRD, y hasta garantizaron un lugar de esa dinastía en la lucha presidencial de 2012. Por eso resulta de risa, y hasta ofende al sentido común, que en una poco eficaz maniobra de control de daños, algunos perredistas insistan en que la ausencia de AMLO en Michoacán fue pactada como un movimiento estratégico. Por más vueltas que le den al asunto, en el fondo un sector del PRD participó en una moderna versión de las concertacesiones.
Y al final de cuentas lo cierto es que los dos grandes ganadores del proceso electoral michoacano son, por un lado, el presidente Calderón, que desactivó la beligerancia de un importante sector de sus adversarios políticos, consiguió importantes márgenes de gobernabilidad y de potenciales acuerdos en el Congreso, y por el otro el clan de los Cárdenas
Ricardo Alemán, “Itinerario Político”, El Universal, 13 de noviembre.

Ahora viene una etapa política muy delicada. El cardenismo puede presumir de que ellos sí han sabido ganar y que la estrategia moderada es mucho más útil que los radicalismos chavistas de López Obrador. Al mismo tiempo, buena parte de toda la operación electoral la realizó Nueva Izquierda, con Jesús Ortega en los controles. El resultado electoral es decisivo para las aspiraciones de éste en cuanto a dirigir al PRD en los comicios internos de marzo próximo y le da a esa corriente un espacio de poder adicional, con el cual contrarrestar el lopezobradorismo del gobierno capitalino y de Marcelo Ebrard, reflejado en el apoyo a Alejandro Encinas.
Pero más importante: Michoacán parece establecer la base para una alianza que puede ser de largo plazo y reflejarse en 2009 y sobre todo en 2012. La alianza entre el cardenismo y Nueva Izquierda. Los primeros, después de la caída de Rosario Robles en la dirigencia del partido, no poseían una estructura orgánica que les permitiera tener influencia a nivel nacional y, en 2006, López Obrador no se dignó siquiera sentarse a discutir las propuestas programáticas de Cuauhtémoc. Nueva Izquierda, desde hace años, es la corriente interna más poderosa del perredismo y una de las más hábiles políticamente. Pero nunca ha tenido Nueva Izquierda una figura con realce en el ámbito nacional: Ortega, Jesús Zambrano, Carlos Navarrete y sus otros dirigentes, suelen ser muy buenos operadores pero no han encontrado una figura pública que les permita canalizar esa operación. Si la alianza que se dio de hecho en Michoacán prospera, esas presencias podrían ser Cuauhtémoc y Lázaro Cárdenas, y otorgarle a éste una plataforma para buscar, si así lo desea, la candidatura presidencial de 2012 por el PRD, y a Jesús Ortega garantizarle que ahora sí podrá acceder a la presidencia del partido.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 13 de noviembre.

Tras la elección en Michoacán, dos escenarios se abren de manera inmediata. Primero: con la victoria de Leonel Godoy, prácticamente Nueva Izquierda (NI) y su candidato a la dirigencia nacional del PRD, Jesús Ortega, tienen la presidencia del partido en la bolsa, por encima de Alejandro Encinas, el candidato de Andrés Manuel López Obrador. Segundo: antes de asumir el liderazgo del PAN y contra lo que pudiera pensarse, es Germán Martínez, y no Manuel Espino, quien sufre su primera derrota electoral, ya que fueron Germán y su equipo quienes operaron la campaña de Salvador López Orduña
Martín Moreno, “Archivos del Poder”, Excélsior, 13 de noviembre.

La “victoria” arreglada sirve a los adversarios de López Obrador para demostrar que sus giras electorales tienen resultados proporcionalmente adversos al entusiasmo mostrado por el viajero frecuente: a Michoacán no fue porque no quiso o porque le cerraron el paso, y allí la franquicia llamada sol azteca triunfó, mientras en otros lugares recorridos con pasión peregrina por el tabasqueño que credencializa el partido de colores negro y amarillo nomás no pintó. Por lo pronto, y a reserva de mejorar el punto, el toro michoacano cárdeno, al igual que sus compañeros de dehesa Hinojosa, con calculada excepción del novillo camachista llamado Marcelo, se ha apresurado a reconocer (de hinojos institucionales) que el diestro Felipe es la figura mandona de la plaza, el ruedo y la faena. ¡Ole, Cuau!
Julio Hernández López, “Astillero”, La Jornada, 13 de noviembre.

La misma noche del domingo, durante la celebración del triunfo perredista en Michoacán, Jesús Ortega saboreaba dos cosas: su puro y sus enormes posibilidades de convertirse en el próximo presidente del PRD, ya que fue NI —a través de otro de Los Chuchos, Zambrano, como principal operador de la campaña de Godoy— la impulsora de que el perredismo, apuntalado por el cardenismo, mantuviera en su poder la gubernatura.
Ortega sabe y siente que su victoria está muy cerca, porque las corrientes y las tribus amarillas han lanzado el mensaje de que se encuentran a favor de una izquierda moderada, útil y, si bien crítica, no agresiva, y que esta tendencia desplaza día a día los espacios de poder que aún mantiene AMLO dentro del perredismo.
Michoacán es la antesala del triunfo de Ortega sobre Encinas, ante el rechazo paulatinamente mayoritario dentro del PRD a la línea de ruptura y hasta oportunista de AMLO —como lo demostró en su desafortunada aparición, más política que altruista, en Tabasco—, a quien el sendero amarillo cada vez se le hace más estrecho.
Martín Moreno, “Archivos del Poder”, Excélsior, 13 de noviembre.

Que después del triunfo en Michoacán, los perredistas tratarán de conferirle al martes 13 todos los símbolos de la unidad.
Para empezar, el candidato ganador, Leonel Godoy, se reunirá con Andrés Manuel López Obrador.
Habrá abrazo y foto.
Además, el presidente del partido, Leonel Cota, se presentará con los cuatro candidatos a relevarlo: Jesús Ortega, Alejandro Encinas, Camilo Valenzuela y Ricardo Monreal.
Nadie quiere llegar con cara de enojo al mitin del próximo domingo.
“Trascendió”, Milenio, 13 de noviembre.

El esperado triunfo del PRD en Michoacán le da cuando menos un nuevo aire al partido. También recalca algunas conclusiones inevitables. Una de ellas, por supuesto, es la ventaja que le da a cualquier partido de gobierno el tener a un gobernante sensato como lo ha sido Lázaro Cárdenas Batel. Otra es que es importante tener candidatos que unan al partido, como Leonel Godoy, y no que lo dividan.
Sergio Sarmiento, “Jaque Mate”, Reforma, 13 de noviembre.

Pero en la esquina del PRD tampoco pueden echar las campanas al vuelo. El apretado margen con el que llega Godoy al palacio de gobierno políticamente, es un triunfo de panzazo que debe poner a pensar a todos los próceres del perredismo, tanto a Cuauhtémoc Cárdenas como a Andrés Manuel López Obrador. Ya se sabe que tampoco Lázaro Cárdenas Batel las tuvo todas consigo. El problema es que si los perredistas siguen como van, al rato todos van a desaparecer del mapa político nacional.
Jesús Sánchez, “Recuento Político”, El Financiero, 15 de noviembre.

EL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL.
El PRI denunció el “Impacto Azul”, echado a andar por el PAN. No es otra cosa más que uno de esos operativos con los que se pretendió sobornar a funcionarios de casillas.
Ya sabe, ellos, los del PRI, no conocen de estas cosas
Katia D’Artigues, “Campos Elíseos”, El Universal, 12 de noviembre.

Fausto Vallejo Figueroa fue al Senado de la República a agradecer el apoyo que algunos priistas le dieron para ganar la presidencia municipal de Morelia; tiene presentes tanto a Jesús Murillo Karam como a Manlio Fabio Beltrones que apostaron a su favor y fue el mejor candidato del PRI en Michoacán.
Y de paso nos comentaba que los perredistas hicieron una campaña bien pensada, especialmente el triunfador Leonel Godoy, quien conoció encuestas que eran terribles para él en caso de que participara Andrés Manuel López Obrador, porque tenía un rechazo del 80 por ciento. Los michoacanos, nos dice, no olvidan los ataques a su paisano, Felipe Calderón.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 14 de noviembre.

Hace dos semanas, Jesús Murillo Karam, en su carácter de secretario general del PRI, nos comentaba que él en lo personal empujó la candidatura al gobierno de Michoacán de Vallejo Figueroa en lugar de Jesús Reyna, pero no lo logró. Y ayer nos dijo el hidalguense que tenía razón, era mejor Fausto, pero así es la política.
El virtual presidente municipal de Morelia recibió coqueteos de varios partidos contrarios al PRI, sopesaron la posibilidad de postularlo, hubo pláticas, inclusive con López Obrador, pero al final no se concretó nada. Al final la candidatura de unidad construida en torno a Reyna, fue terrible porque ocupó una tercera posición, muy alejado del Godoy.
Ubaldo Díaz, “Escenario Político”, Crónica, 14 de noviembre.
LOS PARTIDOS PEQUEÑOS.
Empecemos, sin más, con Michoacán, que tuvo la ventaja de separar los votos de los distintos partidos coligados. Según los datos del PREP michoacano, es notabilísima la superioridad de los partidos grandes, pero —en una entidad de “dos tercios grandes y uno chico”—, también es notable su importancia estratégica.
En la elección de gobernador, el PRD venció al PAN, pero la alianza PAN-PANAL tenía más votos que el sol azteca (33.4% versus 33.1%); fueron los piquitos del PT, Alternativa, Convergencia y los votos al candidato los que marcaron la diferencia. Ningún partidito contribuyó con más del uno por ciento, pero en su conjunto dieron los cuatro puntos porcentuales con los que ganó Godoy.
Bajemos de nivel, y pasemos a las diputaciones. Allí los partidos que conforman el FAP se llevaron 11 diputaciones de mayoría, el PRI se quedó con 4, Acción Nacional se llevó 6 y tuvo otras 3 por su alianza con el PANAL. Tres de las diputaciones del FAP fueron posibles sólo porque el PRD contendió coligado y el PRI no lo hizo; una de las victorias del PAN sólo se explica por su alianza con el PANAL.
Pasemos a los ayuntamientos, y encontraremos el mosaico en pleno. En algunos lugares gana el FAP, en otros el PRI solo, en otros más el PT o Convergencia solos, o el PAN con el PANAL, o el PRI con el Verde (fue el caso de Morelia), e incluso alianzas inopinadas: PAN-PRI, que ganó Purépero y Venustiano Carranza y PAN-PRI-PVEM, que ganó otros dos municipios. Eso, sin contar casos como el de Tangancícuaro, que ganó Convergencia con 2,367 votos, frente a los 2,325 del PRI, 2,193 del PVEM, 2,024 del PAN y 1.733 de la coalición PRD-PT.
Francisco Báez, “Empedrado”, Crónica, 13 de noviembre.

0 Responses to "ELECCIONES EN MICHOACÁN 3ª PARTE. 6. LOS PARTIDOS POLÍTICOS."