IMAGEN PÚBLICA: ¿POR QUÉ NO TE CALLAS? 3. HUGO CHÁVEZ.

Sin lugar a dudas, Hugo Chávez es una figura controvertida. El suceso ocurrido en la Cumbre dio pie a columnistas y articulistas para que, más allá del mismo, volvieran a hacer públicas sus posiciones al respecto. A continuación los veinte comentarios, un 16.94% de los 118 sistematizados.

No soy asiduo al protocolo, ni creo que las formas lo son todo, sin embargo estoy convencido que el estilo de Hugo Chávez poco aporta al objetivo de esa Cumbre y que sus exabruptos buscan generar una diferencia que sólo existe en el discurso. La realidad es contundente, más de la mitad del crudo venezolano se vende a los Estados Unidos por decisión de su gobierno, país archirrival de este caballerito. La congruencia no se mide en palabras, se mide en hechos. Ahí ganaron Zapatero y el rey don Juan Carlos. Perdió, de nuevo por bocón, soberbio e insolente, el casi autoproclamado rey de Venezuela, el señor Chávez.
Luciano Pascoe, “La zanahoria del caballo”, Crónica, 11 de noviembre.

“No se meta conmigo, caballero, porque va a salir espinao”, es la frase que eternizará a Hugo Chávez. En esas diez palabras el mandatario de Venezuela refleja su auténtica personalidad. El domingo pasado decíamos aquí que la muerte de la universitaria Araujo era el monumento a la verdadera oposición del gobierno chavista: los estudiantes. Dijimos que ello era el inicio de intimidaciones a quien se opusiera a Chávez. Y las ráfagas se repitieron el jueves, cuando universitarios organizados protestaban por las políticas de su presidente. Y éste anda por el mundo haciéndose el chistoso cuando le preguntan qué ocurre en Caracas
“Frentes Políticos”, Excélsior, 11 de noviembre.

Que Chávez tilde de fascista a Aznar no debe sorprender a nadie mínimamente informado sobre los dichos injerencistas del líder ultraderechista español. Y en efecto, que muchos españoles crean en él y voten por la opción política que representa, pues es un asunto muy de ellos. Pero que Rodríguez Zapatero diga que con ello se ofende al pueblo español…
Mayor fue el desprecio –¿democrático?– que Aznar mostró hacia millones de sus paisanos que en las calles dijeron no a la intervención del trío de las Azores (Estados Unidos, Gran Bretaña y España) en Irak, agresión ilegal, contraria a derecho, antidemocrática y, ¿por qué no?, fascista. Y ello no quiere decir que esos pueblos sean fascistas, en absoluto.
Editorial, La Jornada, 11 de noviembre.

No simpatizo con Castro ni con su régimen, pero creo que, a lo largo de los años, ha sabido aceptar y moverse dentro de un esquema determinado de reglas del juego en el terreno internacional. Por eso, debido a simple comparación, se puede aquilatar el grado de autoritarismo y narcisismo que aqueja al presidente venezolano Hugo Chávez que, como lo que es, un golpista en funciones de gobierno, interrumpió una y otra vez a los demás mandatarios en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile y terminó por sacar de quicio al rey Juan Carlos, de España, quien le exigió que se callara de una vez, y obligó a José Luis Rodríguez Zapatero a recordarle que se pueden tener diferencias muy profundas, pero no es posible admitir la falta de respeto a otros países y a sus mandatarios.
Todo venía por una sarta de tonterías dichas con la convicción de quien se ha acostumbrado a que nadie lo puede desmentir o confrontar, en la cual una y otra vez Chávez había calificado al ex mandatario español José María Aznar como fascista, que fue, finalmente, lo que hizo estallar a Juan Carlos.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 12 de noviembre.

Ayer Chávez recordó que el gobierno de Aznar participó en la conjura que desembocó en el fallido golpe de Estado de 2002, que por un par de días alejó al presidente venezolano del poder. El ex jefe del gobierno español buscó, además, inducir a varios países latinoamericanos –con especial énfasis México y Chile– a la catastrófica y criminal aventura bélica de Estados Unidos en Irak (y antes en Afganistán), faltando con ello al elemental respeto a las soberanías nacionales y a las facultades exclusivas de cada país de fijar su política exterior.
No hay que equivocarse: no es que Chávez u Ortega le hayan colmado la paciencia al rey de España, es que algunos gobiernos de este hemisferio han sido demasiado pacientes ante el intervencionismo español.
Editorial, La Jornada, 12 de noviembre.

Chávez representa todo lo contrario: llegó al poder luego de dos intentos de golpe de Estado, debido al fuerte deterioro de los dos principales partidos políticos venezolanos que, como en buena parte del continente, con sus errores y corrupciones, prácticamente destrozaron el sistema político de su país. Paradójicamente, fue llevado al poder por la derecha, que quería un militar que pusiera “orden”. Sus dos primeros años en el gobierno resultaron caóticos y desastrosos en lo económico y lo social. Un golpe de Estado en su contra fracasó, en buena medida porque, pese a las diferencias, la mayoría de las naciones latinoamericanas exigieron el respeto al sistema democrático, en forma destacada, en esos momentos, el gobierno de Vicente Fox. Pero cuando regresó a la presidencia, lo que hizo Chávez fue iniciar una escalada con el fin de aniquilar a toda la oposición, vulnerar la mayoría de las libertades y comenzar a “exportar” su revolución, apoyándose en los altos precios del crudo. Al mismo tiempo está financiando a Cuba más de lo que nunca lo pudo hacer la Unión Soviética y se ha comenzado a imaginar como el sucesor de Fidel Castro. Desde entonces, mantiene una política de intervención directa en los asuntos internos de los demás países, sobre todo de la región, expresada incluso en los planes de gobierno públicos. Así financió y logró colocar en el poder a Rafael Correa en Ecuador y a Evo Morales en Bolivia.
Jorge Fernández Menéndez, “Razones”, Excélsior, 12 de noviembre.

Y, dado que el que se enoja pierde, mal va quedando el monarca español que quiso callar a sus puras coronas a un presunto súbdito venezolano que le salió bastante respondón. Chávez se ha reconocido ingenuo por creer que eran ajenas o desconocidas por Juan Carlos las maniobras del entonces presidente Aznar en apoyo de quienes dieron un breve golpe de Estado en Caracas. Estados Unidos y España mantuvieron oficialmente una actitud ambigua frente a lo que era condenado por otros gobiernos del mundo. Pero además, el entonces embajador español acreditado en Caracas, Manuel Viturro, se reunió con el golpista Pedro Carmona Estanga (presidente de la Fedecámaras, principal organización patronal del país) y, obviamente, con el embajador de Estados Unidos, Charles Shapiro, según denunció en el congreso español Miguel Ángel Moratinos, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de… Rodríguez Zapatero. Moratinos afirmó, en un programa de madrugada de Televisión Española (TVE), que “en el anterior gobierno, cosa inédita en la diplomacia española, el embajador recibió instrucciones de apoyar el golpe”, e incluso Aznar tomó una llamada del golpista Carmona. ¿Instrucciones del presidente Aznar o del rey Juan Carlos, responsable de la política exterior española, quien ahora tanto se enoja porque le dicen fascista a otro?
Julio Hernández López, “Astillero”; La Jornada, 12 de noviembre.

La baja catadura ética del lamepiés de Fidel Castro se constató el 3 de noviembre con el asesinato de dos manifestantes (más otros ocho heridos de bala) que entre varios miles protestaron contra el manipulado “referendo” chapista.
Uno de los matones se presentó como “víctima” en Venezolana de Televisión, pero el mismo sujeto (Jose Félix Valera, candidato del bocón a diputado por el estado de Vargas) está fotografiado entre quienes dispararon contra los estudiantes.
Tras el incidente con los españoles, lo único rescatable de la reunión Iberoamericana es la posibilidad de ver en la próxima al gorila venezolano retando a golpes a cualquiera de sus “homólogos”.
¡Ah!, también de volver a oírlo destruyendo alguna otra canción mexicana
Carlos Marín, “El asalto a la razón”; Milenio, 12 de noviembre.

Los fanfarrones viven de la prudencia de sus interlocutores. De eso vive la retórica de Hugo Chávez. Pero su fanfarronería alcanzó en la Cumbre Iberoamericana de Santiago un nivel que sacó de sus casillas al más afable y prudente monarca del que se tenga noticia en estas tierras.
El rey Juan Carlos le ordenó callar. Sin éxito, desde luego, pero con una elocuencia sumaria que le ha dado ya la vuelta al globo... en favor del rey.
Las sonrisas cómplices y complacidas de las conductoras de BBC y CNN dando cuenta de la noticia eran elocuentes en su simpatía por el revire real. Un poco más tensa, airada, parecía la hermosa conductora de TV EFE al transmitir la noticia anteayer, a las ocho de la noche de México.
Héctor Aguilar Camín, “Día con día”, Milenio, 12 de noviembre.

¿En qué se parecen el presidente venezolano Hugo Chávez, y el expresidente Chente Fox?
¡Qué falta de respeto!, señalan algunos, acostumbrados a referirse al susodicho como "su majestad", "su excelencia", "excelentísimo señor", "soberano"...
Pero Chávez le preguntó: "señor rey, ¿usted sabía del golpe (de Estado) en mi contra?", y Chente lo saludó: "¡quíhubole, mi rey!"..., se le ponen al tú por tú al rey Juan Carlos I...
Ellos sí que cantan "mi sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo...", o sea, sí, cuánto escándalo..., reflexionan(mos).
Ya no existen "las colonias americanas de la Madre Patria", ¿eh?, ya no somos sus "súbditos"...
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 13 de noviembre.

Más allá de su encontronazo con el rey Juan Carlos, Hugo Chávez cometió un error mayúsculo al avalar que simpatizantes suyos balearan dentro del campus universitario en Caracas a estudiantes que están en contra de la reelección presidencial indefinida. Por ahí podría iniciarse la debacle del dictador
Martín Moreno, “Archivos del poder”, Excélsior, 13 de noviembre.

A esta última cumbre Hugo Chávez llegó con el propósito de reventar la Iberoamericana, como ha querido reventar el Acuerdo Latinoamericano de Libre Comercio, para imponer los esquemas regionales que él domina e impedir expresiones continentales que no controla.
Chávez fue a eso y se enfiló contra el paradigma de estas cumbres, el rey de España, al que fue a provocar y lo logró.
El venezolano llevaba un rato largo hablando de un asunto, en todo caso bilateral, insinuando primero, afirmando después, que el rey estuvo detrás del golpe de Estado en Venezuela, no el que él dirigió, sino del que fue víctima.
En un momento, ya cuando había roto las formas en cuanto a fondo y tiempo, el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero lo interrumpió, a lo que el monarca español, acompañando con un ademán, le soltó. “¡¿Por qué no te callas?!”, lo que Chávez ignoró y siguió con su perorata.
Joaquín López Dóriga, “En privado”, Milenio, 13 de noviembre.

En primer lugar, ¿por qué se dirigió usted a Hugo Chávez, interrumpiendo también al presidente Zapatero y tuteando a Chávez de esa forma tan despectiva, si se trata de un mandatario elegido (por tercera vez) democráticamente? Me pregunto si lo hubiera hecho con el mismo gesto de desdén y de autoritarismo si el que hubiera estado interrumpiendo constantemente a Zapatero hubiera sido George W. Bush o Nicolas Sarkozy. Estoy consciente que en tratándose de una cumbre iberoamericana, estos dos presidentes no se hubieran encontrado presentes, pero, ¿hubiera usted tratado de esa forma tan despectiva al presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva? Por otro lado, también estoy consciente de que el estilo personal de Chávez resulta por momentos exasperante, irritante y hasta irrespetuoso, pero es Chávez, así es él. Pero de usted nos esperamos otro tipo de comportamiento.
Guadalupe Loaeza, Reforma, 13 de noviembre.

Quién sabe si porque es más español o porque es más monárquico (o por ambas razones), el caso es que el famoso cantante y actor Miguel Bosé les advirtió a los venezolanos que, si deseaban que actuara en su país, entonces no votaran por Hugo Chávez. Y es que, de acuerdo con información que circuló ayer por la noche en agencias internacionales, el hispano-italiano “descartó la posibilidad de actuar en Venezuela mientras Hugo Chávez sea presidente”. Por supuesto, se trata de una determinación instalada no en el mundo de la farándula, sino en el de la política. ¿Algunos personajes menos pop que Bosé podrían, deberían o querrían tomar una postura política de ese tamaño, con respecto a un asunto de índole diplomático? Es de dudarse
“Frentes Políticos”, Excélsior, 14 de noviembre.

Lo que aterra de toda esta historia no es necesariamente el desencuentro entre el rey de España y el venezolano al que, lo sabemos, le gusta escandalizar. Lo que espanta es la frescura con la que Hugo Chávez anda por el mundo desacreditando a todo aquel que se atreve a cuestionar o a criticar su forma de entender y ejercer el poder en Venezuela y más allá de sus fronteras. Hace apenas unos días veíamos cómo sus sicarios encapuchados mataban a estudiantes en una universidad de Caracas, mientras protestaban contra las reformas que Chávez pretende impulsar para eternizarse en el poder en Venezuela
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 14 de noviembre.

La democracia de los súbditos está enfurecida. Uno de sus conquistados se atrevió a restregarles en la cara su verdad. Eso dijeron algunos universitarios que recién llegaron a la ciudad, desde Madrid, y que nos contaron que un acto académico al que estaba invitado el embajador de Venezuela en España, que se celebraría en la Universidad Complutense, fue cancelado de última hora, con auditorio lleno, por la diferencias entre el rey Juan Carlos y el presidente Hugo Chávez. Ni modo
Miguel Ángel Velázquez, “Ciudad Perdida”, La Jornada, 14 de noviembre.

Saltan a la mente cuatro reflexiones sobre el nuevo sainete de Chávez, ahora en Santiago de Chile. En primer lugar, conviene preguntarse: qué tanta insolencia y verborrea tuvo que haber derramado el presidente de Venezuela en el día y medio previo al estallido del rey Juan Carlos para que alguien que lleva 30 años en el trono, 15 de cumbres iberoamericanas, y 8 de soplarse las diatribas de Chávez haya perdido la compostura. Para que alguien tan paciente, con tanto colmillo, con tanto dominio de las formas llamadas diplomáticas, se haya exasperado a tal grado con los excesos de Chávez es porque deben haber alcanzado niveles insólitos. Es preciso recordar que fueron por lo menos tres gestos de disgusto del jefe de Estado y jefe de Gobierno españoles: la réplica de Zapatero a Chávez en torno a Aznar; el "porque no te callas" del Rey a Chávez, y la retirada del monarca ante los improperios de Daniel Ortega, que empezó a despotricar contra el desempeño de Unión Fenosa en Nicaragua.
Jorge Castañeda, Reforma, 14 de noviembre.

A falta de heroísmo en su biografía, equivocado en su ejercicio de lo que él cree que es carisma y obnubilado por los fantasmas que ha idealizado, el comandante Hugo Chávez ha tiempo que se inventó el propósito de amasar una suerte de épica revolucionaria basada en el inmenso presupuesto económico de la industria petrolera de Venezuela. Sin necesidad de compararlo con un gran fascista, él también intentó llegar al poder por vía de un putsch, que luego ha sido avalado por mayorías; él ha mandado a callar, sin preguntas, a todos los medios que se le oponen; él ha reprimido a estudiantes en las aulas y no se ha cansado de hablar, gritar y cantar. Lo peor no es que exprese su demencia, pues tiene todo derecho a hacerlo, sino que trastoque sus definiciones e intente confundir al mundo con mentiras o afirmaciones que, por lo menos, merecen la duda: dudo de veras que la política exterior de España sea llevada por la sola voluntad del rey, dudo de veras que el rey o el demonio de Tasmania sean los únicos responsables de urdir un golpe de Estado que pretendía derrocarlo, dudo de veras que el comandante Chávez tenga sobre sus espaldas la herencia indígena de los quinientos años desde la Conquista española de América (su nombre y apellido lo delatan) y dudo de veras, con Harneckcer en mano, que tenga claras sus definiciones de fascismo, fascistas, autoritarismo, democracia, e incluso, Constitución (su fidelidad lo delata).
Jorge Hernández, “Agua de azar”, Milenio, 15 de noviembre.

La incultura ideológica de Chávez lo llevó a confundir expresiones. Aznar no es un fascista sino un demócrata de centro-derecha. Y lo que más irritó a los españoles fue el intento de Chávez por involucrar al rey Juan Carlos en el golpe de Estado en Venezuela. El rey es, por labor propia, un monarca anti golpe. A él le tocó parar en seco el intento de golpe de Estado de Tejero y militares en 1981. Y el rey fue el pivote de la transición democrática española a pesar de venir del franquismo.
Por tanto, el lenguaje de Chávez fue una franca provocación al acusar de fascista al gobierno democrático de España, que sepultó al fascismo de Franco, y de querer involucrar al rey antigolpista en el golpe contra Chávez. Pero en el fondo, la lógica política de Chávez no es la de la racionalidad de la diplomacia sino la de la provocación castrista.
Carlos Ramírez, “Indicador Político”, El Financiero, 16 de noviembre.

Ahora que lo pienso, quizá todo comenzó por envidia, cuando el dictadorzuelo, el gorila, el golpeador, el que canta mal las rancheras, el chachalaquiento personaje que se ha convertido en el villano favorito del mundo bueno, demócrata y civilizado (hasta Miguel Bosé que no quiere ser menos que Carlos Fuentes lo critica, él que es tan democrático que cuando le preguntan algo que no le gusta se pone peor que Fabiruchis ahora que anda diciendo, o sea, que “Mi vida no es un circo”), se anduvo ligando a la supermodelo Naomi Campbell.
Jairo Calixto Albarrán, “Política Cero”, Milenio, 16 de noviembre.

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