IMAGEN PÚBLICA: ¿POR QUÉ NO TE CALLAS? 7. MÉXICO.

¿Qué papel juega México en una Cumbre Iberoamericana a la que no asistió su presidente? Quizá los seis comentarios, 5.08% de 118 sistematizados, puedan dar una respuesta al respecto.

Esta triple enseñanza de la Cumbre Iberoamericana, a la que se agrega la del capítulo mexicano, es fundamental para la vida democrática en México, sobre todo para quienes instalados en la bandera de la tolerancia, la niegan flagrantemente cuando alguien piensa diferente a ellos. Aceptar la lección y, ante todo, practicar los valores que entraña serán fundamentales para consolidar la democracia.
Y no obstante que se pueda discrepar de la ideología socialista del propio Rodríguez Zapatero (parafraseando su propia intervención), las lecciones que nos ha dejado son dignas de reconocerse.
Rogelio Carbajal, Crónica, 12 de noviembre.

En el marco de la Cumbre Iberoamericana, Felipe tenía agendado un encuentro bilateral con Chávez. No asistió a la reunión por la catástrofe en Chiapas y Tabasco. Su lugar lo ocupó la canciller Patricia Espinosa.
La cancillería sacó un comunicado del viaje de Espinosa. “Lo único que destacó fueron sus tres minutos con Chávez”, hizo notar, mordaz, Castañeda. Recordó la agitación estudiantil que existe en Venezuela por la intención del presidente de perpetuarse en el poder. Lanzó una voz alerta: “¡Aguas con Tlatelolco! A ver qué (explicación) va a sacar Espinosa, cuando éste se produzca”.
Francisco Garfias, “Arsenal”, Excélsior, 13 de noviembre.

Y puede que tuviera razón el monarca. Quizá los accesos de grotescología de Hugo Chávez no hubieran molestado tanto a la comunidad intelectual y periodística nacional si éste las dirige a Fox, Calderón o Fabiruchis y no a un portentoso adalid con sangre azul (que no blanquiazul, aclaro). En el fondo, sospecho que el espíritu de Juan Nepomuceno Almonte (aquel hijo del Siervo de la Nación, José María Morelos y Pavón, el más entusiasta de los conservadores encargados de importar a Maximiliano de Habsburgo para que educara al peladaje) vive entre nosotros con tanta soltura como en 1864.
A juzgar por la defensa siciliana que se conformó alrededor del gran Borbón, cualquiera diría que Chávez no insultó con sus impertinencias a la corona española sino a la Guadalupana. Aunque don Hugo siempre puede alegar que cuando se pone como Mariagnita Pratts, después de tropezarse con unas cáscaras de Bacardí, no es responsable de sus actos.
Quizá sea momento de reconocerlo. Nos fascinan las coronas, los títulos nobiliarios, las princesas disneyanas, los muebles Luis XIV y la onda monárquica con pompa y circunstancia.
Ya no tenemos los mexicanos sólo una Hummer aunque sea en la cabeza, sino también un rey de chocolate con nariz de cacahuate.
Jairo Calixto Albarrán, “Política cero”, Milenio, 13 de noviembre.

Para terminar le informo que mi candidato a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador, del PRD, perdió una cantidad de votos al espetar a Vicente Fox, diciéndole: "¡Cállate, chachalaca!" No, decididamente, a nadie le gusta que nos calle, porque como bien decía Voltaire: "No estoy de acuerdo con lo que usted dice, pero lucharé hasta la muerte para que tenga el derecho de decirlo". Sí, todos tenemos derecho a la libertad de expresión, aunque ordene callar un rey.
Guadalupe Loaeza, Reforma, 13 de noviembre.

En cuanto al tema del rey Juan Carlos de España y el presidente venezolano Hugo Chávez, Fox Quesada comentó:
"Chávez se pone a hablar, hablar y atacar y a ir en contra de personas y llega un punto donde se le pide meter al orden, un poquito respetar a los demás, como yo, que respeto a todos", puntualizó.
¡Ay ya, por favor!, claman; se solicita la intervención del rey Juan Carlos para que le venga a decir a Chente: "¿por qué no te callas?"
Eva Makívar, “La creme de la creme”, El Financiero, 14 de noviembre.

Pero también el ex presidente Vicente Fox (uno de los adversarios históricos de Chávez) respaldó al rey Juan Carlos, en una entrevista para la cadena de televisión CNN, en donde no desaprovechó ni un minuto de aire, para reavivar la llama de esa añeja enemistad. Pero también hubo quien defendió a Chávez: quién si no su mentor el comandante Fidel Castro, quien, todo parecería indicar, prepara una suerte de sucesión extraterritorial del poder en la isla, para dejar toda la estafeta de la dizque izquierda revolucionaria en manos del quasi dictador venezolano
Yuriria Sierra, “Nudo gordiano”, Excélsior, 14 de noviembre.

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