Sepultan en Veracruz al periodista Miguel Ángel López, a su esposa e hijo

Veracruz, Ver., 21 de junio. Porque también se protesta con el silencio, el periódico Notiver, el de mayor circulación en el estado, no apareció hoy. Miguel Ángel López Velasco, jefe de redacción y columnista de este rotativo; su esposa Agustina Solana y uno de sus hijos, el reportero gráfico del mismo medio Misael López Solana, acribillados la madrugada del lunes pasado en su domicilio, fueron sepultados este mediodía.

Notiver –cuyo lema es “la noticia en el momento que sucede”– no publicó su edición en señal de duelo y muda protesta. Alfonso Salces, propietario y director del matutino, dijo no recordar que el diario haya cancelado su edición en alguna otra circunstancia a lo largo de sus más de tres décadas de vida.

Salces se negó a emitir una hipótesis en torno al triple crimen de quien fue jefe de redacción y columnista principal en el periódico, su esposa y el reportero gráfico, también de Notiver, Misael López Solana, de apenas 21 años: “Pero no podemos dejar de preguntar ¿por qué?”

Cuatro generaciones de reporteros gráficos y de las secciones policiacas y de información general de Veracruz de los diarios, portales, radios y televisoras locales acompañaron los restos del periodista, mejor conocido como Milo Vela, autor de la columna Va de nuez.

Miguel Ángel López llegó a Notiver en las postrimerías de la década de los 70; Alfonso Salces lo recuerda como muchos lo conocieron: delgado, con cabello negrísimo casi a rape, pantalón y botas vaqueras y trepado en una motocicleta.

Porteño nato, Milo Vela, antes de ingresar a Notiver –recuerda Salces– estudiaba periodismo en la Universidad Veracruzana –carrera que dejó trunca– y trabajaba en los muelles del puerto de Veracruz. Pronto, su olfato le otorgaría el oficio que lo llevó a destacar en el periodismo, todavía en ese entonces llamado “de nota roja”.

Formado a la vieja escuela periodística, López Velasco era por mucho el columnista más informado en Veracruz sobre temas de seguridad, y un referente obligado para quienes querían comprender algunos nudos de la justicia, y también en la tradición que se conserva en muchos periódicos de provincia: ser “gestor y enlace” para peticiones ciudadanas; muchos de sus lectores le escribían para dirimir diferencias de tribunal o buscar protección contra abusos de poder.

“En los últimos cuatro meses de 1991, el estado de Veracruz fue escenario de una serie de violentos sucesos provocados por narcotraficantes colombianos que adoptaron la entidad como importante punto de enlace para sus envíos de droga a Estados Unidos…” así abre “el escenario” de su libro Todos están adentro, editado en 1992, y que aborda el enfrentamiento entre militares y policías federales el 7 de noviembre de 1991 en el conocido Llano de la Víbora, municipio de Tlalixcoyan en Veracruz.

Con este libro, López Velasco consolidó un espacio en el periodismo veracruzano, al perfilar lo que sería, pocos años más tarde, una de las grandes heridas del país, que es la inseguridad social producto de las actividades ilícitas y el contrabando de drogas.

Luz María Rivera, La Jornada, 22 de junio.

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